¿Es Venezuela realmente una criptonación?

Respecto a la adopción de Bitcoin, Venezuela siempre ocupa los primeros lugares en el mundo. Distintos estudios afirman que Venezuela está en el epicentro del intercambio de Bitcoin en Latinoamérica. Coindance y Chainalysis han publicado informes al respecto. Y siempre es igual. Venezuela está cerca de la cima. Con frecuencia, se presenta al país caribeño como un ejemplo del poder de Bitcoin para combatir la inflación. El argumento sigue esta lógica: En Venezuela, hay hiperinflación. La adopción de Bitcoin es alta. Entonces, los venezolanos están usando Bitcoin para protegerse de la inflación. Eso es lo que leemos en la prensa. Y esto es lo que escuchamos por parte de los bitcoiners en Venezuela y en el mundo.  Pero, ¿es cierto? ¿Es Venezuela realmente una criptonación? 

Primero, debo aclarar que este artículo no es un estudio profundo de la realidad de Bitcoin en Venezuela. La mayoría de los estudios dicen que la adopción en Venezuela es muy elevada. Y la mayoría de los analistas atribuyen esta adopción a la hiperinflación en el país. Yo no he realizado ningún estudio científico comparable a los estudios hechos por empresas como Coindance o Chainalysis. Lo mío es una experiencia personal. Mi evidencia es anecdótica. Y mis impresiones son sumamente subjetivas. No es la realidad. Es solo una realidad. Lo que implica que cualquier otro bitcoiner en Venezuela puede ver las cosas totalmente diferentes. Las encuestas que siempre hago son informales con muestras muy pequeñas. 

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Ahora bien, el propósito de este artículo es darle un poco de vida a la estadística que siempre leemos sobre Bitcoin en Venezuela. Es decir, el testimonio de un Bitcoiner en Venezuela. Algo así como: Querido diario. Yo uso Bitcoin y vivo en Venezuela. Como lo dije antes, no es cuestión de verdadero o falso. Es cuestión de experiencia. Un relato de lo vivido. 

No hay una Venezuela. Hay varias venezuelas. Lo que quiere decir que lo que ocurre en un sector no necesariamente ocurre en el otro. Se habla de pobreza extrema y de gente trabajando por 3 dólares al mes. Pero, por otro lado, hay “bodegones”. Estos son mercados de lujo que venden productos importados y están en cada esquina. Mientras hay restaurantes de 100$ el plato, en la calle del frente puede estar alguien comiendo de la basura. En un mismo sitio, hay varias realidades conviviendo juntas como mundos paralelos. 

¿Cómo reacciona un venezolano promedio al tema de las criptomonedas? Digamos que por un azar del destino estamos conversando con un extraño en un centro comercial cualquiera. Existe la gran probabilidad que comencé la conversación con una disculpa. “¿Criptomonedas? Bueno, yo no sé mucho de eso”. En su mirada, vemos curiosidad, confusión, escepticismo, y un poco de miedo. El tema lo intimida. Y su mente entra en conflicto. Es algo desconocido, emocionante y arriesgado. Por un lado, reacciona como si se tratara de física cuántica. Y, por el otro, parece que le diste un cigarro de marihuana en plena calle.

Luego, viene la gran pregunta: “¿Se puede hacer dinero con eso?” Porque tiene un amigo de un amigo que invirtió. La persona en cuestión después de repetir con 10 veces que desconoce del tema, (“Bueno, yo no sé de eso”), te dice que tiene unos 50$ por ahí y podría invertirlos porque sería genial poder dejar su trabajo actual. Ok. 

Después, viene el tema obligado del Petro. Esto es fijo y no puede faltar. Porque cripto en Venezuela es un tema político. Nadie quiere el Petro. Y todos critican al Petro. Pero el Gobierno da becas y realiza pagos con Petro. Entonces, en muchos casos, el Petro no es opcional. Por un lado, están los becados. Ellos (a veces) reciben bonos en Petros y de inmediato se van a gastarlos en los mercados que aceptan Petro. Por otro lado, están los empresarios que tienen contratos con el Gobierno. Muchos proveedores del Gobierno reciben su pago en Petro. Y luego tienen que venderlos a otros empresarios. Los compradores de Petros son los que pagan impuestos. Los grandes importadores, por ejemplo. Ellos compran Petros por debajo del precio oficial y de esta forma pagan menos impuestos, ya que la autoridad tributaria se rige por la tasa oficial que normalmente es superior al precio de mercado. Ahí hay un negocio. 

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Bueno, ahí termina la conversación con el extraño en el centro comercial. Ahora vamos a comprar algo con Bitcoin. Digamos que vemos el logo de Bitcoin en la vitrina de una tienda. No es muy común, pero podría pasar. Te diriges a la cajera y le dices que quieres pagar por la hamburguesa con Bitcoin. De inmediato, sus ojos dicen: “¡Rayos!”. Se muestra nerviosa y parece muy perdida. Luego, con la voz quebrada te dice: “Déjeme llamar al gerente, porque yo en realidad no sé de eso”. Uno luego habla con el gerente y él te explica que hay que inscribirse en una cartera especial, porque el convenio es con una cartera en especial. Eso ocurre generalmente en el caso de las cadenas grandes. 

Si el dueño de la tienda es un Bitcoiner, simplemente te pasa su dirección en Localbitcoins o Uphold. Yo siempre pregunto: ¿Mucha gente paga en Bitcoin? 4 de 5 me dicen: “Usted es el primero”. Y uno me dice cabizbajo: “Muy poco”. La mayoría paga con “punto” (tarjeta de débito/ banco nacional) o en dólares. 

Ahora bien, ¿Dónde estamos los Bitcoiners entonces? Hay un sector (reducido, pero importante). Por lo general, jóvenes y empresarios. Hay mineros que aprovechan la electricidad barata. Hay inversionistas que compran Bitcoin como inversión. Y hay muchos incautos que invierten en criptopirámides.

Los Bitcoiners no son un grupo muy grande, pero sí sumamente activo. Predominan mucho en determinados círculos. Los bitcoiners en Venezuela son algo así como un club privado. Somos como los masones. Nadie los ve, pero están en todas partes. 

Claro que también existe el subgrupo de los bitcoiners militantes. De hecho, este es el grupo más pequeños de todos. Pero hacen mucho ruido en las redes. Son sumamente públicos.  Ellos son los que le dicen al mundo que Venezuela es una cripto nación y una solución para la inflación del país. Ellos en particular son los que odiarían un artículo como este. Y en Twitter lo contradecían sin compasión. Perdón, queridos criptoamigos. Tengan piedad de mí. 

Luego, tenemos al gigante. El mercado OTC/ P2P. Aquí es importante comprender que Venezuela es un país dolarizado. Pero irónicamente no se puede ir a un banco a obtener dólares debido a restricciones del Gobierno. Entonces, el mercado paralelo del dólar es gigantesco. Empresas y particulares siempre están vendiendo y comprando dólares. Existen páginas especializadas que publican la tasa del día y luego la gente comienza a llamar a sus contactos para realizar una transacción. Este es el pan nuestro de todos los días en Venezuela. 

Una solución son plataformas como Localbitcoins. Localbitcoins Venezuela es enorme. Ahí tenemos de todo. En “Local”, tenemos varios grupos. Primero, tenemos a los chinos. Ellos son un poder. No saludan, ni son muy amables, pero están por todo Local. Normalmente, manejan grandes cantidades. Los chinos son comerciantes e importan muchos productos del exterior para vender en sus tiendas. Su sed por el dólar es insaciable. Compran Bitcoin para obtener dólares en Panamá o en EE.UU. Después, tenemos a los árabes (comerciantes como los chinos). Ellos siguen un modus operandi similar. 

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Los comerciantes (chinos, árabes y demás) son el grupo más grande en Local por volumen. Pero no son el único grupo. También tenemos a los lechugueros, a los arbitreros y a los remeseros. Un lechuguero es un operador cambiario. Es decir, vende y compra dólares a sus contactos. Pero usa Local como apoyo porque ahí obtiene liquidez. Un arbitrero es un trader que coloca un anuncio de compra y uno de venta para obtener una ganancia. Luego están los remeseros que las personas que tienen contactos en otros países y operan como intermediarios en el envío de remesas. 

Los comerciantes, los lechugueros, los arbitreros y los remeseros son los traders de alto volumen en Localbitcoins. Pero también está el usuario común. Este usa Local para poner bolívares en su banco. Es decir, pone un poco de bolívares en su banco para las compras y demás gastos de la semana. También recarga su teléfono. O paga su DirectTV. Con Local, se ahorra el trabajo de estar llamando a la gente para comprar o vender dólares. 

Ahora bien, esta es una historia de cripto en Venezuela. No es la única. Está en mi experiencia. De pronto, otro bitcoiner podría relatarnos una experiencia completamente distinta. En lo personal, no me identifico con muchas de las afirmaciones que se hacen en Twitter sobre Bitcoin en Venezuela. Asumo que es normal. Todos vemos la realidad a través de un lente.