Una renta básica para todos: ¿Qué implicaría y cómo se podría financiar?

¿Qué tal si cada mes te llegara un cheque del gobierno sin hacer nada a cambio? ¿Sin que importe si tienes trabajo o no, si eres millonario o pobre, si vives en familia o solo? Eso es lo que propone la renta básica universal (RBU), una forma de asegurar que todos los ciudadanos o residentes de un país tengan un ingreso mínimo para vivir dignamente.

La RBU se cobraría desde el gobierno o alguna otra entidad pública, y se añadiría a cualquier otro ingreso que tuvieras. No tendrías que cumplir ningún requisito para cobrarlo, ni justificar que lo mereces. Sería un derecho de todos, como la educación o la salud.

¿Por qué se plantea esta idea? Pues porque hay quienes creen que la RBU podría disminuir la pobreza, la desigualdad y la marginación social. También podría promover la libertad, la creatividad y la participación ciudadana. Además, en momentos de crisis como la pandemia del coronavirus, la RBU podría ser una forma de ayudar a las personas que han quedado sin trabajo o sin ingresos.

Pero no todos están a favor de la RBU. Hay quienes la ven como una fantasía irrealizable, una amenaza al sistema económico o un estímulo a la pereza. También hay incertidumbre sobre cómo se pagaría, quiénes se favorecerían y qué impacto tendría sobre el mercado laboral. Sobre todo ahora que la inteligencia artificial avanza rápidamente y podría sustituir a muchos trabajadores humanos.

La RBU es un tema complicado y controvertido, que genera discusiones y opiniones diversas. ¿Te gustaría cobrar una renta básica universal? ¿Crees que sería justo y factible? ¿Qué harías con ese dinero extra? Reflexionemos sobre el asunto.

A mí me parece una idea genial. El desafío es encontrar la forma de implementarla adecuadamente. Para que no se convierta en un problema en lugar de una solución y una mejora. Porque no se trata de regalar dinero a todo el mundo sin más. Se trata de garantizar un nivel de vida digno para todos. Se trata de reducir la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Se trata de crear una sociedad más justa, más solidaria y más sostenible.

La renta básica universal (RBU) es una propuesta que consiste en dar a todos los ciudadanos una cantidad de dinero cada mes sin condiciones. La idea no es nueva, pero ha cobrado fuerza en los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia del coronavirus, que ha golpeado duramente a los sectores más vulnerables. Varios países han ensayado o están ensayando la RBU, o variantes más modestas, como una forma de proteger a sus ciudadanos ante la crisis.

Los ejemplos son muy diversos y no ofrecen conclusiones definitivas. Finlandia fue el primer país europeo en probar la RBU con 2.000 desempleados durante dos años. El experimento se suspendió antes de lo previsto y mostró resultados ambivalentes: mejoró el bienestar de los beneficiarios, pero no su empleabilidad.

En Canadá, la provincia de Ontario lanzó un programa piloto con 4.000 personas en situación de pobreza, que recibían entre 11.500 y 16.300 euros al año según su situación familiar. El proyecto se canceló tras un cambio de gobierno y solo duró un año.

En Alemania, una ONG llamada Mein Grundeinkommen sortea cada mes una renta básica de 1.000 euros durante un año entre sus socios. Más de 460 personas han recibido esta ayuda desde 2014 y se evalúan sus efectos sobre su salud, felicidad y motivación.

En Estados Unidos, la ciudad de Stockton, en California, inició en 2019 un programa piloto con 125 personas que reciben 500 dólares al mes durante 18 meses. Los primeros resultados indican que el dinero se gasta principalmente en alimentos, ropa y transporte, y que mejora la salud mental y la confianza de los beneficiarios.

En Kenia, la ONG GiveDirectly está llevando a cabo uno de los ensayos más ambiciosos, con 26.000 personas que reciben 20 euros al mes durante 12 años. Un estudio reciente muestra que el dinero no solo beneficia a los receptores, sino a toda la comunidad, al aumentar el consumo, el ahorro, la inversión y el bienestar.

En Brasil, la ciudad de Maricá ha implementado una renta básica de 28 euros al mes para todos sus habitantes desde 2019. El programa se financia con los ingresos del petróleo y se espera que reduzca la pobreza y estimule la economía local.

La RBU es un tema complejo y polémico, que genera debates y opiniones encontradas. Sus defensores argumentan que podría mejorar la calidad de vida, la libertad, la creatividad y la participación ciudadana de las personas. Sus detractores cuestionan su viabilidad económica, su justicia social y su impacto sobre el trabajo y los incentivos.

La RBU no es una idea única ni homogénea. Hay diferentes formas de diseñarla, financiarla y aplicarla. También hay alternativas, como el ingreso mínimo vital o el impuesto negativo sobre la renta. Lo importante es tener en cuenta las evidencias disponibles, los contextos específicos y los objetivos deseados.

Con la llegada de la inteligencia artificial, el tema de la renta básica universal (RBU) ha resurgido. ¿Por qué? Pues porque se teme que los robots nos quiten el trabajo y nos dejen sin ingresos. ¿Qué hacemos entonces? ¿Nos resignamos a vivir en la miseria o buscamos una forma de garantizar un nivel de vida digno para todos?

Yo creo que este debate es necesario y que hay que escuchar a todas las partes. Los detractores de la RBU son muchos y tienen argumentos muy válidos. Se argumenta que la RBU provocaría inflación, desincentivaría el trabajo, desvalorizaría la educación y el esfuerzo, erosionaría los valores cívicos y debilitaría las instituciones democráticas, no eliminaría los trabajos desagradables o poco remunerados sino que los trasladaría a personas sin ciudadanía o sin derecho al subsidio, atraería a inmigrantes que tratarían de conseguirla, supondría un gasto considerable que podría destinarse a programas más eficaces y restaría recursos que podrían generar más empleos y más riqueza.

Pero, ¿cuántas de estas críticas se basan en hechos y cuántas en preconceptos? ¿Y cómo saberlo? De ahí la necesidad de hacer pruebas piloto en pequeño, como las que se están llevando a cabo en distintos países, para ver los resultados reales de la RBU. Quizás nos sorprendamos.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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