La comunidad de Cardano asegura que la categorización de una criptomoneda como “security” es facultad de un juez federal, no de la SEC

La reciente demanda presentada por la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) contra Binance, su CEO Changpeng Zhao y Binance U.S. ha causado revuelo en la comunidad cripto. Desde la organización que está detrás del desarrollo de Cardano expresan que ADA no es un valor. Ante estas declaraciones y el auge dentro de la comunidad de Cardano, en este artículo mostraremos cómo ha sido el rol de la SEC y si la Corte tiene la facultad de definir si es un “valor” en estos casos.

La SEC etiquetó explícitamente 12 tokens, incluidos ADA, SOL, MATIC y MANA, como valores. Sin embargo insisten, desde la comunidad de Cardano, aclarar que es importante tener en cuenta que la clasificación de la SEC no tiene la última palabra. La determinación de si un token es un valor es un asunto que debe decidir un juez en el sistema judicial, no una agencia reguladora.

Si bien la SEC afirma que es un valor, resulta relevante destacar que hasta el momento no existe una demanda dirigida específicamente a la propia ADA, y no se han llevado a cabo procedimientos legales en los tribunales para determinar su estado.

Desde la comunidad cripto argumentan que ADA posee características más parecidas a un commodity que a un valor. ADA sirve como un token de utilidad dentro del ecosistema de Cardano, otorgando a los titulares acceso a las funcionalidades de la red y participando en el gobierno de la plataforma. 

Input Output Global (IOG), la firma detrás de Cardano, ha respondido sobre las afirmaciones de la SEC diciendo que: “Bajo ninguna circunstancia, ADA es un valor bajo las leyes de valores de EE. UU. Nunca lo ha sido”, continúa el comunicado diciendo que: “Esta última presentación de la SEC demuestra que todavía tenemos un largo camino por recorrer en este sentido”.

Desde la comunidad aseguran que el propósito principal no es generar ganancias para los titulares, sino facilitar las transacciones y asegurar la cadena de bloques. Estas características alinean a ADA más estrechamente con las commodities, que no es más que una materia prima que se usa para otro producto, como las materias primas más conocidas, tales como el oro o el petróleo, que tienen valor y utilidad inherentes.

Para ejemplificar mejor esta posición resulta pertinente explicar que, el oro por sí sólo tiene un valor intrínseco como mineral valioso, pero también tiene un valor subyacente al ser una materia prima para ser conductor de energías, por ejemplo. Lo mismo ocurre con el petróleo y otras tantas “commodities o mercancías”.

Rol de la SEC

El presidente de la SEC, Gary Gensler, ha expresado sus preocupaciones sobre el enfoque regulatorio hacia las criptomonedas. Sus comentarios y acciones han generado controversia, y muchos en la industria de las criptomonedas sienten que su postura es demasiado agresiva.

Al etiquetar ADA y otros tokens como valores sin una resolución legal, el enfoque de Gensler plantea dudas sobre los límites de la autoridad de la SEC, aseguran los miembros de la comunidad Cardano. 

La determinación de si un token es un valor debe basarse en un examen cuidadoso de sus características y propósito, en lugar de una generalización amplia que cubra todo lo que no sea bitcoin.

Con el enfoque de Gensler que podría obstaculizar la innovación y alejar a las empresas, EE.UU. corre el riesgo de quedarse atrás en este nuevo campo innovador que tiene el potencial de remodelar las finanzas y muchas otras industrias.

Los reguladores deben lograr un equilibrio entre proteger a los inversores y permitir el avance tecnológico, creando un entorno en el que la innovación pueda prosperar sin sofocarla con regulaciones excesivas.

El panorama global de la innovación en criptomonedas y blockchain está evolucionando rápidamente. Países como Suiza, Singapur y los Emiratos Árabes Unidos han adoptado regulaciones favorables a las criptomonedas, fomentando un entorno que atrae a empresarios, empresas e inversiones en el espacio criptográfico.

El rol de la Corte Suprema

Tal y como se ha mencionado anteriormente, la SEC tiene la capacidad de interpretar las normas sobre los “valores o securities”, pero es la Corte Suprema de Justicia quien determina, a través de un fallo judicial, qué elemento, acción, bono o instrumento es considerado valor. 

De manera simple y ordenada, a continuación se van a nombrar casos concretos que conforman la doctrina que usa la Corte Suprema para determinar si efectivamente existe una “security” o no en determinados casos que ha intentado la SEC, tal como el caso de Ripple o el de Tron, Binance, Coinbase, Bittrex entre otros. 

La Corte Suprema, en el caso SEC v. W. J. Howey Co., 328 U.S. 293 (1946), estableció la definición del contrato de inversión de la siguiente manera: cualquier transacción en la cual “una persona invierte dinero en una empresa común y espera obtener ganancias únicamente a través de los esfuerzos de terceros”. 

De esta definición, se puede destacar cuatro elementos fundamentales: 1) Inversión en dinero, 2) Empresa común, 3) Expectativa de ganancias, 4) Esfuerzo de otros. Estos elementos constituyen lo que se conoce en la doctrina de valores de los Estados Unidos como la “Prueba de Howey. Esta prueba se aplica cuando se desea determinar si una transacción se considera un “contrato de inversión” y, por lo tanto, se clasifica como un “valor”.

Lo primero que hay que tener en cuenta es la temporalidad de la sentencia, para 1946 el “dinero” era la forma de inversión, pues no existían las transferencias electrónicas, bonos u otras formas de inversión automáticas. Por ello, el primer elemento está referido en la actualidad a cualquier tipo de inversión con la intención de obtener ganancias de esa inversión. 

El segundo elemento, al tener opiniones encontradas con respecto a la empresa común, esta puede dividirse en dos categorías principales: horizontal y vertical. La empresa común es considerada horizontal cuando hay múltiples inversionistas que comparten intereses en común en un proyecto empresarial. 

Por otro lado, se considera vertical cuando existe un único inversionista cuyo interés está alineado con el administrador de la inversión. Un ejemplo ilustrativo de una empresa común horizontal se encuentra en el caso Curran v. Merrill Lynch, Pierce, Fenner & Smith, Inc., 622 F.2d 216, 224 (6th Cir. 1980), aff’d and other grounds, 456 U.S. 353 (1982), donde se estableció que “no puede haber una empresa común horizontal a menos que exista alguna relación que vincule el éxito de la empresa con la fortuna de cada inversionista“. 

En cuanto a la empresa común vertical, los tribunales no han llegado a un consenso unánime sobre si es suficiente para cumplir con el requisito de la prueba de Howey. Incluso, algunos tribunales han hecho una distinción entre dos tipos de empresas comunes verticales. No obstante, una definición más amplia de empresa común vertical -ver Mechigian v. Art Capital Corp., 612 F. Supp. 1421, 1427 – S.D.N.Y. (1985)- establece que existe una empresa común cuando la fortuna del inversionista (o inversionistas) está vinculada a la eficacia de los esfuerzos del promotor. 

En referencia a la expectativa de ganancias, la Corte Suprema en el caso de Goodman v. Epstein, 582 F.2d 388 (7th Cir. 1978), estableció dos formas distintas de ganancia que se ajustan a la prueba de Howey: 1) la apreciación del capital como consecuencia del desarrollo de la inversión inicial y 2) la participación en las utilidades derivadas del uso de los fondos de los inversionistas.

En dicha sentencia, la Corte Suprema delineó estos dos tipos de ganancia que se evalúan bajo los criterios de la prueba de Howey. En primer lugar, se reconoce la apreciación del capital como una ganancia generada por el incremento del valor de la inversión inicial. 

Esto puede deberse a diversos factores, como el crecimiento del mercado, el desarrollo de la empresa o la mejora en el valor de los activos. En resumen, se considera una ganancia cuando la inversión original aumenta su valor a lo largo del tiempo.

Por otro lado, la Corte también señaló que la participación en las ganancias resultantes del uso de los fondos de los inversionistas constituye otra forma de ganancia. Esto implica que los inversionistas obtienen beneficios de las ganancias generadas a través del empleo de sus fondos en un determinado proyecto o empresa. 

Si los inversionistas aportan capital y dicha inversión se utiliza para generar ganancias, estos tienen derecho a recibir una porción de las utilidades a base de su participación en la inversión.

Estas dos formas de ganancia, establecidas en el caso de Goodman v. Epstein, son fundamentales para determinar si una inversión cumple con los requisitos de la prueba de Howey, la cual se emplea para evaluar si ciertas transacciones califican como valores bajo la ley de valores de los Estados Unidos. 

Para finalizar con el cuarto elemento, la Corte Suprema, en el caso de Howey, estableció que las ganancias deben provenir exclusivamente del esfuerzo de otros. Sin embargo, los tribunales inferiores han reconocido que los esfuerzos realizados por los inversionistas en la empresa común pueden contribuir a generar ganancias. No obstante, es crucial que los esfuerzos de los administradores sean predominantes, mientras que los inversionistas adopten principalmente un papel pasivo.

Según lo expuesto en el caso de Howey, la generación de ganancias en una inversión requiere que los inversionistas dependan del trabajo y los esfuerzos de terceros para obtener rendimientos. 

A pesar de esto, los tribunales inferiores han interpretado que, en ciertos casos, los esfuerzos de los inversionistas también pueden contribuir al éxito y las ganancias de una empresa común.

En este sentido, si bien se admite la participación activa de los inversionistas en el desarrollo y funcionamiento de la empresa, es crucial que los esfuerzos de los administradores sean predominantes. 

Esto implica que los administradores deben asumir un rol central en la toma de decisiones y la dirección estratégica de la empresa, mientras que los inversionistas desempeñan un papel más pasivo, confiando en la gestión profesional de los administradores.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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