Techo de la deuda: un acuerdo que no evita el riesgo de recesión y desplome bursátil

Después de tantos meses de incertidumbre y tensión, parece que el techo de la deuda ya no es un problema. Biden y el Congreso han llegado a un acuerdo para evitar el default y darle un respiro a la economía. El mercado lo celebra con alzas y optimismo. Pero no nos confiemos demasiado. Aún quedan muchos desafíos por delante.

Por ejemplo, ¿qué pasará con la política monetaria de la Fed? ¿Seguirá subiendo las tasas de interés para contener la inflación o se tomará una pausa para no ahogar el crecimiento? ¿Cómo afectará esto a los sectores más sensibles al costo del dinero, como el inmobiliario o el tecnológico?

Y, por otro lado, ¿qué tan preparados estamos para una posible recesión? ¿Las valoraciones de las acciones reflejan ya los riesgos de una desaceleración o una contracción económica? ¿Qué sectores podrían salir mejor o peor parados en un escenario de menor actividad y consumo?

Estas son algunas de las preguntas que deberíamos hacernos ahora que el techo de la deuda ha quedado atrás. No se trata de ser pesimistas, sino de ser realistas y prudentes. El futuro es incierto, pero podemos intentar anticiparnos y adaptarnos.

Los mercados son como los montañistas que se fijan en el pico más cercano y se olvidan del resto. Así les pasa a los inversores que se han centrado en el tema de la Fed y su pausa. Han celebrado con euforia que el banco central no les apriete más el cinturón y les deje respirar un poco. Pero se han quedado cortos de vista. Porque lo que viene después es mucho más complicado y desafiante. La desaceleración económica ya está aquí y se va a notar en los resultados de las empresas. Es muy probable que los ingresos caigan y las valoraciones sufran. Los sectores más endeudados y dependientes del crédito barato tendrán problemas para pagar sus deudas y mantener su crecimiento. Los consumidores gastarán menos y los ahorros rendirán menos.

No queremos ser pesimistas, pero hay que tener los pies en la tierra. Sí, la Fed podría dejar de subir las tasas por un tiempo. Pero eso no es el objetivo. Ciertamente, una pausa es mejor que una subida (aunque no está garantizado que en efecto dicha pausa se dé). Pero debemos recordar que una pausa no es un retorno a los estímulos. Entonces, podríamos pensar que el mercado se ha pasado de optimista con el rally que ha habido en la primera mitad del año por esperar esa pausa. Sea o no una realidad en la siguiente reunión de la Fed, tenemos que ver más lejos y estar listos para lo que se viene. No podemos quedarnos festejando en la cima mientras nos queda mucho camino por recorrer. Los mercados son cortos de vista y simplones, pero nosotros podemos ser más inteligentes.

¿Estamos al borde de una recesión? Algunos indicadores lo señalan así. Y algunos expertos advierten que podría ser más grave que la crisis de 2008. El panorama es sombrío, como si una legión de hormigas nos rodeara. Pero no hay que perder la esperanza. Que exista la posibilidad de que ocurra lo peor no significa que sea inevitable.

Uno de los indicadores que alertan sobre una posible recesión es la caída de las ganancias de las empresas. Según un informe de AP News, las empresas del índice S&P 500 han sufrido una contracción de sus beneficios durante dos trimestres consecutivos, lo que se conoce como una “recesión de ganancias”. Esto se debe en parte al impacto de la inflación, que ha elevado los costes y ha reducido el poder adquisitivo de los consumidores. Los sectores más afectados son los de materias primas, servicios públicos, salud, comunicaciones y tecnología.

Otro indicador que genera preocupación es el nivel de endeudamiento público y privado. El legendario inversor Jim Rogers advirtió en una entrevista con Real Vision que el próximo mercado bajista será el peor de su vida, y sugirió que podría ser más grave que el de 2008. “En 2008, tuvimos un mercado bajista debido al exceso de deuda”, dijo. “Mire por la ventana desde 2008, la deuda en todas partes se ha disparado”. Y eso no augura nada bueno para los inversores. “Es una afirmación sencilla que el próximo mercado bajista será el peor de mi vida porque la deuda ha aumentado en cantidades tan asombrosas en los últimos 14 años”.

El problema de la deuda también podría afectar al dólar estadounidense, que podría perder su hegemonía como moneda de reserva mundial. Rogers dijo que muchos países están buscando alternativas al dólar, en parte por su enorme problema de deuda. “Debería estar extremadamente preocupado porque si no lo está, no sabe lo que está pasando”, dijo.

Ante este panorama, ¿qué pueden hacer los inversores para protegerse? El ex secretario del Tesoro Lawrence Summers ofreció algunas pistas en un discurso en el Instituto Peterson de Economía Internacional. Summers prevé que la Reserva Federal tendrá que subir los tipos de interés a corto plazo para contener la inflación, que se sitúa en torno al 4,5% o el 5%, muy por encima del objetivo del 2%. Al parecer, el amigo Larry no es team pausa. También anticipa que los impuestos en Estados Unidos aumentarán significativamente a largo plazo para hacer frente al creciente déficit público.

Summers recomendó a los inversores diversificar sus carteras y apostar por sectores que se beneficien de la inflación, como la agricultura. Rogers coincidió en que la agricultura es un sector prometedor, y también dijo que posee plata, oro y otras monedas. Ambos coincidieron en que hay que estar atentos a lo que ocurre en el mundo y no confiarse demasiado en el optimismo del mercado.

Como se puede ver, la situación económica actual es compleja y desafiante. No hay una fórmula mágica para evitar las pérdidas, pero sí hay algunas estrategias para minimizar los riesgos y aprovechar las oportunidades. Lo importante es estar informado, ser prudente y adaptarse a los cambios. En situaciones como estas, no es conveniente refugiarse en la negación. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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