Jerome Powell sobre Bitcoin: ¿“Más sustituto del oro que del dólar”?

Jerome Powell es el director de la Reserva Federal de los Estados Unidos y sus opiniones sobre Bitcoin importan bastante. La institución que representa maneja, nada más y nada menos, que la política monetaria del dólar. Algunos podrían decir que la Reserva es un enemigo natural de Bitcoin. Pero, en lo personal, creo que los que piensan eso se equivocan. En consecuencia, no me sorprendieron en lo absoluto las últimas declaraciones de Powell en torno a Bitcoin. Lo que nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre la naturaleza de Bitcoin. ¿Qué es Bitcoin realmente?  

Una definición precisa nos ayuda a determinar sus usos. Y por usos podemos formular una definición. ¿Qué es Bitcoin? Powell asegura que Bitcoin y otras criptomonedas no son una alternativa al dólar, contradiciendo las afirmaciones de muchos. Y debo advertirles que coincido con Powell. Claro que Bitcoin es “un activo especulativo”. O sea, más que un medio de pago es un instrumento de inversión. Sí, Bitcoin es un activo volátil y fiduciario. En otras palabras, es un medio inestable que deriva su valor principalmente sobre la fe de sus participantes. Sus críticos hablan de su elemento fiduciario como “sin respaldo de ningún tipo”. Sin embargo, la carencia de valor intrínseco no necesariamente significa carencia de valor monetario. De hecho, Bitcoin ya ha demostrado esto. La evidencia es su valor actual. 

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¿Por qué compramos Bitcoin? ¿Acaso estamos buscando otra forma de pago? ¿O compramos Bitcoin esperando un aumento en el precio? La palabra “especulación” pone a medio mundo a la defensiva, porque normalmente se utiliza el término en un tono peyorativo. Entonces, ante el ataque, surge una defensa. Sin embargo, comprar algo esperando que con el tiempo aumente de precio es una actividad perfectamente válida. En mi caso, yo no compro Bitcoin con fines políticos o estéticos. Mis intenciones son meramente financieras. La idea es comprar barato y vender caro. Bitcoin, para mí, es una inversión. Entiendo los riesgos. Comprendo su inestabilidad. Pero asumo todo eso debido a su gran potencial. Es decir, Bitcoin es rentable. 

Bitcoin no es una alternativa al dólar. De hecho, pertenece a otra categoría. El dólar es muy bueno como forma de pago, pero como inversión no. Bitcoin, por otro lado, es una excelente inversión. Es más activo que divisa. Los activos se acumulan, esperando su aumento de precio. Las divisas son para salir de ellas. Ideales para el intercambio comercial. Entonces, el dólar es para gastar y Bitcoin es para acumular. En el fondo, no son rivales. En todo caso, son completos. Se compra Bitcoin con dólares. Luego, se vende Bitcoin (una vez que haya aumentado de precio). Y con los dólares obtenidos se compran bienes y servicios. 

Hasta los bitcoiners más radicales manejan una economía mixta. Pese a lo que se dice en las redes sociales, en la práctica, la mayoría de los bitcoiners usan Bitcoin como inversión y el dólar como medio de pago. En este sentido, Bitcoin se parece más al oro que el dólar. El inversor que compra oro no lo hace por sus propiedades físicas. Tampoco lo hace para comprar cosas. O sea, el oro como divisa. El objetivo es la especulación. En este caso, el oro también obtiene su valor de factores bastante subjetivos. Claro que el mercado del oro, a diferencia del mercado Bitcoin, es mucho más antiguo, estable y maduro. Sin embargo, se asemejan bastante por el hecho de ser activos especulativos. 

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El término “activo especulativo” se utiliza en contraste a otros instrumentos como los bonos o las acciones. Una acción, por ejemplo, está respaldada por una compañía que produce bienes y servicios. Es decir, es un activo productivo, porque hay producción. Si compramos una acción de Apple, se supone que esa acción está respaldada por los bienes y productos de Apple. O sea, es una representación de algo tangible. También podemos poner a una granja como ejemplo. Una granja productiva ofrece beneficios, sin importar su valor de mercado. Ahora bien, si compramos algo solamente para obtener una ganancia con su valor de mercado, podríamos llamar a esa práctica “especulación”. 

Supongamos que compramos un inmueble con la intención de venderlo a un mejor precio en una fecha futura. Se podría decir que estamos especulando en el mercado inmobiliario. Pero si compramos un inmueble para vivir en él, se podría decir que simplemente compramos una casa por su valor de uso. Su futura revaloración sería un beneficio añadido. Bitcoin es un activo especulativo en ese sentido. Se compra hoy esperando un mejor precio en el futuro. Bitcoin no es una compañía que produce bienes y servicios. No es un inmueble con valor de uso. Bitcoin es un código que representa una tasa de intercambio. Y esa tasa de intercambio aumenta o disminuye en demanda.  

La volatilidad de Bitcoin disminuye su utilidad como divisa, pero aumenta su utilidad como inversión. La inestabilidad del precio es fatal para una divisa, pero es un atractivo para un activo especulativo. ¿Cómo definimos la naturaleza de las cosas? La mejor manera es determinando sus usos. Ahora bien, ¿y cómo se usa Bitcoin? ¿Cómo moneda? ¿Cómo “activo especulativo”? ¿Cuáles fueron tus intenciones al comprar Bitcoin? He ahí la respuesta al dilema. 

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También debemos mencionar a las criptomonedas estables (privadas o estatales) vinculadas al dólar. Estas tampoco son rivales del dólar, porque son fiat de segunda capa. Aquí el problema sería el fraude. Me refiero a las criptomonedas que mienten sobre sus depósitos en fiat. Si un ente privado comienza a operar como un banco central imprimiendo dinero de la nada con la intención de sustituir al dólar, ahí sí tendríamos un problema. Eso es un problema, porque significa un caos monetario. 

Bitcoin es difícil de definir por su naturaleza contradictoria. Desafía las categorías conocidas. Porque es algo nuevo. No es divisa. No es mercancía. No es activo productivo. Es digital. Pero es único. La solución es crear una categoría nueva. Bitcoin es un criptoactivo. Imaginemos la primera vez que un científico vio a un ornitorrinco. ¿Qué clase de animal es? ¿Un pato? ¿Un castor? Uno podría llegar a pensar que el animal nació defectuoso. Una especie de monstruo. Bueno, Bitcoin es lo que es. Y, por raro que parezca, funciona. Y funciona como Bitcoin.