¿Es posible que las CBDC y las stablecoins coexistan?

Cuando Bitcoin salió a la luz, en sus primeros días, adquirirlo no era sencillo. Operaba principalmente en un mercado peer-to-peer (p2p), de manera informal en los foros de internet. A medida que más personas se interesaron, el código de Bitcoin adquirió un precio. La primera transacción marcó un hito importante porque fijó su primer precio. ¿Recuerdan la historia de la pizza?

Sin embargo, el camino desde entonces ha sido largo. Uno de los avances significativos fue la creación de las stablecoins. Estas son criptomonedas cuyo valor está vinculado a una moneda fiat o a otros activos estables. Al usar stablecoins, los intercambios se volvieron más fáciles. Sin lugar a dudas, Bitcoin ha recorrido un camino lleno de desafíos y logros. Y las stablecoins han contribuido a hacer que el mundo de las criptomonedas sea más accesible para todos.

Ahora bien, las stablecoins y las Central Bank Digital Currencies (CBDCs). ¿Cuál es la diferencia?  

Los operadores de stablecoins generalmente mantienen una reserva de moneda fiat igual al suministro circulante del token. El propósito principal de las stablecoins es ofrecer los beneficios de la moneda digital sin las fluctuaciones de precios salvajes asociadas a criptomonedas como Bitcoin y Ethereum. Algunas stablecoins conocidas incluyen USD Coin (USDC), Tether (USDT) y DAI.

O sea, las stablecoins son como fichas en un casino, pero en el mundo de las criptomonedas. Son emitidas por compañías privadas y cada una de ellas representa una cantidad específica de dólares. Estas compañías mantienen esos dólares en custodia, lo que garantiza que el valor del token se mantenga estable.

Por otro lado, los CBDCs son criptomonedas respaldadas por el banco central de un país. A diferencia de las stablecoins, son una forma digital de la moneda legal del país. No son tokens que representan dinero. Son dinero. Las CBDCs tienen como objetivo optimizar las transacciones sin intermediarios.

¿Y los beneficios? Bueno, las CBDCs simplifican las vías de pago digitales. Porque significan menos tráfico, menos atascos y más velocidad para tus transacciones. Los CBDCs facilitan el acceso a cuentas bancarias, incluso para aquellos que antes estaban en la “lista de espera” del sistema financiero. Además, con las CBDCs, todos pueden ver lo que está pasando en la economía: quién gasta demasiado en comida rápida, quién invierte en memes de gatos y quién está comprando criptomonedas a altas horas de la noche. ¡Nada se esconde bajo la alfombra!

Ahora bien, las CBDC tienen la misma validez legal que el dinero en efectivo, pero se pueden usar de forma electrónica. Las stablecoins, sin embargo, no tienen el respaldo ni la regulación de los bancos centrales. Esto significa que pueden sufrir de problemas de liquidez o riesgos de fraude. Además, los usuarios de stablecoins dependen de plataformas o intermediarios para acceder a sus fondos, lo que implica comisiones y demoras.

Por otro lado, los bancos tradicionales ofrecen servicios financieros a los clientes, como cuentas corrientes, depósitos, préstamos o tarjetas. Sin embargo, los bancos también cobran comisiones por estos servicios, y pueden imponer restricciones o condiciones a los usuarios. Además, los bancos pueden sufrir crisis o quiebras que afecten a los clientes.

Las CBDC, en cambio, podrían ofrecer una forma de dinero digital segura, accesible y eficiente. Los usuarios de las CBDC tendrían una cuenta directa con el banco central, sin intermediarios ni comisiones. Además, las CBDC podrían facilitar las transacciones entre personas, empresas y países, sin necesidad de convertir monedas o usar plataformas externas. Por último, las CBDC tendrían el respaldo y la confianza del banco central, lo que garantizaría su estabilidad y su aceptación.

¿Podrían las CBDC suponer una competencia desleal para las stablecoins y los bancos tradicionales, ya que ofrecerían ventajas en términos de seguridad, accesibilidad y eficiencia? Eso parece. Sin embargo, no todo es color de rosas. Las CBDC también plantean desafíos y riesgos, como la privacidad de los datos, la soberanía monetaria o el impacto en el sistema financiero.

¿Pueden Coexistir?

Sí, tanto las stablecoins como las CBDCs pueden coexistir en el futuro financiero. La clave está en el diseño y la regulación.

Imagina a un superhéroe creado por el banco central. Su traje es una cadena de bloques, y su superpoder es la emisión ilimitada de monedas. Sí, ¡puede generar tantas como quiera! Pero cuidado, porque también es “centralizado por naturaleza”. Es como si Superman trabajara para el gobierno y tuviera una oficina en la Casa Blanca.

Las stablecoins, emitidos por empresas privadas, normalmente, se aferran al valor de algo más estable, como el dólar, o el euro. Pero cuidado, porque también pueden ser como ese amigo que promete devolverte el dinero, pero siempre olvida su billetera.

Ahora, ¿quién tiene la ventaja? Los CBDC, ¡por supuesto! Las autoridades pueden diseñarlos de tal manera que las stablecoins parezcan obsoletas. Imagina una CBDC tan genial que nadie querría usar otra cosa. “¿Stablecoin? ¿Qué es eso? ¡Yo solo uso CBDC!” dirían los ciudadanos.

Pero aquí viene la trama retorcida: ¿qué pasa si los gobiernos deciden congelar activos con un clic? ¿O si un país pequeño es presionado por uno grande para hacerlo?

Las stablecoins son monedas digitales que están vinculadas al valor de una moneda fiat. Su objetivo es reducir la volatilidad y facilitar las transacciones en el mundo cripto. Sin embargo, las stablecoins podrían enfrentarse a una fuerte competencia si los bancos centrales emiten sus propias monedas digitales, conocidas como CBDC. ¿Qué pasaría con las stablecoins si las CBDC se vuelven una realidad?

En teoría, las stablecoins podrían sobrevivir a la llegada de las CBDC, siempre y cuando la regulación les permita existir y operar. No obstante, tendrían que reinventarse y ofrecer incentivos para que los usuarios no las cambien por una CBDC. Después de todo, al tener una CBDC se eliminan muchos riesgos asociados al intermediario, como el incumplimiento de la paridad, la falta de transparencia o la vulnerabilidad a los ataques.

Pero si las compañías que emiten stablecoins se las ingenian para ofrecer productos y servicios adicionales, podría valer la pena mantenerlas. Por ejemplo, podrían ofrecer mayor privacidad, mayor velocidad, menor costo, mayor interoperabilidad, mayor rendimiento o mayor innovación que las CBDC. Así, las stablecoins podrían diferenciarse y complementar a las CBDC, en lugar de competir directamente con ellas.

En conclusión, las stablecoins en teoría podrían sobrevivir a la llegada de las CBDC, pero tendrían que adaptarse y agregar valor a los usuarios. De lo contrario, podrían quedar relegadas o desplazadas por las monedas digitales de los bancos centrales.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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