Top criptonoticias de la semana: Proyecto GoodDollar, Bitcoin despegándose de los mercados tradicionales, limitantes para uso de dólares en Venezuela y mucho más

Wall Street, Bitcoin y los mercados en general están respirando un nuevo positivismo, porque la incertidumbre en torno a las elecciones presidenciales en los Estados Unidos se está disipando en la medida que la diferencia entre los dos candidatos se está ampliando en las encuestas. Lo que quiere decir que los riesgos de tener unos resultados cerrados se están diluyendo. Eso se ha recibido como una excelente noticia, porque significa que no habrá problemas de transición. Nadie quiere un problema político en torno a la validez de los resultados. Por ende, la posibilidad de una victoria contundente ha traído gran optimismo. 

Ahora bien, hablemos de las criptonoticias más leídas de esta semana. 

En lo personal, carezco de experiencia con GoodDollar, porque no soy un usuario. Francamente, no me interesa. De pronto, es la frase “dinero gratis”, que me predispone a pensar que todo es una elaborada estafa. No sé. Me parece que es ese tipo de esquemas rebuscadas que, tarde o temprano, acaban en desastre. La DeFi manía a veces es demasiado para mi gusto. No dudo que haya gente haciendo dinero en eso. Pero no es mi estilo. Prefiero negocios más sencillos, con menos euforia. 

Ahora bien, en estos asuntos no es raro que seamos víctimas de nuestros prejuicios. O sea, no podemos desconfiar de todo lo nuevo. Eso sería ir en contra de la innovación. Si bien es cierto que hay esquemas malos, también es cierto que los buenos negocios no son todos iguales. Debemos estar abiertos a los cambios de paradigmas. Los viejos modelos son una guía, pero no podemos cerrarnos a lo nuevo. 

En otras palabras, entre el escepticismo y la ingenuidad hay una tercera vía: La cautela. Lo que quiere decir es que debemos estudiar estos proyectos nuevos con mucho detenimiento. Como principio general, debemos darle el beneficio de la duda a los nuevos proyectos. Sin embargo, eso no significa que debemos aceptarlos sin preguntas. La opción más inteligente es la investigación exhaustiva. Es decir, debemos hacer la tarea antes de invertir. Es un error ser un iluso. Pero también es un error ser obtuso. Lo mejor es ser exigente, pero abierto. 

En mi opinión, las cosas hay que llamarlas por su nombre. Los esfuerzos de colocar todo bajo un lente que se ajuste una narrativa en particular a veces llega a extremos. Pocos tienen el valor de admitir que la inyección de liquidez por parte de la Reserva Federal es la principal responsable de la recuperación de los precios en los mercados financieros durante esta crisis. Bitcoin incluido. Entonces, se dice que Bitcoin se “desvincula de los mercados tradicionales”, porque muestra una correlación negativa con el dólar y una positiva con el euro

Estos intentos desesperados de presentar a Bitcoin como un movimiento antisistema a veces alcanza niveles absurdos. Para mí, eso no tiene sentido. ¿A quién engañamos? El objetivo de los estímulos monetarios es debilitar al dólar precisamente para subir el precio de los activos. Ese es el punto. La crisis baja los precios y los estímulos buscan subirlos para ayudar a la recuperación. Claro que el debilitamiento del dólar se relaciona con la subida de los precios en los mercados. Esa es la intención. Las inyecciones de liquidez suben la demanda. Y la demanda infla los precios. 

No es física cuántica. De hecho, es muy sencillo. Ah, pero no podemos decir eso. Debemos colorearlo todo con el tono conspirativo de siempre. “Bitcoin se desvincula” “La correlación negativa con el dólar”.  Mucho se critica a Wall Street, pero, al menos, allá son más sinceros en este respecto.  Aplauden los estímulos y celebran cuando los índices bursátiles suben de valor debido a ello. En la comunidad Bitcoin, se habla del asunto de forma deshonesta con unas patéticas cantinfladas para acomodar (a la fuerza) una vieja narrativa. Es como el boxeador que perdió la pelea, pero, en vez de admitir su derrota, le dice a todo el mundo que con su cara golpeó ferozmente las manos de su contrincante. La victoria en realidad es suya. ¿En serio? ¿A quién engaña? 

Si el mercado cripto quiere crecer, debe esperar mucho más escrutinio por parte de las autoridades. Mucho se habla de la llegada del capital institucional. Y mucho se habla de la importancia del capital institucional para el futuro de Bitcoin. Pero, ¿qué es el capital institucional? Una manera de decirlo es que es el dinero de otras personas administrado por especialistas. En otras palabras, el público que confía en otros. Y me temo que este público solo tiene a la ley como garantía. 

En la comunidad Bitcoin se dice que en unos pocos años la capitalización total de Bitcoin igualará a la capitalización del oro, que orbita cerca de los 8 billones de dólares. La única manera de alcanzar semejantes cifras es con la participación del capital institucional. Bancos, fondos, pensiones, gobiernos. ¿Sería realista esperar que un gran fondo no exigirá a los reguladores un mayor escrutinio? Digamos que el Seguro Social de los Estados Unidos, la Reserva Federal, la alcaldía de Londres, el Gobierno de California, los sindicados de policías de Francia decidieron invertir en Bitcoin. ¿Los reguladores permitirán un Salvaje Oeste? 

Los bitcoiners más radicales hablan de billones de dólares por unidad en unos pocos años. Pero al mismo tiempo se habla de un paraíso libertario total. ¿Es esto realista? Me temo que a lo largo del trayecto debemos realizar ciertas concesiones. 

El protagonismo tiene sus costos. Ahora que Bitcoin salió de las sombras no podemos pretender que tendremos las mismas libertades que antes. Se nos olvida que hasta los paraísos fiscales más liberales deben someterse a ciertas normas. Bitcoin va a tener que encontrar su lugar. No creo que se llegue al extremo regulatorio de las monedas fiat, pero seguramente no será la tierra de nadie de hoy.  

Bueno, en Venezuela hay un control cambiario desde hace mucho. Eso no es nuevo. El mercado del dólar siempre ha sido un mercado negro. El cambio de divisas ha sido una actividad “ilegal” por muchos años. El proceso de “dolarización” en Venezuela es una especie de movimiento ciudadano. No es oficial.  Siempre ha sido algo “clandestino”. Claro que el Gobierno venezolano no es muy coherente con sus medidas. Y el discurso oficial es ambiguo y cambiante. Pero los venezolanos estamos acostumbrados a esto. De pronto, ese nuevo anuncio se hace para intimidar a los bancos por alguna agenda oculta del régimen. No sé. En Venezuela, todo es extraño. Y nada es claro.