El futuro de las finanzas: los grandes bancos se suman a la revolución de las criptomonedas

Bitcoin nació con el objetivo de facilitar el pago de cualquier cosa sin la intervención de bancos, gobiernos o empresas. Así, se evitan las comisiones, las restricciones y los riesgos de confiar en terceros. Los primeros en usar Bitcoin fueron personas que creían en la libertad, la privacidad y la descentralización. Algunos eran programadores, otros libertarios y otros anarcocapitalistas. Todos ellos admiraban el oro como un activo escaso, duradero y resistente a la inflación. Pero como el oro es pesado, difícil de transportar y de dividir, prefirieron apostar por el oro digital: Bitcoin.

Este grupo está formado por personas que comparten unas ideas muy conservadoras. Aquí no hay muchos amigos de la intervención estatal en la economía. De hecho, son bastante individualistas y no confían mucho en terceros y mucho menos en grandes colectivos como las corporaciones, los bancos y el Estado. Sin embargo, sí confían mucho en la tecnología, en el liberalismo clásico y en las fuerzas del mercado. Aquí se valora el individualismo, la libertad y la tecnología. Aquí no se espera la ayuda de nadie, sino que el individuo se ayuda a sí mismo.

Las ideas conservadoras son como los dinosaurios: antiguas, grandes y con muchos dientes. Por ejemplo, la idea de volver a una moneda que no dependa del Estado no es nueva. Ya en el pasado hubo intentos de crear monedas alternativas, basadas en metales preciosos, trueques o sellos. Pero estos experimentos eran limitados y locales. No podían competir con el poder y la influencia de los gobiernos.

Pero entonces llegó Internet. Y con él, las redes sociales. Y con ellas, la posibilidad de conectar a personas con ideas afines, sin importar dónde estuvieran. Así nació Bitcoin, el código que prometía una moneda descentralizada, segura y global. Bitcoin aprovechó el momento oportuno, cuando la desconfianza hacia los políticos y los bancos era alta, y la tecnología permitía crear una red de usuarios que se auto-regulaban. Así, Bitcoin se convirtió en un fenómeno mundial.

Bitcoin es como una fiesta: al principio solo van los amigos, pero luego se corre la voz y llegan los invitados sorpresa. Algunos vienen por curiosidad, otros por diversión, y otros por negocio. Así pasó con Bitcoin: lo que empezó como un proyecto de unos pocos idealistas, se convirtió en un imán para todo tipo de personas. Inversores, traders, especuladores, todos querían una parte del pastel. Y no es para menos: Bitcoin prometía una rentabilidad increíble, capaz de multiplicar tu dinero en poco tiempo. Claro que también tenía sus riesgos: la volatilidad, la competencia, la regulación, etc. Pero eso no importaba mucho a los que buscaban el sueño de hacerse ricos con Bitcoin.

La ideología sigue siendo importante para muchos usuarios de Bitcoin, que ven en él una forma de cambiar el mundo y de liberarse del sistema. Pero también hay otros que solo ven en Bitcoin una oportunidad de ganar dinero. ¿Qué importa si Bitcoin era una moneda revolucionaria o no? Lo que importa es el precio. Y el precio suba y baja, creando emociones fuertes y expectativas altas. ¿Será Bitcoin una burbuja? ¿O será una mina de oro? Solo el mercado lo dirá.

Bitcoin es como una religión: tiene sus fieles, sus herejes y sus conversos. Por un lado, están los que creen en Bitcoin como una forma de vida, que siguen sus principios y que quieren difundir su mensaje. Por otro lado, están los que usan Bitcoin como una herramienta, que no les importa su filosofía y que solo quieren aprovechar sus beneficios. Y entre medias, están los que se pasan de un bando a otro, según les convenga.

Así tenemos una batalla de intereses entre los que quieren preservar la pureza de Bitcoin y los que quieren adaptarlo a sus necesidades. Por ejemplo, cuando un banco anuncia que ofrecerá criptomonedas a sus clientes, los primeros se escandalizan y dicen que eso va en contra del espíritu de Bitcoin, que es una moneda descentralizada y sin intermediarios. Los segundos se alegran y dicen que eso es una señal de que Bitcoin es una moneda legítima y aceptada. ¿Quién tiene la razón?

Los bancos tradicionales no quieren quedarse atrás en la carrera cripto. Por eso, están preparando carteras seguras de criptomonedas para sus clientes, que les permitan invertir en estos activos digitales con las mismas garantías que en los productos financieros convencionales. Para ello, se apoyan en las fintechs, que les proveen de la infraestructura necesaria para operar con criptoactivos. Así, los bancos esperan no perder cuota de mercado frente a los neobancos, que ya ofrecen estos servicios desde hace tiempo.

Pero no todo es tan fácil como parece. Los bancos se enfrentan a varios retos, como la regulación, la volatilidad, la competencia y la reputación. Además, tienen que lidiar con los puristas de Bitcoin, que ven con malos ojos que las entidades financieras tradicionales se metan en su terreno. ¿Serán capaces los bancos de adaptarse al mundo cripto? ¿O serán solo unos invitados de piedra en una fiesta que no les pertenece? Solo el tiempo lo dirá.

Bitcoin es como una familia: tiene sus miembros, sus normas y sus conflictos. Dentro de la familia Bitcoin hay un grupo que se cree el más listo, el más fiel y el más puro: los puristas. Los puristas son los que defienden a capa y espada la esencia de Bitcoin, que se basa en la descentralización, la libertad y la responsabilidad. Los puristas no quieren intermediarios, ni regulaciones, ni bancos. Los puristas quieren que todos los usuarios de Bitcoin sean como ellos: autónomos, independientes y seguros.

Pero resulta que no todos los usuarios de Bitcoin son así. Hay muchos que prefieren delegar la custodia de sus BTC en terceros, como los bancos, que les ofrecen más comodidad, confianza y facilidad. Estos usuarios no son menos bitcoiners que los puristas, solo tienen otras preferencias y necesidades. Y tienen derecho a elegir lo que más les convenga. Los puristas dicen que respetan las fuerzas del mercado, pero solo cuando el mercado les da la razón. Cuando el mercado les lleva la contraria, se enfadan y se quejan. Pero el mercado no escucha ideologías, solo oportunidades. ¡Bancos, bienvenidos a Bitcoin!

 Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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