Inflación y recesión: ¿Se puede evitar el escenario más temido para la economía global?

Todo está más caro últimamente. Eso es cierto. La inflación está en máximos de décadas en todo el mundo, y las previsiones apuntan a que seguirá subiendo en los próximos meses. Esto ha llevado a los bancos centrales a subir los tipos de interés, lo que podría provocar una recesión.

El escenario de inflación y recesión es el más temido por los economistas, ya que podría tener un impacto devastador en la economía global. Pero, ¿qué es la inflación y la recesión? ¿Cómo se relacionan? ¿Qué están haciendo los bancos centrales para combatir la inflación? ¿Qué consecuencias tendría una recesión? ¿Y qué podemos hacer nosotros para protegernos?

La inflación es el aumento sostenido en el nivel general de precios. En los Estados Unidos, se mide como la variación del índice de precios al consumidor (IPC), que es una cesta de bienes y servicios representativos de la economía.

Ahora bien, la inflación afecta al poder adquisitivo del dinero, es decir, a la cantidad de bienes y servicios que podemos comprar con una misma cantidad de dinero. La inflación es un fenómeno multifactorial. Obedece a varias causas, como el aumento de la demanda, el aumento de los costes de producción, el aumento de la oferta monetaria o las expectativas de los agentes económicos.

Por otro lado, la recesión (técnicamente) es un periodo de dos trimestres consecutivos de contracción económica. Se mide como la variación del PIB real, que es la producción de bienes y servicios de una economía. Esto es un problema porque la recesión afecta al nivel de empleo, ingreso y bienestar de la población. Es decir, si hay recesión, habrá menos demanda de bienes y servicios, lo que hará que las empresas despidan trabajadores, reduzcan salarios o cierren.

Esto hará que haya menos ingresos disponibles para gastar o ahorrar, lo que reducirá aún más la demanda y la producción. Y esto, por supuesto, afecta las valoraciones de activos como las acciones o criptomonedas.

La inflación y la recesión son como el perro que se muerde la cola. Si los precios suben, la gente y las empresas gastan menos, lo que hace que la economía se encoja. Si la economía se encoja, hay menos producción, menos competencia y menos innovación, lo que hace que los precios suban. Pero hay un hueso duro de roer. Los bancos centrales pueden subir el costo del crédito para frenar la inflación, pero eso puede hacer que la demanda se desplome y la economía se hunda. ¿Qué podemos hacer para salir de este círculo vicioso?

Los bancos centrales están subiendo los tipos de interés para reducir la demanda agregada y, por tanto, la inflación. Los tipos de interés son el precio del dinero, es decir, lo que hay que pagar por pedir un préstamo o lo que se recibe por ahorrar.

Y, claro, los tipos de interés afectan al consumo y a la inversión, ya que determinan el coste de financiación y la rentabilidad de los proyectos. Esto hará que haya menos demanda agregada, lo que hará que la producción y el empleo caigan. Sin embargo, la subida de los tipos de interés también podría provocar una recesión. Esto se debe a que la subida de los tipos de interés puede tener efectos negativos, ya que puede aumentar el coste de producción, reducir el beneficio de las empresas o desalentar la innovación.

Claro que los economistas tienen una bola de cristal muy borrosa, pero creen que la inflación seguirá subiendo. ¿Por qué? Porque hay más demanda, más costes por los problemas de suministro, más petróleo caro por los recortes de la OPEP+, más gasto público y más dinero impreso por los bancos centrales.

Sin embargo, también creen que es probable que los bancos centrales eviten una recesión. Esto se debe a que los bancos centrales están actuando con cautela y gradualidad a la hora de subir los tipos de interés, tratando de no frenar demasiado el crecimiento económico ni generar pánico en los mercados financieros. Además, los bancos centrales están comunicando con claridad sus objetivos y sus estrategias, tratando de generar confianza y credibilidad en sus acciones. ¿Será esto cierto? ¿Será posible reducir la inflación sin causar una recesión? ¿Acaso es posible tener un aterrizaje suave?

Una recesión tendría un impacto devastador en la economía global. Causaría un aumento del desempleo, una caída de la producción y una disminución de la inversión. Esto, por supuesto, tendría efectos sociales y políticos negativos, como el aumento de la pobreza, la desigualdad o la inestabilidad. Además, una recesión podría dificultar el cumplimiento de los objetivos medioambientales y sociales, como el desarrollo sostenible o la inclusión social.

La inflación y la recesión son dos monstruos que acechan a la economía global. El banco central podría despertar al segundo al intentar domar al primero. Pero no todo depende del banco central. Si la inflación se dispara por problemas externos como faltas de suministro y conflictos geopolíticos, el banco central tendrá que seguir subiendo las tasas de interés y en ese escenario la recesión sí es más probable.

Ante este escenario de incertidumbre e inquietud, es importante que tomemos medidas para proteger nuestra economía personal y familiar. Por ejemplo, podemos ahorrar e invertir con prudencia. Es conveniente tener un fondo de emergencia que nos permita afrontar posibles imprevistos o dificultades económicas. También es aconsejable diversificar nuestras fuentes de ingreso y nuestros activos financieros, buscando opciones que nos ofrezcan una buena rentabilidad y seguridad.

Lo otro es consumir con responsabilidad. No volverse loco con los gastos. Es importante que ajustemos nuestro nivel de consumo a nuestro nivel de ingreso, evitando endeudarnos más de lo necesario o gastar más de lo que podemos. También es importante que consumamos productos locales, ecológicos y éticos, que contribuyan al desarrollo de nuestra comunidad y al cuidado del medio ambiente.

Además, es fundamental que mejoremos nuestras competencias profesionales y personales, que nos permitan adaptarnos a los cambios del mercado laboral y a las nuevas demandas sociales. 

En definitiva, la inflación y la recesión son dos amenazas reales para la economía global, pero no son inevitables ni insuperables. ¿Estás preparado? 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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