El pesimismo invade a Wall Street por discurso de Powell

Los mercados son como las personas: tienen sus días buenos y sus días malos. A veces están felices y optimistas, y otras veces están tristes y pesimistas. ¿Qué los hace cambiar de humor tan rápido? Pues las noticias que reciben influyen en sus opiniones sobre el futuro.

Imagina que eres un inversor en el mercado de la construcción. Un día te enteras de que hay mucha demanda de casas y que tu empresa va a vender mucho. Te pones contento y compras más acciones. Pero al día siguiente te llega la noticia de que hay una crisis económica y que nadie quiere comprar casas. Te entra el pánico y vendes todas tus acciones.

Así son los mercados: reaccionan exageradamente a las expectativas que tienen sobre lo que va a pasar. Se basan en suposiciones. Y eso los hace muy volátiles e impredecibles.

Más importante que los hechos es la interpretación colectiva que se le da a los hechos. O sea, las narrativas que se imponen y se transforman en expectativas. Y las expectativas son las que más influyen en los sentimientos. Los mercados suben y bajan en un mar de suposiciones.

¿Qué significa esto? Que a veces nos dejamos llevar por lo que creemos que va a pasar, y no por lo que realmente pasa. Por ejemplo, si todos pensamos que el precio del petróleo va a subir, empezamos a comprarlo como locos, y eso hace que suba de verdad. Pero si luego resulta que hay más oferta que demanda, el precio baja y nos quedamos con cara de tontos.

Esto pasa también con otras cosas, como la política, el deporte o el amor. A veces nos ilusionamos o nos decepcionamos por lo que imaginamos, y no por lo que vemos. Y eso puede tener consecuencias positivas o negativas, según el caso.

¿Te has preguntado por qué los mercados han estado tan contentos este año? Pues resulta que, en gran parte, se debió a una suposición muy optimista sobre lo que hará la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el banco central más poderoso del mundo. La suposición fue la siguiente: la Fed subirá las tasas de interés, pero solo un poquito, porque la inflación está bajando. Luego se tomará un descanso y dejará de subirlas. La inflación seguirá bajando y todos viviremos felices y tranquilos. Entonces, la Fed volverá a bajar las tasas y nos dará más estímulos económicos. ¿No suena maravilloso?

Pues así pensaron muchos inversores que decidieron comprar acciones y otros activos esperando que este cuento de hadas se haga realidad. Y, al comprar, hicieron que los precios subieran y subieran. Pero cuidado, ¿y si la Fed tiene otros planes?

¿Qué dijo Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos? Lo que dijo contradijo las expectativas de los inversores. Powell compareció el 21 de junio ante el Congreso para explicar la situación económica y la política monetaria del país. Powell admitió que la inflación sigue siendo alta, en el 4%, y que queda “un largo camino por recorrer” para bajarla al 2%, el objetivo del banco central. También reconoció que es probable que los tipos de interés suban más durante los próximos meses, dependiendo de los datos económicos. Sin embargo, defendió la decisión de hacer una pausa en junio y mantener los tipos entre el 5% y el 5,25%, para evaluar mejor las condiciones crediticias y los vientos en contra que podrían afectar a la actividad económica y la contratación. Powell mostró cautela y prudencia ante el Congreso, y dejó claro que la batalla contra la inflación no está ganada.

Al parecer, el jefe del banco central de Estados Unidos no está muy contento con la inflación y quiere seguir subiendo los tipos de interés. Eso no le gusta al mercado, que se ha acostumbrado a una narrativa más suave y optimista. Se sugiere que la pausa que se hizo la semana pasada no es el final de la batalla, sino solo un descanso para tomar aire. Ahora el mercado tiene que considerar que después de la pausa puede o no venir más subidas.

¿Será que Powell sabe algo que nosotros no sabemos? ¿O será que solo quiere asustarnos para que nos portemos bien? Sea como sea, parece que el discurso de Powell ha cambiado el tono y la narrativa del mercado. Y eso nos va a dar mucho de qué hablar.

Ahora bien, como bien sabemos, la Fed es el banco central de Estados Unidos y tiene el poder de subir o bajar las tasas de interés. Esto afecta a todo el mundo, porque el dólar es la moneda más usada y porque la economía estadounidense es la más grande. Por eso, cuando la Fed habla, el mercado escucha. O, al menos, eso debería hacer.

Pero resulta que ese mercado no siempre le cree a la Fed. Después de los discursos, surge la duda. Pero, después de un rato, el mercado se hace el sordo. ¿Por qué? Dos razones. En primer lugar, esta Fed no siempre ha acertado en sus pronósticos. Entonces, muchos ya no le hacen caso. En segundo lugar, el mercado cae con mucha frecuencia en la negación. Prefiere creer que todo va bien, aunque los datos digan lo contrario.

Los mercados son como niños que juegan a adivinar el futuro. Se basan en lo que ven, oyen y sienten para tomar decisiones. Así, los mercados reflejan lo que creen que será la economía en el futuro. Pero eso no quiere decir que tengan la razón. A veces se equivocan, y mucho.

El problema es que para que una historia sobre el futuro sea creíble, tiene que ser simple. Y, en esa simplificación, se pueden perder muchos matices y detalles. Entonces, los mercados pueden caer en el extremo de ser muy optimistas o muy pesimistas. Por ejemplo, cuando la Fed anunció una pausa en las subidas de tasas, los mercados lo celebraron como si fuera una fiesta. Y luego se olvidaron de que una pausa es solo eso: una pausa. No significa que la Fed vaya a cambiar radicalmente su política monetaria.

Al empezar el año, la pausa era una promesa lejana. Los inversores soñaban con el futuro y sus beneficios. Pero ahora la pausa ya llegó. Y nos dejó sin ilusiones. Ahora, con la pausa en el retrovisor, tenemos que mirar hacia adelante. Necesitamos nuevas historias que nos motiven. Y, mientras tanto, el discurso de Powell es lo único que tenemos. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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