¿Cómo invertir en tiempos de “inflación”?

La inflación en los Estados Unidos se ha disparado en abril, generando bastante ansiedad entre los inversores. Estos datos, mayores de lo anticipado, elevan la presión sobre la Reserva Federal de subir los tipos antes de lo prometido. La inflación subió un 4,2% con respecto al año pasado. Un número que no se veía desde septiembre del 2008, cuando la inflación en EE.UU subió en un 4,9%. El salto cayó de sorpresa, porque los analistas esperaban una inflación del 3,6%. Pero la crisis con el suministro de microconductores, sobre todo por sus efectos en el mercado de los automóviles, hicieron la diferencia. ¿Qué está pasando realmente? ¿Qué debemos hacer los inversores? 

Desde el año pasado, se ha venido hablando de la inflación. Pero no todas las alertas han sido creíbles. Muchos están hablando de inflación desde lo peor de la crisis deflacionaria del segundo trimestre del año pasado. Sin embargo, en honor a la verdad, en estos momentos, la inflación ya es un hecho. La economía está experimentando una recuperación evidente. Y las cosas ya se están calentando. Se están viendo incrementos sustanciales de los precios en varios rubros. Los sectores más afectados han sido: alimentos, energía, inmobiliario, materias primas. El acero, el cobro, y otras mercancías han experimentado incrementos afectando los costos de producción de muchas industrias. 

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La Reserva Federal no niega los números de inflación. De hecho, desde finales del año pasado, la advertencia ha sido anunciada en cada una de sus declaraciones. Todos sabíamos que la inflación venía, pero como un mal necesario para poder aumentar el empleo. Véase “curva de Phillips”. Ahora bien, guerra avisada no mata soldado. Sin embargo, los mercados se preocupan y con mucha razón. He aquí donde los analistas se dividen. ¿Qué pasa si la inflación se sale de control?  ¿Es transitoria o crónica? ¿Acaso la Reserva Federal está subestimando sus poderes? Los pesimistas de la inflación, que son muchos, están evocando los años 70s. Durante aquel controvertido periodo, los directores de la Reserva también hablaban de la supuesta “transitoriedad” de la inflación, pero el asunto se salió de sus manos. ¿Se repetirá la historia? Bueno, eso aún está por verse. 

La división es la siguiente: Por un lado, tenemos a los que creen en las promesas de Jerome Powell. Por el otro lado, tenemos a los escépticos. Los escépticos creen que el amigo Powell, más temprano que tarde, tendrá que tragarse sus palabras y aumentar los tipos antes del 2024. Un aumento de los tipos retiraría liquidez del sistema lo que eventualmente causaría una desaceleración, dramática o no, en los mercados financieros. En otras palabras, un crash. Sería el fin del boom alcista que tanto ha beneficiado a los inversores.  

También es posible que el supuesto “crash” no tome lugar, pese a dicho aumento. En el pasado, hemos tenido booms alcistas, pese a tener una política monetaria rígida. Lo que se requiere es una bonanza a nivel de la economía real. Lo que posiblemente podría darse en un periodo pospandemia debido a un gran incremento en el gasto del consumidor. O sea, los sobrevivientes de la pandemia pueden sentir el impulso de “vivir la vida loca”. Y eso podría significar un aumento importante en el consumo. Es decir, la subida de los tipos no es necesariamente el fin del mundo. 

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Ahora bien, ¿es esta inflación realmente transitoria? Analizando rubro por rubro, podríamos decir que Powell podría tener algo de razón. La crisis de micro conductores, por ejemplo, podría solventarse al solventar las fallas de producción y distribución. Lo mismo podría ocurrir con la energía y las materias primas que apenas están despertando y la inercia generada durante la crisis está causando una escasez de suministro temporal. Sin embargo, este es un juego peligroso. Las cadenas de producción y distribución no terminarán de despertar si los países en la era pospandemia se refugian en una economía proteccionista. Y esos son fenómenos esencialmente geopolíticos fuera del control de Powell. 

Si la economía crece debido a un incremento en la producción, podemos dormir tranquilos. O sea, el plan de infraestructura de Biden no es necesariamente malo, pero el dinero se debe utilizar en inversión. Si lo único que tenemos es gasto fiscal, un sobrecalentamiento económico será inevitable. Lo que naturalmente se traduciría en inflación. 

Las cifras de desempleo actuales podrían resultar bastante extrañas, si las unimos a los reportes de escasez laboral que están llegando desde varios sectores. ¿Acaso la gente no quiere trabajar? Exactamente. Este aparente dilema podría tener varias explicaciones y varias implicaciones. El desempleo podría mantenerse elevado y, al mismo tiempo, se puede tener una escasez de trabajadores, si resulta más rentable quedarse en casa que salir a trabajar. En conclusión, es muy fácil que a los progresistas se les vaya la mano con las ayudas y el gasto. 

Ahora bien, ante tanta incertidumbre, ¿Cómo invertir? Como inversor, la defensa más evidente ante la inflación es la compra de activos. Lo mejor es ir por activos infravalorados. Las mercancías en general tienden a comportarse bastante bien en tiempos de inflación. Los sectores deprimidos durante las crisis del coronavirus: Hoteles, restaurantes, entretenimiento, turismo, aerolíneas, automóviles. Estos sectores podrían ser excelentes inversiones hoy. El sector tecnológico, sin embargo, es más difícil de leer. 

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El caso Bitcoin es uno bastante complicado. Pese a que se repite como un disco rayado de que Bitcoin desempeñará de las mil maravillas en un cuadro de alta inflación. Me temo que eso aún está por verse. Claro que Bitcoin funciona muy bien con unos tipos por el piso. En el escenario de una política monetaria flexible, la tolerancia al riesgo aumenta y Bitcoin ha brillando como una estrella. Pero, ¿cómo se compartirá en un escenario de escasa liquidez? 

Con Bitcoin, lo mejor siempre ha sido comprar y esperar. Avanzar para que el tiempo haga su magia. Pero yo diría que nunca es mala idea tener un plan B. También es viable vender un poco de Bitcoin ahora, durante la temporada alcista, para poder sobrevivir a la eventual temporada bajista. Si Bitcoin sigue subiendo, pues, bien. Pero si, por un revés del destino, llega a bajar más de la cuenta, tendríamos un colchón. Yo diría que no estaría mal sacar ese cálculo. Dejar la codicia a un lado por un instante en nombre de la prudencia y la sensatez.