Lo que muchos no saben: ¿Por qué hay escasez a nivel mundial?

En materia económica, la inflación es el tema del momento. Los inversores, por supuesto, se preocupan, porque la inflación no siempre es una buena noticia. Aumenta los costos de producción y reduce los ingresos. Lo que no es deseable. Sin embargo, el mayor temor de los inversores es un posible cambio en la política monetaria. La Reserva Federal de los Estados Unidos podría subir los tipos para frenar la inflación. Lo que retiraría liquidez del sistema afectando negativamente los mercados financieros. 

Ahora bien, la Reserva Federal ha reiterado que dicho cambio de política no tomará lugar en el futuro cercano. Si bien es cierto que ya tenemos inflación en muchos sectores, las autoridades nos advierten que esta es transitoria y necesaria. Los conservadores, en particular, se encuentran en estado de horror ante semejante postura. Muchos temen un escenario similar a la crisis inflacionaria de los años 70. Muchos empresarios también se unen a estas preocupaciones. En otras palabras, se considera que la Reserva se niega a ver la realidad. O sea, Powell, su director, se encuentra en negación. En resumen: Es posible que esta inflación sea permanente y perjudicial. 

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Se culpa a la Reserva Federal por su mal manejo de la situación. Es decir, la impresión de dinero (exagerada) de dinero es responsable. En otras palabras, el dinero fiat. Esta es la típica conclusión conservadora de la escuela libertaria. “La inflación siempre es un fenómeno monetario”. Lo que automáticamente significa que la inflación es responsabilidad de la Reserva. Así de sencillo. 

Ante una acusación tan simple y categórica, no hay mucho de qué hablar. En mi experiencia, los libertarios no cambian de parecer así de fácil. Sin embargo, sería bueno escuchar al otro bando. Esta vez entremos en detalles. Es decir, partamos de los hechos y no de la doctrina. Sigamos la inflación y determinemos sus causas. En este caso, lo mejor es ir a un puerto californiano. Para nadie es un secreto que los puertos en California están al borde del colapso. No hay contenedores. Hay falta de personal, largas esperas, pocos camiones y retrasos por doquier. Tenemos una gran crisis logística en nuestras manos.

¿Por qué la crisis? En pocas palabras, es más fácil apagar la máquina que encender la máquina. Supongamos que tenemos una granja. Nuestra cosecha ya está comprometida, pero a última hora nos cancelan el pedido. Parar toda la operación de la noche a la mañana es doloroso. Pero, técnicamente, no es tan difícil. Ahora supongamos que al poco tiempo vuelven los pedidos. La granja no puede responder con la misma capacidad de antes. Necesita tiempo para poder cumplir. El inventario puede satisfacer algunos pedidos. Pero no todos. Entonces, tenemos escasez. La escasez genera pánico. Y los compradores en medio del nerviosismo realizan más pedidos de la cuenta. Lo que, irónicamente, genera más escasez. Esta escasez, naturalmente, aumenta los precios. Es decir, es inflacionaria. Pero su origen no es monetario. Yace en la cadena producción y distribución. 

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En los Estados Unidos, la tasa de inflación se disparó en los últimos meses. ¿Por qué? Un rubro en particular: Los vehículos usados. La energía, los alimentos, las materias primas, y la construcción han experimentado inflación. Pero “el vehículo usado” fue la variable determinante en el último aumento. ¿Por qué el aumento en el precio del vehículo usado? Bueno, por la falta de vehículos nuevos. ¿Y por qué hay falta de vehículos nuevos? Bueno, por un problema de partes. En particular, por la falta de microconductores. 

Ahora bien, ¿por qué hay escasez de microconductores? Para entender eso, debemos ir a marzo del año pasado. La pandemia lo afectó todo. Pero, sobre todo, el turismo. En medio del confinamiento, las arrendadoras de autos cancelaron sus compras para el verano. Los pedidos de vehículos nuevos cayeron en picada. A su vez, los fabricantes de autos cancelaron sus pedidos de partes. Los fabricantes de microconductoras, muchos de ellos en Taiwan, dejaron de producir microconductores para automóviles. Y comenzaron, durante el boom tecnológico de la pandemia, a producir microconductores para electrodomésticos (televisores, etc). 

Con la llegada de las vacunas y la recuperación económica, los pedidos de vehículos nuevos se retomaron de modo frenético anticipando un verano “normal” (sin pandemia). Comenzó el efecto domino de pedidos en toda la cadena. Pero, en el caso de los microconductores, el sistema encontró un atasco. ¿Por qué? Toma mucho tiempo producir un microconductor. Por ende, hay una escasez temporal. Lo que implica una escasez temporal de vehículos nuevos. Lo que tiene como consecuencia un incremento en la compra de vehículos usados. Naturalmente, eso se traduce en inflación para el mercado de automóviles. 

Ahora supongamos que se reduce el suministro monetario para frenar la inflación. Eso significaría una caída de la demanda. Lo que llevaría a una nueva cancelación de los pedidos de vehículos nuevos. A su vez, una nueva cancelación de los pedidos de microconductores. Por ende, las fábricas en Taiwán volverían a apagar la máquina. ¿Qué significaría esa solución para la creación de empleo? ¿Qué haría para la recuperación económica? 

La inflación de los “bienes” se está tolerando para estimular un retorno de la producción y distribución a niveles anteriores. Por otro lado, no se frena la inyección de liquidez para contrarrestar la deflación en el sector servicios. Debemos recordar que el sector servicios es el principal creador de empleos en los países desarrolladores. 

La crisis logística actual ha generado escasez, compras nerviosas, aumento de precios y retrasos de muchísimos rubros. El precio de los envíos, por ejemplo, se ha disparado. Aquí me enfoque en la industria automotriz. Sin embargo, el problema abarca a muchas industrias. La escasez actual es consecuencia directa de nuestro vulnerable sistema global de producción y distribución. Pero, francamente, promover una caída de la demanda no es la mejor solución en estos momentos. La reactivación de la cadena requiere esa demanda. 

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“Una inflación transitoria y necesaria”.  La Reserva Federal nos dijo en muchas ocasiones que la inflación venía como un mal necesario para estimular el empleo. Sin embargo, ahora que está aquí. No podemos evitar la preocupación. ¿Será transitoria? ¿Es realmente necesaria? ¿Sabe la Reserva lo que hace? ¿Son unos incompetentes? 

¿Cuál es el escenario? ¿La crisis inflacionaria de los años 70? ¿O la solución a la crisis del 2008? Si estudiamos en detalle la etapa de la recuperación de la crisis del 2008, también veremos debilitamiento del dólar, aumento en la tasa de inflación, y sobrecalentamiento en muchos sectores. Pero esas distorsiones resultaron ser temporales. De hecho, la década siguiente resultó ser una muy buena. Dedos cruzados entonces. ¿Estamos en los 70s? ¿O en 2009-2010? El tiempo nos dirá.