La gran conspiración y Bitcoin. ¿Cómo invertir en tiempos de posverdad?

Son tiempos difíciles para el mundo del pensamiento científico y racional. Cada grupo tiene sus opiniones. Y esas opiniones se convierten en “hechos”. Solo aceptamos las afirmaciones que confirman nuestras ideas previas. E ignoramos todos los elementos que contradicen nuestra sesgada “verdad”. La intuición nos dice ahora qué es verdad y qué es mentira. Y toda evidencia es un vulgar engaño. En otras palabras, vivimos en el mundo de la desconfianza. Nada es lo que aparece. Todo es parte de un gran plan secreto. Toda autoridad se sospecha. Todo experto es parte de la conspiración. El enemigo está oculto y es todo maldad. 

Ahora bien, analicemos el rol de la paranoia, el sesgo de confirmación, y la evasión de la evidencia dentro la comunidad Bitcoin. ¿Por qué es tan importante entender muy bien esto antes de invertir? 

La comunidad Bitcoin es mucho más diversa de lo que pretende ser. No todos piensan igual. Sin embargo, existe un grupo de criptoinfluencers que repiten la misma historia una y otra vez. Esta “narrativa” le aporta a Bitcoin su elemento ideológico creando así un universo propio. Para nadie es un secreto que el bitcoiner estereotípico tiene ideas sobre la economía, el dinero y el mundo muy particulares. Para el converso, estas ideas se presentan como una epifanía. Una especie de iluminación. Algo así como el joven Siddharta convirtiéndose en el Buda debajo del árbol Bodhi. Es decir, un despertar. 

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Sin embargo, para el resto de los mortales duchos en la materia esos fanáticos religiosos no son los héroes de la película sino una juventud perdida hablando puros disparates. Imaginemos por un segundo que estamos en una fiesta y tenemos cuatro grupos. Por un lado, tenemos a varias personas de Wall Street. Digamos que personal de Goldman Sachs y JP Morgan. Luego, tenemos a varios profesores de Economía. Digamos Yale y Stanford. Y, para agregarle algo de emoción, podríamos incluir a varios funcionarios del Gobierno. Ministerio de finanzas, y banco central. Finalmente, tenemos al típico Bitcoiner. Millennial, sabelotodo, intenso. ¿La conversación? El futuro de la economía. 

4 grupos: bancos, academia, Gobierno y Bitcoin. Un tema: El futuro de la economía. El Bitcoiner probablemente comenzaría hablando del eventual colapso del dólar. La importancia de tener una moneda escasa. El problema de la inflación. La impresión de dinero irresponsable. La deuda. El libre mercado. La separación del Estado y la economía. Los derechos de la privacidad. El poder de la descentralización. La eventual adopción universal de Bitcoin. El blockchain. El acuerdo de Bretton Woods. El shock de Nixon. Bitcoin como refugio seguro. La utopía libertaria. Etc. 

¡Santo Dios! Es simplemente demasiado. Seguramente, después de un largo e incómodo silencio, los demás grupos nos sabrían por dónde empezar. De pronto, la diferencia más importante yace en el tono del discurso y en la lectura pesimista de la realidad. En el fondo, estamos ante una narrativa esencialmente mesiánica. Es decir, estamos al borde del abismo, pero ya nació el salvador. “Bitcoin fix that”. 

Es probable que la conversación no termine en buenos términos. Serían tres contra uno. El bando “tradicional” (bancos, gobierno y academia) diría que el bitcoiner está loco o mal direccionado. El Bitcoiner diría que los demás son obtusos, agentes del sistema y parte del problema. El Bitcoiner irá a casa orgulloso de su lucha contra el “enemigo”. Y navegaría en youtube y twitter en busca de calor comunitario. Entre los “salvos” encontrará compresión y validación. 

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Este bitcoiner estereotípico podríamos llamarlo el Bitcoiner libertario (en su versión más radical). Yo diría que Roger Ver, de bitcoin.com, es un buen ejemplo de esta curiosa especie. Pero hay otro tipo de Bitcoiner. Este se podría llamar el Bitcoiner “Wall Street”. Como ejemplo, podría mencionar a Mike Novogratz, de Galaxy Digital, y a Thomas Lee, de Fundstrat Global Advisors. 

La diferencia más importante entre esas dos tipologías de bitcoiners estaría principalmente en la actitud general. Los primeros siendo más idealistas y pesimistas, y los segundos siendo más pragmáticos y optimistas. Pero hay una diferencia más fundamental. El Bitcoiner a la Roger Ver ignora la evidencia que contradiga la narrativa y solo acepta aquello que la confirma. Todo tiene un sesgo muy marcado. Si la economía está mal, es la evidencia definitiva del colapso sistémico. No es un ciclo económico bajista más. Si el dólar se debilita, es un indicio de su debacle. No es una política monetaria intencional de flexibilización. Si Bitcoin sube de precio, es porque la ciudadanía quiere el libre mercado y la separación definitiva del Estado y la economía. En fin, todo se convierte en una conformación para la narrativa. Pero la narrativa nunca cambiará con nueva evidencia. La narrativa es sagrada. Son tiempos de la posverdad. 

El Bitcoiner “Wall Street”, sin embargo, no sería el raro del grupo en una conversación con banqueros, académicos y funcionarios del Gobierno. De hecho, sería uno de los más interesantes. No todos tendríamos las mismas opiniones, pero todos, al menos, compartirían los mismos hechos. Me refiero a los indicadores macroeconómicos. Y datos en relación a la inflación, dólar, los bancos y la Reserva Federal. Nadie diría que hay inflación cuando hay deflación. Nadie hablaría del colapso del dólar cuando se está fortaleciendo. Porque todos están viendo los mismos números. 

¿Por qué eso importa tanto? Porque para un inversor es sumamente perjudicial vivir en la Edad Media. Me refiero al pensamiento fantástico. Es decir, no podemos reinvertir la realidad a capricho para que se ajuste a nuestra narrativa. Después de la revolución científica del siglo XVII, la verdad ya no se impone por decreto. He aquí la importancia de la duda y el pensamiento independiente. La evidencia. Los datos. La objetividad de los hechos. 

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¿Estábamos mejor con el patrón oro? ¿La economía basada en dinero fiat ha sido un fracaso? ¿Hay hiperinflación en los Estados Unidos? ¿Cuáles son las desventajas de una moneda dura para la economía? ¿Cuáles son los efectos de un cuadro de deflacionario? ¿Cuáles son las ventajas de una inflación anual del 2%? ¿En tiempos de crisis cómo reaccionan los inversores ante un activo altamente volátil? ¿Qué efecto tienen los estímulos monetarios en los mercados financieros? 

Ahora bien, ¿será conveniente para nuestro bolsillo diseñar nuestra estrategia financiera escuchando a Roger Ver? No lo creo. Vivimos en tiempos muy complejos. Y debemos estar muy conscientes de este nuevo fenómeno de “posverdad”. Esos grupos que forman pequeñas tribus, desconfían de toda autoridad y crean sus propias narrativas sin verificación alguna. Están en boga las conspiraciones. Y por ahí hay sujetos diciendo que la tierra es plana y son tratados como celebridades. Ese es un problema real que debemos combatir ferozmente. Esta actitud pseudoreligiosa es un elemento muy presente en la comunidad Bitcoin. ¡Ojo! Verifica, duda, cuestiona. No escuches propaganda. Cuidado con los “criptoinfluencers” y la gran conspiración.