¿En qué consiste la crisis K? ¿Y cómo afecta a Bitcoin?

La pandemia del coronavirus ha servido como el catalizador de una gran crisis económica mundial. Claro que esta no es una crisis normal. En este caso, debido a la pandemia, la crisis es más compleja de lo habitual. Las restricciones para evitar la propagación del virus tienen un efecto económico, pero no ha afectado a todos los sectores por igual. Entonces, tenemos una economía dividida. 

Adicionalmente, los planes de rescate y los estímulos monetarios han beneficiado a unos sectores más que otros. En el comienzo de la crisis, los economistas debatieron mucho sobre la forma de la recuperación. Se habló de una recuperación en forma de V, de U, de W o de L. 

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Si nos guiamos por lo que ocurrió en la bolsa de valores, diríamos que la recuperación resultó siendo una recuperación en forma de V. El crash de marzo formó un piso y los precios comenzaron a subir velozmente. Debido a la velocidad de la recuperación en la bolsa, muchos esperábamos un segundo crash, motivado por la lenta recuperación de la economía real. Sin embargo, un segundo crash nunca llegó, porque las autoridades no dejaron de inyectar dinero a los mercados financieros. Se podría decir que el segundo crash se pudo evitar artificialmente. 

Sin embargo, aquí debemos volver a resaltar lo atípico de esta crisis. Porque cuando decimos que hubo una recuperación en los mercados financieros debemos tomar en cuenta que estamos hablando de promedios. Y los promedios tienden a ocultarnos los detalles. El S&P 500, Dow Jones y Nasdaq son índices, no compañías individuales. El criterio más importante para pertenecer a alguno de estos índices bursátiles es el tamaño. 

En estos momentos, las compañías más grandes (por capitalización) pertenecen al sector tecnológico y al financiero. Esos sectores en particular se han visto favorecidos con el confinamiento. De hecho, la mayoría ha registrado un incremento en ventas. Sin embargo, la economía no es solo unos pocos gigantes. Si bien es cierto que compañías como Amazon, Google, Facebook, Apple y Microsoft son sumamente influyentes, la verdad es que no representan toda la economía. 

La economía en general se compone de compañías de tamaños diversos. La importancia de las compañías de tamaño medio y tamaño pequeño es enorme. Y debemos recordar que los sectores tecnológicos y financieros no son los únicos sectores que sostienen la economía. El turismo, los restaurantes, la hotelería, el entretenimiento, la construcción, entre otros, generan muchos empleos y han sufrido muchísimo con la pandemia. 

En las crisis convencionales, es normal que algunos sectores económicos sufran más que otros. Hay sectores cíclicos y defensivos. Los sectores cíclicos normalmente son aquellos sectores que crecen en una bonanza y decrecen en una recesión. Aquí podríamos incluir a sectores como el financiero, el tecnológico, las materias primas, y los automóviles. Y, en los sectores defectivos, podríamos incluir a los alimentos y artículos de primera necesidad. Mientras los sectores cíclicos navegan a la par de la economía, los sectores defensivos crecen modestamente en la bonanza, pero tienden a resistir muy bien durante las crisis. Por esta razón, un portafolio balanceado tiende a incluir compañías de ambos sectores. 

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Sin embargo, esta es una crisis no convencional y el esquema cíclico-defensivo perdió su vigencia. La variable más relevante parece ser el confinamiento. Es decir, en sectores donde el contacto social es indispensable, el daño económico es grande. Y en sectores donde el contacto social no es indispensable, el daño es mucho menor o nulo. O, podríamos decir que la mejor referencia es el Internet. Si el negocio opera en el Internet, la crisis es llevadera o beneficiosa. Pero si el negocio requiere contacto social, la crisis es una crisis. 

En este caso, tenemos una especie de multiuniverso.  En realidad, no es una recuperación V, W, U o L, porque eso implicaría que todos estamos en el mismo barco. Sin embargo, este no es el caso. Entonces, estamos en una recuperación en forma de K. Por un lado, las compañías grandes han experimentado una rápida recuperación. Y, por el otro, las compañías pequeñas están sufriendo un lento y doloroso proceso. Por un lado, la economía digital y tecnológica ha experimentado una recuperación asombrosa. Y, por el otro, los sectores golpeados por el confinamiento no han podido salir del hoyo todavía. Las aerolíneas, por ejemplo. 

Esta recuperación de forma de K no es solo una consecuencia inevitable de la crisis de salud. La manera cómo se han implementado los estímulos juega un papel muy importante en todo esto. La mayoría de los economistas concuerdan que las inyecciones de liquidez son necesarias para subir la demanda y estimular el crecimiento económico. Ese no es el problema. El problema es la forma que se ha escogido para inyectar esa liquidez. Las grandes compañías han sido las principales beneficiadas de los estímulos. 

La Reserva Federal ha comprado billones de dólares en bonos del Tesoro y bonos corporativos para estimular la economía. Pero lo que en realidad pasó fue que crearon una enorme burbuja financiera, porque el dinero se ha quedado en los mercados bursátiles y no ha circulado en el resto de la economía. Es decir, todo ha sido para el beneficio de los más ricos. Porque la economía real ha visto muy poco de ese dinero. 

Ahora bien, no podemos culpar a la Reserva Federal por esto. La institución está cumpliendo con su deber y ha hecho lo que tiene que hacer. El verdadero responsable de esta recuperación en forma de K es el Gobierno. Porque esta administración no ha brindado el suficiente apoyo a la economía. Las ayudas a los desocupados han sido sumamente modestas. El apoyo a la pequeña y mediana empresa ha sido conservador en extremo. Lo que quiere decir que el Gobierno ha dejado sola a la Reserva Federal. Esto explica la crisis K. Porque tenemos a un ave volando con un ala rota. 

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Las lecciones de la recuperación en forma de K han llevado a la comunidad Bitcoin a una crisis existencial. Porque el comportamiento de Bitcoin está contradiciendo directamente a la narrativa Bitcoin. Durante esta crisis, Bitcoin se ha alineado con el S&P 500 y con las Big Tech. Y se ha visto muy beneficiada por los estímulos. Entonces, vemos, por un lado, a los principales representantes de la comunidad dando gritos de indignación debido a los estímulos. Pero, por otro lado, vemos el precio subir debido a esos mismos estímulos. Por un lado, escuchamos que Bitcoin es un refugio seguro que crece en las crisis, pero, por el otro lado, vemos cómo se comporta como un activo de crecimiento a la par de las Big Tech. 

¿Cuál es la solución ante esta crisis existencial? Muchos bitcoiners han preferido la negación como solución. Es decir, siguen repitiendo la misma narrativa de siempre como loros y han escogido cerrar los ojos ante la nueva evidencia. En lo personal, pienso que esto es un autoengaño sin sentido. Lo mejor es estudiar a Bitcoin de una manera más científica. O sea, no debemos adoptar una narrativa del mismo modo que adoptamos una religión. No debemos adoptar un dogma. Todo lo contrario. Lo que tenemos que hacer es aceptar a Bitcoin tal cual. Lo mejor es analizar la evidencia y luego llegar a una conclusión. Bitcoin es lo que es, no lo que queremos que sea.