“La pandemia se está acelerando”: Nuevos brotes, el peligro de un nuevo confinamiento y las implicaciones económicas. ¡Ouch!

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha señalado que la pandemia de Covid-19 “se está acelerando”, ya que el pasado jueves 18 de junio se registró la mayor cantidad de casos en un solo día, con más de 150.000 casos. El continente americano se ha convertido en el nuevo epicentro de la pandemia con casi la mitad de los casos a nivel mundial. Al parecer, esta historia aún no ha terminado. 

A estas alturas, todos estamos hartos de estar en nuestras casas y ya no aguantamos los deseos de volver al trabajo. Muchos están hasta el cuello con todo esto y anhelan con todo el corazón un completo retorno a la normalidad. Y no es un capricho. La economía simplemente no da para más. Si la sociedad no se abre pronto, el virus será el menor de nuestros problemas. 

Abril fue un mes terrible para todos. En Estados Unidos, por ejemplo, pasaron de (casi) tener empleo pleno a tener su peor tasa desde la Gran Depresión en tan solo unas semanas. Obviamente que estamos ante una situación extremadamente excepcional. Tan excepcional que nos pone a oscuras, porque los viejos modelos, que nos ayudan mucho a la hora de realizar estimados, no están funcionando muy bien. Mayo nos sorprendió con una mejoría, pero el fenómeno se explica con sentido común. Durante el confinamiento, hubo muchos despidos temporales, pero muchos de estas personas recuperaron sus puestos durante la fase del desconfinamiento. Esto puede servir de explicación ahora, pero en su momento los viejos modelos no lo pudieron anticipar. 

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Muchos en los medios malinterpretaron los datos asumiendo que la recuperación sería más rápida de lo previsto. Sin embargo, los datos que están llegando ahora nos confirman que el aumento de mayo fue algo extraordinario, consecuencia de una situación extraordinaria. El tendero que tuvo que cerrar por un par de meses tuve que despedir a sus empleados, porque no podía pagar los sueldos, pero al volver a abrir su negocio volvió a llamar a su gente. Esto no implica que la economía volvió a ser la de antes. 

Mientras la situación en la calle ha estado muy complicada, los mercados han hecho fiesta. Tuvo un momento de pánico y el crash de marzo ciertamente fue muy doloroso. Pero desde entonces el optimismo ha dominado. Esto se lo debemos principalmente a la Reserva Federal de los Estados Unidos que con sus contundentes medidas ha logrado levantar el ánimo de los mercados. Wall Street adora el dinero. Y la Fed le ha inyectado dinero al sistema a niveles galácticos.  

Debajo de esta cascada de dinero que está cayendo desde las alturas, los analistas están debatiendo sobre el tipo de crisis. Los más codiciosos se inclinan por una crisis tipo V, que resulta particularmente conveniente, porque esto nos coloca en un excelente lugar. Es decir, esta es la visión de que lo peor ya pasó y ahora subiremos al cielo azul y mágico. Por otro lado, tenemos a los más conservadores que en raras ocasiones se dejan seducir por las opiniones del populacho, sustentando sus hipótesis en las probabilidades históricas. Ellos están hablando de una crisis W. En otras palabras, todavía es muy temprano para cantar victoria. Esto aún no ha terminado. La luna de miel podría terminar en cualquier momento y podríamos tenemos nuevos colapsos de los precios. ¡Ay, Dios!

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Por último, pero no por eso menos importante, tenemos al bando de los pesimistas que ven una gran y profunda U. Ellos piensan que todavía no hemos visto nada. O sea, el descenso en realidad no ha comenzado. Yo diría que Warren Buffett entra en esta categoría. El hombre no suelta prenda y toda la vida se ha rehusado a realizar especulaciones macroeconómicas, pero, en esta coyuntura en particular, sus acciones hablan por sí solas. Una persona que piensa que la recuperación está en camino no vende de la manera que él lo ha estado haciendo. 

Yo, francamente, pienso que todos estos bandos están en lo cierto, y, al mismo tiempo, todos están equivocados. Todos están en lo cierto, porque sí esta crisis puede leerse de distintas maneras. Si buscamos lo suficiente, veremos la letra que complazca nuestra teoría. Por otro lado, están equivocados al pensar que los demás están equivocados y los únicos en lo cierto son ellos. Lo que realmente ocurre es que no hay letra en el alfabeto que nos puede describir el meollo en el que estamos metidos. Esta crisis se podría representar con escritura china. Hay cosas subiendo y cosas bajando simultáneamente, enviando señales muy mixtas. 

En este momento, lo que tenemos es una prueba Rorschach. Los psicólogos utilizan estas pruebas para identificar (entre otras cosas) las obsesiones de sus pacientes. La figura que forma la tinta en el papel es realmente aleatoria. Sin embargo, las personas ven lo que quieren ver. Entonces, esta crisis es tan atípica que permite todas las interpretaciones y todas las predicciones. La gran subjetividad. 

El detalle es que el “Efecto Campanita” importa mucho en los mercados. Es decir, la subjetividad que logre obtener el mayor consenso cobrará vida y se manifestará en el mundo real. Al igual que Campanita, el personaje de Peter Pan, existe solo si las personas creen en ella. Las percepciones de la realidad no son la realidad, pero tienden a convertirse en realidad en el mundo de las finanzas. Si los mercados consideran que tendremos una gran recuperación en el futuro, los precios comenzarán a subir hoy. Y todos dirán que tenían razón en su predicción.  Pero en el fondo fue una profecía auto cumplida. 

Lo anterior suelte ser cierto, pero no totalmente. Porque bien sabemos que un mercado exageradamente optimista agota a sus compradores y genera bajas. Y, viceversa, un mercado exageradamente pesimista agota a sus vendedores y trae alzas. En este momento, sin embargo, estamos en un punto neutro. Los nuevos brotes preocupan, pero aún no se está hablando de un nuevo confinamiento. Los datos económicos que están llegando no están nada bien, pero la expansión monetaria es tal que los mercados simplemente están ciegos y deslumbrados con tanta liquidez. Hay casos puntuales. Por ejemplo, la acción de Apple bajó debido a su anuncio de mantener a sus tiendas cerradas. Pero, en términos generales, la tendencia es relativamente lateral.      

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Ahora bien, ¿qué podemos hacer ante esta situación tan incierta? Bueno, trabajar mucho y ajustarnos el cinturón con los gastos. Si no hay trabajo, el plan sería buscar trabajo. Nos toca ser pacientes. El trabajo y la paciencia alivian cualquier crisis. 

Con respeto a nuestras inversiones, aquí Bitcoin incluido, no es buena idea poner todos los huevos en una misma canasta. Nuestro portafolio debe estar diversificado y balanceado. No es momento para asumir demasiados riesgos y concretarse mucho en un solo activo. Tal vez son tiempos para hacerse el distraído con esa retórica anti fiat y colocar algo en monedas estables. Si los otros criptochicos se burlan de ti, finge demencia. No digas nada y actúa en silencio. Siempre se puede escribir algo negativo en Twitter sobre la Fed para confundir. Pero no está demás esconder un par de billetes verdes debajo del colchón. Hombre precavido vale por dos.