El mercado de bonos: cómo surgió y qué impacto tiene

¿Te has parado a pensar alguna vez cómo se las arregla el gobierno para pagar sus facturas? ¿De dónde saca la pasta para financiar sus proyectos, como la educación, la salud o la defensa? ¿Y cómo hace para pedir prestado cuando se le acaba el dinero? Claro, los impuestos, esos amigos que nos quitan un buen pellizco de nuestro sueldo.

Pero resulta que el gobierno es un poco gastador y suele gastar más de lo que tiene. Y entonces tiene que endeudarse para tapar sus agujeros. ¿Y cómo lo hace? Pues vendiendo bonos en el mercado de bonos. El mercado de bonos es un lugar donde el gobierno ofrece pagarés a cambio de dinero a los inversores que los compran. Así, el gobierno consigue dinero fresco y los inversores una rentabilidad por su dinero. Todo muy bonito, ¿verdad? No siempre.

Los bonos son unos papelitos que el gobierno vende a los inversores a cambio de un interés. Es decir, el gobierno les dice: “te doy esto ahora y tú me das más luego”. Así consigue crédito para financiar sus proyectos o sus guerras. Pero los bonos no son solo cosa del gobierno. También las empresas y los particulares pueden emitir bonos para conseguir dinero prestado. Y los bonos se pueden comprar y vender entre los inversores, creando un mercado enorme y global.

Por ejemplo, una empresa que necesita dinero para expandirse puede emitir bonos corporativos, que son bonos que prometen pagar un interés fijo o variable a los compradores. Estos bonos tienen un riesgo mayor que los bonos del gobierno, porque la empresa puede quebrar o no pagar. Por eso, suelen ofrecer una rentabilidad mayor para atraer a los inversores. Los bonos corporativos se pueden negociar en las bolsas de valores o en el mercado secundario

Recurramos a la historia. En Italia, por ejemplo, las ciudades-estado como Venecia o Florencia fueron las pioneras en emitir bonos para financiar sus guerras constantes. De hecho, obligaban a sus ciudadanos a prestarles dinero a cambio de un interés. Y luego permitían que esos bonos se pudieran vender a otros inversores por dinero en efectivo. Este es un caso de la vida real. Así nació el mercado de bonos.

En el norte de Europa, los bonos tomaron otras formas, como las anualidades o los préstamos de lotería. Las anualidades eran una forma de comprar una serie de pagos anuales por una cantidad fija. Los préstamos de lotería eran una forma de invertir en la pequeña probabilidad de obtener un gran retorno. Ambas formas fueron usadas con éxito por Francia y Holanda para financiar sus gastos.

Cuando la Revolución Gloriosa de 1688 llevó al trono de Inglaterra a Guillermo de Orange, procedente de Holanda, estos métodos financieros se extendieron también a Gran Bretaña. Allí se creó el Banco de Inglaterra, que se encargaba de emitir bonos del gobierno y de gestionar su deuda. El banco también prestaba dinero al gobierno a cambio de impuestos futuros. Así se creó una relación simbiótica entre el banco y el gobierno, que les permitió financiar guerras y proyectos sin depender de los prestamistas extranjeros.

En Estados Unidos, los bonos también jugaron un papel crucial en su historia. Desde la independencia hasta la guerra civil, pasando por la compra de Luisiana o la construcción del ferrocarril, los bonos fueron una forma de conseguir dinero para expandir y desarrollar el país. Pero también hubo momentos difíciles, como cuando algunos estados dejaron de pagar sus bonos o cuando hubo inflación y depreciación del dólar.

Ahora bien, el mercado de bonos ha evolucionado a lo largo del tiempo, adaptándose a las circunstancias históricas y políticas. De hecho, el precio y el interés de los bonos reflejan el riesgo y la confianza que tienen los inversores en el emisor. Porque no todo es color de rosa. Existen peligros en endeudarse mediante bonos, tanto para los gobiernos como para las empresas y los particulares.

Claro que el mercado de bonos no es solo cosa de expertos o especuladores. Nos afecta a todos, porque nuestros planes de pensiones o jubilación invierten en él, y porque determina las tasas de interés a largo plazo para toda la economía. Por eso, es importante entender cómo funciona este mercado y cómo puede influir en nuestro futuro.

El mercado de bonos seguramente seguirá siendo una fuente de crédito para los gobiernos y las empresas, pero también es amenaza para su solvencia. ¿Son una forma de esclavitud o de libertad? ¿De progreso o de decadencia? ¿De seguridad o de riesgo? La respuesta no es fácil, pero lo que está claro es que los bonos son una parte esencial de la economía moderna.

¿Te imaginas que Estados Unidos no pudiera pagar su deuda? Pues podría pasar. En este momento, el tío Sam debe más de 31 billones de dólares y necesita que el Congreso le dé permiso para seguir gastando. Pero los políticos no se ponen de acuerdo y el plazo se acaba en junio. Si no lo logran, el gobierno se quedará sin dinero para pagar sus cuentas. Y eso sería un lío muy gordo.

¿Por qué? Porque la deuda de uno es el activo de otro. Hay mucha gente que le ha prestado dinero al gobierno: bancos, empresas, ciudadanos y países extranjeros. Si el gobierno no les paga, se enfadarán mucho y perderán la confianza en él. Y eso puede afectar al sistema financiero mundial. Porque si nadie le quiere prestar más dinero al gobierno, este tendrá que recortar gastos en cosas importantes como la educación, la salud o la defensa. Y eso perjudicará a la economía y al bienestar de los estadounidenses y de muchos. Además, el dólar se devaluará y perderá su valor como moneda internacional. Y eso hará que todo sea más caro y difícil para todos.

Es imprescindible que los políticos se pongan de acuerdo y actúen con responsabilidad. De lo contrario, la situación puede volverse muy grave. ¿Qué ocurrirá? Es difícil de predecir, pero hay que estar alertas. Ante una polarización política tan extrema, es probable que los conservadores se resistan hasta el final. Y eso generará más incertidumbre y conflicto. Los dogmáticos son tercos, pero no suicidas. Tarde o temprano, los conservadores, para evitar un desastre, tendrán que ceder y atender a la razón. Pidamos un milagro al cielo. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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