La redactora en jefe de Cointelegraph, Kristina Cornèr, habla de las monedas digitales con Mastercard en la Global Impact Week

La Global Impact Week, un evento del sector que presenta innovaciones en materia de tecnología financiera, política, clima, salud y medios de comunicación, comenzó en Valencia (España) y se celebra del 14 al 18 de diciembre. Según las últimas cifras, el número de asistentes asciende a 100,000, con 500 ponentes y 150 sesiones en vivo. La redactora en jefe de Cointelegraph, Kristina Cornèr, ha asistido virtualmente al evento, moderando el panel titulado Fireside Chat: Fintech Defining the Future con la vicepresidenta ejecutiva de desarrollo de mercado de Mastercard, Liza Oakes. Esto es lo que han dicho:

Kristina Cornèr: En noviembre, Mastercard anunció el lanzamiento de tarjetas de pago con criptomonedas. ¿Cómo ve usted el desarrollo de esta oportunidad en los próximos meses o años?

Liz Oakes: Empezamos el servicio en dinero fiduciario. Se puede empezar utilizando Mastercard para comprar criptomonedas donde se permita y volver a cobrar en dinero fiduciario. Ése fue el primer paso del desarrollo, encontrar una puerta de entrada del dinero fiduciario al espacio cripto de forma segura. Y la segunda etapa es el tema de la compensación de las liquidaciones de potencialmente cientos de criptomonedas. De cara al futuro, estamos estudiando las CBDC, las stablecoins y cómo apoyar su desarrollo.

KC: ¿Qué otros experimentos está desarrollando su empresa en relación con las criptomonedas, como los NFT, los pagos en el metaverso, etc.?

LO: Personalmente, me fascinan los NFT, pero también reconozco que hay un enorme reto de seguridad. La respuesta a esto, que aún está en desarrollo, no puede ser la de cobrar en un lugar físico no conectado.

KC: ¿Cómo ve que los nuevos desarrollos desempeñan un papel en la inclusión financiera?

LO: Creo que el otro día leí en las estadísticas que entre el 1% y el 2% de toda la [población mundial] ha participado en las criptomonedas. Así que hay mucho dinero en ello, pero es un porcentaje demográfico muy, muy bajo que siente que puede participar realmente. Así que hay un largo camino por recorrer, y aún no hemos llegado a él.