¿Cómo evitar un pánico bancario?

El pánico bancario ocurre cuando los clientes pierden confianza en su banco. O sea, temen por la seguridad de su dinero y todos los retiran al mismo tiempo. Un banco usa el capital de los clientes para emitir préstamos a terceros. Eso implica que la mayoría de los activos del banco casi siempre están en la forma de préstamos (a corto plazo y a largo plazo). Por ende, si todos los clientes deciden retirar su dinero al mismo tiempo, los problemas de liquidez son inevitables. Es decir, los pánicos bancarios se convierten, con demasiada facilidad, en profecías auto cumplidas.

Los bancos en realidad solo conservan un porcentaje relativamente pequeño de sus depósitos en reservas de efectivo. Si todos retiran su dinero al mismo tiempo, estas reservas se agotan rápidamente. Entonces, tarde o temprano, el banco tendrá que suspender los retiros. Lo que, por supuesto, creará una crisis.

¿Cómo comienza una corrida bancaria? Un rumor infundado puede ser suficiente para crear el pánico. Porque, lamentablemente, a la hora de un pánico general, pagan justos por pecadores. Esto sucede, sobre todo, durante una crisis bancaria generalizada. Durante la Gran Depresión, por ejemplo, en los Estados Unidos, quebró un tercio de todos los bancos. Estamos hablando de más de 9 mil bancos. Seguramente, muchos de estos bancos, antes de la crisis, estaban solventes. Es decir, no había nada malo con ellos. Sin embargo, una corrida bancaria destruye todo. El miedo y el pesismismo pueden destruirlo todo. 

En el caso de la caída de bancos individuales como Lehman Brothers o Silicon Valley Bank, los problemas de insolvencia se relacionan más a la toma de riesgos muy elevados. O sea, se tomaron grandes riesgos. Esos negocios eventualmente salieron mal. Y los impagos y las pérdidas se acumularon más de la cuenta. Luego, se esparció el rumor. Los clientes se preocupan y comienzan los retiros. Lo que se convierte en un golpe mortal para un ente ya en problemas.

¿Cómo evitar un pánico bancario? Aquí analizaremos dos alternativas. La primera opción es el camino de los libertarios. Esta es la solución del dolor necesario. Aquí la solución es no hacer nada y dejar que el libre mercado haga su mágica. En teoría, la quiebra de los malos actores, aunque dolorosa, es necesaria para depurar al sistema. En consecuencia, al final de la crisis, quedarán los mejores actores. De esta manera, el mercado se vuelve más eficiente. Digamos que el mercado se autorregula matando las malas hierbas. Se trata de una ética espartana al estilo de ‘lo que no te mata, te hace más fuerte’.

Esta solución en particular es muy popular en el espacio cripto debido a la gran influencia de los libertarios. O sea, en esta comunidad, hay muchos libertarios y conservadores a favor de un fundamentalismo de libre mercado. Se interpreta la intervención estatal como atentado a la libertad personal. Se prefiere la efectividad de la “mano invisible” en la tradición del liberalismo clásico.

Durante la Gran Depresión, en un principio, se escogió el camino del liberalismo clasico. No podemos negar que esta solución parece justa en teoría. Sin embargo, en la práctica, las consecuencias son muy trágicas. Cierto que la intención inicial es la eliminación de los malos actores. Pero el resultado suele ser la eliminación de todos los actores.

Lo que ocurre es que los bancos son el lugar de encuentro entre los prestamistas y los prestatarios. Al romperse esa relación, se paraliza el crédito. Y a las economías modernas las mueve el crédito. Otro detalle. El crédito es pasivo para el deudor y activo para el acreedor. Entonces, la quiebra del deudor se transforma en la pérdida del acreedor. Debido a la interconexión, una quiebra se puede convertir en una epidemia debido al efecto dominó. 

Supongamos que un banco quiebra debido al mal manejo. Según la solución del dolor necesario, la quiebra de este banco es bien merecida. Y su fin es bueno para el mercado. El problema es que esta quiebra genera otras quiebras. Porque este banco, al incumplir con sus compromisos, genera pérdidas para todos sus acreedores. En otras palabras, este mal actor perjudica a muchos buenos actores. 

Los más radicales de esta solución recurren a culpar a la víctima. ¿Por qué confiaron en el banco en primer lugar? ¿Por qué no guardaron su dinero debajo del colchón?

Ahora bien, con razón o sin razón, esta solución no funciona, porque la ciudadanía no está dispuesta a sufrir tanto, teniendo soluciones menos dolorosas. En teoría, la solución liberatoria tiene cierto atractivo. Sin embargo, en la práctica, nadie la quiere.

La otra alternativa es la intervención estatal. Los colapsos bancarios, durante la Gran Depresión, llevaron a la creación del Federal Deposit Insurance Corporation (FIDIC). Adicionalmente, la Reserva Federal funciona como “prestamista de último recurso”. Estas instituciones han sido creadas como medidas de seguridad para evitar pánicos bancarios. ¿Por qué entrar en pánico si nuestro dinero está a salvo?

Veamos. Las personas con dinero en FTX y las personas con dinero en Silicon Valley Bank. ¿Cuál es la diferencia? La regulación. FTX era un nobanco no registrado. Lo que implica que no cumplía con los requisitos de un banco tradicional. Por ende, no contaba con la protección de un banco tradicional. O, dicho de otro modo, FTX era un banco en el Salvaje Oeste. En muchos aspectos, el mundo cripto aún se encuentra en un mundo pre-banco central. Es una especie de Estados Unidos del siglo XIX. Muchas libertades. Pero, con tanta libertad, también vienen muchos peligros.

En el caso Silicon Valley Bank, los recursos para responder a los depositantes saldrán del Fondo de Garantía de Depósitos. Este fondo fue creado justamente para situaciones de emergencia y se financia con pagos trimestrales hechos por los bancos que operan en Estados Unidos. Debido a esta protección, la probabilidad de que la crisis se puede contener es mayor.

¿Es justo rescatar a un mal actor? No es raro que el público interprete el rescate de un banco fallido como un premio a la incompetencia. O sea, usar dinero público para salvar a un ente privado que no merece ser salvado. Aquí no van a decir que esta queja es totalmente insensata. Sin embargo, en este caso, me voy por el pragmatismo. Estos rescates son un mal necesario para evitar un mal mayor. Lo importante es que estos fondos hacen el trabajo de elevar la confiabilidad del sistema bancario como un todo. Así de sencillo. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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