La OCDE agudiza sus predicciones de inflación para la economía española

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pronunció en su Interim Economic Outlook los precedentes de una estanflación. La OCDE concluyó que España cerraría el año con una tasa de inflación del 9,1%, es decir, un 1% más respecto a sus pronósticos previos.

Aunque el organismo elevara las proyecciones de crecimiento hasta 4,4%, el verdadero problema empezará el siguiente año, en el cual la expectativa de crecimiento española no rebasa un 1,5%.

En su prospectiva inflacionaria, la OCDE concluyó que España cerraría el año con una tasa de inflación del 9,1%, es decir, un 1% más respecto a sus pronósticos previos. Para el próximo año, España tendría una tasa de inflación de al menos un 5%. Esto, si la crisis energética no hace de las suyas.

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La economía mundial ha perdido impulso a raíz de la guerra de agresión de Rusia en Ucrania, que está arrastrando el crecimiento y ejerciendo una presión alcista adicional sobre la inflación en todo el mundo, según la OCDE.

Las perspectivas proyectan un crecimiento global de un modesto 3% este año antes de desacelerarse aún más a solo un 2,2% en 2023. Esto está muy por debajo del ritmo de crecimiento económico proyectado antes de la guerra y representa alrededor de 2,8 billones de dólares en producción global perdida en 2023.

De acuerdo con las conclusiones de la institución; la guerra ha hecho subir aún más los precios de la energía, especialmente en Europa, lo que ha agravado las presiones inflacionarias en un momento en que el costo de vida ya estaba aumentando rápidamente en todo el mundo debido a los efectos persistentes de la pandemia de Covid-19.

Con empresas en muchas economías pasando por costos más altos de energía, transporte y mano de obra, la inflación está alcanzando niveles no vistos desde la década de 1980, lo que obliga a los bancos centrales a ajustar rápidamente la configuración de la política monetaria más rápido de lo previsto.

La trampa de la estanflación ya ha surtido efecto

Bajo este escenario, España ya habría caído en una trampa de doble efecto, por un lado los incrementos en las tasas de interés llevados a cabo por el BCE han forzado al volumen de producción agregada a retroceder, a la vez que la inflación no da muestras de ceder.

Si bien, la organización en París elevó las proyecciones para España este año un 0.3%, hasta el 4,4%; también rebajó en 0.7% su pronóstico para 2024. A pesar del mal augurio, España continuará liderando entre los países con mayor crecimiento en la Eurozona.

La situación parece ser crítica si se considera que el promedio de crecimiento de estos será de apenas un 0,3%. Y la situación podría empeorar dependiendo de las medidas que se tomen para lidiar con la crisis energética.

Se prevé que la inflación retroceda gradualmente hasta 2023 en la mayoría de los países del G20 a medida que entre en vigor una política monetaria más estricta y el crecimiento global se desacelere. Se prevé que la inflación general disminuya del 8,2 % este año al 6,6 % en 2023 en las economías del G20, y caiga del 6,2 % este año al 4 % en 2023 en las economías avanzadas del G20.

A continuación se presentan las predicciones de crecimiento para los principales países. Nótese la clara contración experimentada a nivel general en las tasas del año 2023.

El BCE planea seguir subiendo las tasas de interés

En la presentación del Economic Outlook, el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann dijo que “la economía mundial ha perdido impulso a raíz de la guerra de agresión ilegal, injustificable y no provocada de Rusia contra Ucrania”. Señaló además que el crecimiento del PIB se ha estancado en muchas economías y los indicadores económicos apuntan a una desaceleración prolongada.

“Las presiones inflacionarias que ya estaban presentes cuando la economía global emergió de la pandemia se han visto gravemente agravadas por la guerra. Esto ha impulsado aún más el aumento de los precios de la energía y los alimentos que ahora amenazan el nivel de vida de las personas en todo el mundo”.

Sin embargo, esta visión no parece estar muy coordinada con la del BCE, al cual parece preocuparle más la debilidad del tipo de cambio del Euro en relación al dólar. Durante los últimos meses, la autoridad monetaria ha realizado incrementos en las tasas de interés con intención de poner un freno a la incesante inflación y las expectativas negativas de los inversores en los mercados europeos.

Pese a no ver aún algún fruto significativo de estas políticas; la entidad se mantiene firme en su postura de política monetaria y todavía afirma que es posible lograr su objetivo de tasa de inflación del 2%.

Todo parece indicar que el Banco Central Europeo (BCE) no dará marcha atrás en su estrategia anti-inflacionaria. La entidad planea continuar su intervención en la economía mediante incrementos periódicos, hasta que la inflación ceda. Esta tendencia parece ser el principal precedente a una recesión global.

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