¿Es Bitcoin “intocable” ante las presiones regulatorias?

“No se le puede hacer nada, no se le puede matar y es algo sin precedentes; es intocable”, según el estratega de materias primas de Bloomberg Mike McGlone.

Bitcoin es “intocable”. ¿Qué quiere decir eso en realidad? Reflexionemos sobre este asunto. En primera instancia, el adjetivo “intocable” parece una respuesta ante un ataque. ¿Quién quiere tocarlo? Bueno, para nadie es un secreto que la comunidad cripto ha sido forjada en las llamas del espíritu antisistema. Debido a las raíces libertarias, anarco-capitalistas y conservadores, desde sus inicios, se ha respirado un aire bastante anti-estatal. En pocas palabras, el enemigo es el estatismo.

Desde el punto de vista ideológico, la narrativa Bitcoin no es tan distinta a la narrativa de los escarabajos del oro. De hecho, se podría decir que uno es el heredero del otro. Bitcoin es un código en un base de datos descentralizado. Y el oro es un metal precioso. En este aspecto, son objetos muy distintos. Bitcoin es una abstracción. Y el oro es un elemento de la tabla periódica. Sin embargo, los promotores de ambas “arcas de salvación” se apoyan mucho en el liberalismo clásico como piso ideológico. Bien sabemos que el héroe de esta historia del libre mercado y la mano invisible. O sea, la intervención estatal en la economía no es algo muy bien visto. En este sentido, estamos hablando de una ideología, esencialmente, reaccionaria.

Desde la creación de los bancos centrales y la llegada del keynesianismo, las corrientes anti-estatistas han formado parte de la oposición. Últimamente, debido a la polarización, al populismo y a la desaparición del centro moderado, la pelea ha ganado intensidad. Entonces, al parecer, estamos en una plena batalla campal. “El Gran Hermano te está viendo”. El mundo se divide en dos. Por un lado, tenemos a los amigos. Por otro lado, tenemos al enemigo. Es -ellos contra nosotros-. Nosotros siempre somos inocentes. Ellos siempre son culpables.

¿Quiénes son ellos? El Gobierno, Los bancos centrales, la banca privada, las grandes corporaciones, los medios, los “expertos”, la élite y todo el que no piense como nosotros.

¿Quiénes somos nosotros? El individuo en busca de libertad, el influencer de moda y todo el que piense como nosotros.  

Obvio que en este momento hay un enorme problema de representatividad. Muchas personas sienten que el Establecimiento no representa sus intereses. Por ende, la regulación es mal vista por dos grandes razones. En primer lugar, tenemos al liberalismo clásico que presenta al libre mercado como el único rector eficiente y justo. En segundo lugar, el espíritu anti-estatal nos predispone a ver todo lo que provenga del Gobierno en mala fe. 

Ahora bien, una red descentralizada de computadores es “intocable” en el mismo sentido que una sociedad secreta internacional es intocable. Debido a su configuración, es sumamente difícil para las autoridades desarticular la organización. La Red Oscura (Deep Web en inglés), por ejemplo, es sumamente difícil de eliminar. Porque utiliza distintos métodos diseñados especialmente para evadir a las autoridades.  

¿Qué es la criptografía? “La criptografía se ocupa de las técnicas de cifrado o codificado destinadas a alterar las representaciones lingüísticas de ciertos mensajes con el fin de hacerlos ininteligibles a receptores no autorizados”. Es decir, ciertamente, es posible utilizar técnicas criptográficas para transmitir información a través de Internet sin que las autoridades puedan impedirlo. En este sentido, Bitcoin es “intocable”.

Sin embargo, para el inversor de Bitcoin, no es muy conveniente tener tantos enemigos. O sea, es mucho mejor tener a Bitcoin ampliamente reconocido que tener a un Bitcoin clandestino. El código como tal es “intocable”. Sin embargo, las autoridades sí pueden arremeter contra la industria. Porque las personas no son “intocables”. Supongamos que tenemos un negocio con oficinas en Nueva York. ¿Acaso las autoridades no pueden tomar acciones contra ese negocio?

En relación del precio de Bitcoin, bien sabemos que es un asunto de demanda. Y no podemos pretender que un Bitcoin en las sombras obtenga la misma demanda que un Bitcoin ampliamente reconocido y legal. Seguramente, un libertario comprometido podría seguir comprando BTC en la clandestinidad. Ciertamente, existe una minoría que cree en BTC por razones tanto políticas como económicas. Sin embargo, la mayoría de las personas no estarían dispuestas a participar en algo ilegal. Por ejemplo. ¿Puede un fondo de pensiones tomar el riesgo de invertir en BTC de manera clandestina?

La demanda puede crecer más rápido o más lenta en determinadas condiciones. Y sería un error subestimar la importancia de la regulación a la hora de sumar o restar condiciones. Puede que la fe en el corazón nunca muera. Pero, no cabe dudas, que no es lo mismo ser carne para los gladiadores que ser la religión oficial del Imperio. El apoyo político no es algo irrelevante.

“Bitcoin es intocable” se dice en un tono desafiante. Estamos en una batalla y es natural que en medio de tanta pasión nos presentemos como “invulnerables” para subir la moral de nuestras filas y para asustar al enemigo. Sin embargo, debemos recordar que estos adjetivos de guerrero se utilizan en un sentido más poético que literal. Son recursos usados por la propaganda. Pero no se nos pueden llegar a subir a la cabeza. Ojo, Bitcoin, por ser más ser una criptomoneda bastante descentralizada, no es “intocable”  ante la regulación. 

Bitcoin es simplemente un código. Lo importante no es el código per se. Después de todo, el código por sí solo no es otra cosa que números y letras en una base de datos. Lo importante es lo que el código representa. ¿Qué representa el código BTC? Una tasa. Y, para mantener esa tasa elevada, necesitamos captar capitales. Ahora bien, el riesgo regulatorio reduce nuestra capacidad de captar capitales. Porque, con las autoridades en contra, sería mucho más difícil encontrar apoyo.  Y, sin apoyo, el precio se verá afectado.

En vez de un tono “desafiante”, necesitamos un tono “conciliador”. Porque, en el fondo, Bitcoin es un mercado emergente que, para crecer y prosperar, necesita de muchos amigos. En este sentido, debemos ser más hombres de negocios que políticos. Este espacio necesita más sonrisas para atraer que ceños fruncidos para confrontar.

En el mundo de hoy, ya es costumbre unirse en torno a un enemigo común. El resentimiento, la rabia y la frustración se convierten en el combustible para el desarrollo de las distintas teorías de conspiración. Pero se nos olvida que la polarización no es el único camino.

El panadero, por ejemplo, no es un enemigo del jamón. En muchos casos, lo más sensato es enfocarnos en hacer el mejor pan posible. Y tratar de llegarle al mayor número de personas posible. Eso normalmente significa que debemos cumplir con las leyes del territorio. Es posible que (técnicamente) el panadero pueda subsistir en la clandestinidad. Pero también puede trabajar apegado a la ley. 

¿Es “intocable”? Tal vez sí, tal vez no. Pero no es necesario plantearse el asunto en estos términos. Si lo que queremos es crecer y jugar con los niños grandes, debemos madurar. Así de sencillo. Bitcoin, para crecer, debe olvidarse en gran medida de sus raíces anarquistas. Me temo que la regulación, nos guste o no, intocable o no, es inventable. 

 Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

Te puede interesar: