¿Cómo ser un gran inversor?

Exploremos los atributos que debemos tener para convertirnos en un gran inversor. Es relativamente sencillo ser un inversor mediocre. Es mucho más difícil destacar entre la masa. ¿Qué es un inversor? ¿Qué lo diferencia del empresario? ¿Qué significa ser un inversor mediocre? ¿Es un asunto de técnica? ¿Es un asunto de inteligencia? ¿O es un asunto de relaciones y contactos? 

Invertir es colocar un capital para ponerlo a trabajar. Eso implica que el tener un capital es un requisito imprescindible a la hora de ser un inversor. Sin capital, no puede haber inversión. Capital, tiempo y rentabilidad. Esos son los tres pilares de la inversión. Nótese que use la palabra “capital” y no use la palabra “dinero”. ¿Por qué? Bueno, porque hay una diferencia. El dinero es un medio de intercambio. O sea, el dinero se usa para comprar cosas. El capital es un instrumento de financiamiento. Se usa para invertir. Es dinero que genera dinero.

El dinero puede provenir de muchas fuentes. Pero el capital normalmente proviene de la diferencia entre nuestros ingresos y nuestros egresos. Supongamos que tenemos un ingreso mensual de 1000 dólares y unos gastos mensuales de 800 dólares. Asumiendo que estamos cubiertos en materia de salud (con un buen seguro de salud) y un generoso fondo de emergencia, esos USD 200 que vamos acumulando todos los meses pueden servirnos como capital para invertir. En otras palabras, no estamos hablando de un dinero para el consumo. El capital es un dinero que se puede usar para invertir. Es decir, dinero que no necesitamos para sostener nuestro estilo de vida. Y nos podemos dar el lujo de no verlo por un buen tiempo. 

Capital, tiempo, y rendimiento. La disciplina es uno de los atributos fundamentales de un gran inversor. Es necesario tener disciplina. Ahora bien, tener la disciplina significa gastar menos, pudiendo gastar más. Si llevamos una vida de lujos, eso significa que llevamos una vida de gastos. Lo que, a su vez, significa que nuestro capital sufre debido al gasto. No estamos hablando de que debemos vivir en la miseria. En muchos casos, un hombre de negocios debe ostentar prosperidad como una estrategia para llamar la atención de otros hombres de negocios. O sea, para ganarse la fama de persona exitosa y atraer más negocios. A veces es necesario entretener a los demás en ambientes agradables para relacionarse con potenciales socios o clientes. No obstante, en lo que respecta a la inversión pura y sencilla, lo mejor es acumular mucho, reinvertir casi todo y gastar lo menos posible al estilo de un Warren Buffett.

El tiempo es una pieza clave en el mundo de las inversiones. Lo que significa que la paciencia es otro de los atributos fundamentales de un gran inversor. Debemos tener la capacidad de poder esperar años y lustros. Si somos disciplinados y llevamos una vida que disfrutamos, nos podemos dar el lujo de esperar por mucho tiempo. Por otro lado, si invertimos con crédito, gastamos mucho y somos impacientes, estamos destinados al fracaso. No se trata de hacer dinero rápido. Cualquiera puede tener suerte en un ciclo alcista. Pero el gran inversor logra sobrevivir los años y las décadas, a los ciclos bajistas y a los ciclos alcistas. Las grandes fortunas se construyen a largo plazo.

Hablamos de la disciplina y de la paciencia. Ahora hablemos de la cabeza fría. Me refiero a la objetividad. O, mejor dicho, la falta de emociones. El inversor mediocre normalmente sufre de una fe ciega y un optimismo iluso. Compra un activo con grandes expectativas, pensando que nada puede ir mal. En el espacio cripto, la emotividad es una pandemia. Las personas se enamoran de los proyectos y los idealizan en extremo. Por ende, hay mucho fanatismo. Si, en este espacio, tú le dices a alguien que Bitcoin puede llegar a bajar de precio en cualquier momento, la reacción de desconcierto es del otro mundo. “No lo creo”- te dicen al instante con el ceño fruncido y los ojitos perdidos. Luego, Bitcoin baja y lo que tenemos son millones de corazones rotos. El pánico invade el mercado. Eso es inmadurez. Todo lo que sube puede bajar. En especial, un activo tan volátil como Bitcoin.

Emotividad. La idea de que Bitcoin subirá para siempre. La idea de que colapsará y llegará a cero. Tenemos codicia, por un lado. Y tenemos miedo, por el otro. El inversor debe ser pragmático. Bitcoin es volátil. O sea, baja y sube. Si sube mucho y tenemos una sobrecompra, vendemos. Y si baja demasiado y tenemos una sobreventa, compramos. Lo mejor es comprarles a los miedosos y venderles a los optimistas. La masa es, esencialmente, irracional. Es decir, la mayoría normalmente se equivoca. Si todos en la prensa y en las redes te dicen que Bitcoin va a subir, preocúpate. Las ballenas aprovechan esos momentos para vender.

Todo es un asunto de carácter: Disciplina, paciencia, y cabeza fría. El inversor ingenio compra con la esperanza de hacer mucho dinero en poco tiempo. Se ilusiona. Se enamora. Y pone toda su fe en una ilusión. Un día tiene suerte. Vende. Y se da un par de lujos creyéndose un genio de las altas finanzas. Me refiero al minorista arrogante y sabelotodo que hace vida activa en las redes sociales promoviendo insensateces. Esos son inversores indisciplinados, impacientes y emotivos. Esos son los radicales que siempre están peleando con otros en Twitter. Esa es la masa irracional que se debe evitar.

Riesgos y oportunidades. Todo en el mundo de las inversiones es un cálculo de los riesgos y las oportunidades. Los grandes inversores no están en el negocio de hacerse rico de la noche a la mañana. Están en el negocio de acumular capital, invertir y reinvertir a través de los años y las décadas. Son personas pausadas, controladas y pragmáticas. El carácter es más importante que la ambición o la técnica. La disciplina, la paciencia y la cabeza fría son los componentes necesarios para poder convertirse en un gran inversor. 

En el mercado de las criptomonedas, hay mucho joven cabeza caliente. En líneas generales, se trata de un mercado sumamente inmaduro. Pero esta inmadurez es una enorme oportunidad para el gran inversor. O sea, se le puede sacar provecho a la locura colectiva con mayor facilidad. Un minorista con buen carácter (disciplina, paciencia, y cabeza fría) que acumula, invierte y reinvierte a largo plazo tendrá su éxito asegurado en este espacio. Es un hecho inevitable. Así de sencillo.