¿Cómo afectan las demandas de la SEC a Binance y Coinbase al precio de Bitcoin?

La regulación de Bitcoin y las demás criptomonedas. ¿Cuál es la postura? Pues depende de a quién le preguntes. Si le preguntas a un bitcoiner de los que se creen que están liberando al mundo del yugo del sistema financiero, te dirá que Bitcoin es indestructible. Que no le afecta ninguna ley ni ningún gobierno. Que es como el oro, pero mejor, porque lo puedes guardar en tu móvil o en tu cerebro. Que la regulación no importa, porque nadie puede controlar la red descentralizada de Bitcoin.

Si le preguntas a un exchange de los que operan en los mercados más regulados del mundo, te dirá que Bitcoin es respetable. Que cumple con todas las normas y requisitos legales. Que es como una acción, pero mejor, porque tiene una liquidez global y una volatilidad atractiva. Que la regulación importa, porque da seguridad y confianza a los inversores y a las autoridades. Pero no hay que exagerar porque la regulación, en exceso, podría frenar la innovación.

Si le preguntas a un fondo de pensiones de los que quieren diversificar su cartera con activos alternativos, te dirá que Bitcoin es interesante. Que tiene un potencial de crecimiento enorme. Que es como una obra de arte, pero mejor, porque se puede fraccionar y transferir fácilmente. Que la regulación es importante, porque protege a los ahorradores y a los beneficiarios.

Los libertarios, los cypherpunks, los anarcocapitalistas y los conservadores de ideología californiana formaron parte del pequeño nicho que dio origen a la comunidad de usuarios de Bitcoin, una criptomoneda que nació como una alternativa al sistema financiero tradicional y al poder del Estado. Estos usuarios, que podríamos llamar “los militantes”, no son muy amigos de la regulación porque no se sienten representados por el ente regulador. Prefieren regirse por las dinámicas del mercado y alejarse de las garras tiránicas de papá Estado. Por eso, en las redes sociales, la narrativa anti-estatal es la que predomina, porque este grupo lo que está promoviendo es la emancipación. O sea, todo esto es una especie de insurrección monetaria por parte de un grupo de libertarios contra el gobierno. ¿Regulación? No, no gracias.

Pero no nos dejemos engañar por las apariencias. Este grupo de militantes, pese a que hablan con mucha frecuencia en nombre de toda la comunidad Bitcoin, no son toda la comunidad. De hecho, me atrevo a decir que la gran mayoría están en esto por la oportunidad financiera y no por la ideología. O sea, el joven ambicioso ve una oportunidad financiera en Bitcoin y en las demás criptomonedas. También ve una oportunidad profesional en la industria. La narrativa libertaria se usa como una herramienta porque se sabe que ese es el discurso que se debe manejar para complacer a su público objetivo. Sin embargo, el dinero es la verdadera motivación. Entonces, para ellos, lo más importante de Bitcoin es su precio.

Por eso, las empresas se ubican dónde está el dinero. Y, debido a que las empresas no quieren entrar en problemas con la ley, cumplen con las leyes. Debemos recordar que hay que vivir de algo. De algún modo hay que poner el pan en la mesa. Y si para atraer a los grandes capitales, hay que cumplir con las normas, pues se cumplen. Así es como funciona el mundo real, más allá de las utopías libertarias.

Imaginemos a un joven trabajando para una empresa. Es un milenial típico. Es amante del fútbol, los videojuegos y las películas de Marvel. Tiene unos ahorros y los coloca en BTC. ¿Por qué? Bueno, porque quiere multiplicar sus ahorros de modo rápido y agresivo. Si Bitcoin se va a la luna, podría darse el estilo de vida que tanto desea. Que puede incluir dar el gran tour por Europa o una moto deportiva. Claro que, como todo joven, tiene una tendencia hacia los discursos antisistema. Por supuesto que disfruta hablar pestes del Tío Sam en Twitter y apoyar las causas libertarias.

Pero, ¿qué tanto de su dinero está dispuesto a sacrificar por una ideología? En el fondo, lo que en realidad le importa es el precio de Bitcoin. ¿O no? Sabe muy bien que, para que el precio suba, necesitamos que los grandes capitales compren BTC. Y, para que los grandes capitales puedan entrar, la regulación debe ser la adecuada. Porque, en este mundo, los grandes capitales están en mercados regulados y en manos de instituciones que deben estar en las buenas con papá Estado.

Así que nuestro joven milenial se encuentra en una encrucijada. Por un lado, quiere ser fiel a sus principios libertarios y rebelarse contra el sistema. Por otro lado, quiere ganar dinero con Bitcoin y aprovechar las oportunidades que ofrece la industria. ¿Qué hacer? ¿Seguir el camino de la insurrección monetaria o el camino de la integración financiera? ¿Ser un militante o un pragmático? ¿Ser un idealista o un realista?

A pesar de que en las redes sociales se habla mucho de la autocustodia, la mayoría de los usuarios de Bitcoin prefieren dejar sus monedas en los exchanges centralizados. Y, en estos exchanges, se fija el precio del Bitcoin, según la oferta y la demanda del mercado. Y el precio es muy importante para los inversores, que sueñan con hacerse ricos con Bitcoin.

El defensor de la autocustodia se siente muy tranquilo con tus BTC guardados en tu billetera fría debajo del colchón, lejos de los reguladores y los empresarios. Y, tal vez, piensa que un colapso de los exchanges no le afecta en absoluto. Después de todo, el código Bitcoin está seguro en una red descentralizada de computadores global. Y eso no es falso. Pero, ¿y el precio? ¿Y tu moto? ¿Y el viaje por Europa?

No puedes esperar que la demanda de Bitcoin sea la misma en un mercado regulado, maduro y repleto de instituciones de los principales centros financieros del mundo (Estados Unidos, Europa y Asia) que en un Bitcoin en las sombras y la clandestinidad. El precio no sería el mismo. El código sería el mismo. Pero no la tasa. ¿Qué te importa más? ¿El código o la tasa?

No se asusten, amigos. Que la SEC demande a Binance y Coinbase no significa que se acabe el mundo cripto. Todavía tienen que demostrar que hicieron algo malo. Y eso no es fácil. La SEC puede ladrar, pero no morder. Bueno, a veces sí. Pero confiemos en que los exchanges se defiendan bien. Y que esto sirva para avanzar en la regulación. Así tendremos más claridad y seguridad. Y más inversores se animarán a entrar al mercado. Quizás todo salga mejor de lo que piensan. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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