Ciclos financieros: ¿Por qué también afectan a Bitcoin?

Hablemos de los ciclos financieros en el contexto del precio de Bitcoin. O sea, me refiero específicamente a los elementos externos que influyen en la demanda de BTC. En concreto, este debate normalmente gira en torno a dos expectativas: El crecimiento por adopción o el crecimiento por liquidez. ¿Es posible tener el uno sin el otro?

La pregunta: ¿Por qué Bitcoin va a subir de precio en el futuro? El bitcoiner militante, por lo general, responde a esta pregunta de manera automática sin mucha vacilación. Es la declamación de un viejo libreto. ¿Por qué? Por la escasez del código. Por el poder de la red de computadoras. Y porque nadie puede confiscar tus monedas. Al parecer, en el futuro, se va a dar un gran despertar entre las masas que van a reconocer estas virtudes de Bitcoin. Y eso traerá la demanda. Digamos que este es un crecimiento por adopción al estilo de un movimiento religioso.  

¿Suena familiar? Claro que sí. Este es, prácticamente, un -copia y pega- del discurso de los escarabajos del oro. Por un lado, tenemos a un mundo al borde del colapso debido a la mala influencia del Estado en la economía. Por otro lado, tenemos al mesías salvador (un sistema de moneda dura y libre mercado). Este, por supuesto, es un debate más viejo que las ventosas. El liberalismo clásico, por un lado. El progresismo keynesiano, por el otro. La derecha contra la izquierda.

“Bitcoin no necesita de nada para crecer”, me escribió un buen dia un tuitero rabioso. “Bitcoin no es una inversión”. “Bitcoin es la solución contra un sistema que imprime dinero de nada”. Parafraseó de memoria, pero el asunto iba por ahí. ¿Qué dije yo que tanto ofendió a este tuitero? Bueno, sugerí que el precio de Bitcoin necesita de una economía próspera y optimista para poder subir. En otras palabras, Bitcoin se beneficia bastante de los booms especulativos y de una elevada tolerancia al riesgo tan característicos durante un ciclo alcista. He ahí mi hipótesis. 

La idea del crecimiento por liquidez contrasta bastante con la idea de crecimiento por adopción de los criptolibetarios. Y este es un contraste principalmente de actitudes. Los primeros se basan en el optimismo. Y los segundos, como en el caso de los escarabajos del oro, se basan en el pesimismo. Los primeros apelan a la codicia. Los segundos apelan al miedo. O, dicho de otro modo, unos apuestan por una correlación positiva con los demás mercados. Y otros apuestan por una correlación negativa.

A un libertario conservador, defensor y militante de Bitcoin, por razones ideológicas, le cuesta mucho trabajo admitir que el precio de Bitcoin aumenta gracias a la Reserva Federal de los Estados Unidos. Eso es mucho pedir. Obvio que se produce un cortocircuito en la mente y en el corazón. El planteamiento no solo genera negación. También produce ira. Porque contradice la doctrina. Es mucho más fácil presentar a Bitcoin como una cobertura contra la inflación, un refugio seguro y un arca de salvación. Porque, de este modo, en honor a la tradición libertaria, el héroe sigue siendo la moneda dura y el enemigo sigue siendo el Estado.

La narrativa de Bitcoin como activo de riesgo que prospera a la par de las Big Tech, Nasdaq y el S&P 500 produce un gran rechazo en los militantes. Hay que recordar que el anti-estatismo ocupa un rol central en todo esto. Y me temo que, para los mercados bursátiles, Papá Estado es más una Hada Madrina que un enemigo mortal. He aquí el origen del cortocircuito.  

El problema es el siguiente. No es fácil obtener adopción sin liquidez. Y es relativamente sencillo ganar adopción en un ambiente de alta liquidez. Durante un boom alcista, las personas quieren invertir para ganar más dinero. Entonces, asumen más riesgos. Durante una racha bajista, en contraste, las personas se tornan más conservadoras, porque el miedo a perder dinero es mayor a la codicia de ganar. En la práctica, los inversores no buscan escasez, poder de cómputo o no-conficalidad. Lo que más buscan es estabilidad y predictibilidad. Y Bitcoin, debido a su elevada volatilidad, pierde mucho de su atractivo durante estos periodos. 

La economía crece y se contrae de manera cíclica. Y esto, nos guste o no, tiene un impacto en el precio de Bitcoin. Supongamos que un bitcoiner militante está convencido de que Bitcoin no necesita de nada para crecer. La hipótesis cala muy bien en Twitter. Porque, en Twitter, todas las utopías son posibles. Sin embargo, en el mundo real, la situación es mucho más complicada.  

En primer lugar, durante la etapa bajista, su portafolio ya no es el mismo. Porque el precio de Bitcoin ha bajado mucho. Entonces, ahora tiene que pensar dos veces para comprar esa moto que tanto quiere. Lamentablemente, se ve en la obligación de ajustarse el cinturón. El precio ha bajado. Pero no puede aprovechar la caída para comprar mucho, porque no tiene el efectivo suficiente. ¿Y por qué va a tener fiat? Después de todo, fiat es “dinero de la nada”. Todo está en cripto. Porque, según él, en cripto está seguro. Entonces, su patrimonio sube y baja con los vaivenes de la volatilidad. Pero, curiosamente, sus gastos diarios están fijados en dólares.

¿El alquiler? ¿Las deudas? ¿El seguro de salud? ¿El transporte? ¿La comida? ¿La educación de los hijos? ¿La cena de navidad? ¿Sus ingresos? Todo eso está fijado en dólares. Su empleo depende en gran medida de la economía. Y los costos del crédito dependen en gran medida de las decisiones de la Reserva Federal. Sin lugar a dudas, no es una isla. Los factores externos tienen un impacto en él. 

Durante una recesión, por ejemplo, baja el consumo. Eso significa que bajan los ingresos y aumenta el desempleo. En otras palabras, la vida también se torna difícil para el bitcoiner militante. Pese a lo declarado en Twitter, son tiempos muy difíciles para él también. De hecho, para él, son tiempos aún más difíciles, porque su portafolio ha caído con más fuerza que el portafolio de los demás. Seguramente, quiere comprar BTC, pero no tiene la capacidad. A modo de consuelo, escribe en Twitter sobre la utopía Bitcoin, pero el asunto se queda en las palabras, porque, en la práctica, el volumen de compras no refleja la pasión de la retórica.  

El que tenga ojos que vea. El que tenga oídos que oiga. Ante la duda, recurramos a la evidencia. Una cosa es lo que se dice en las redes y otra muy distinta es la acción del precio. Una cosa es la aspiración y otra muy distinta es el hecho. Una cosa es la narrativa y otra muy distinta es la realidad. ¿Qué nos está indicando el comportamiento de Bitcoin durante este mercado bajista? Señores y señoras, no tengo más nada que decir. Concluyo mi caso. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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