CEO de Bank of America dice: “Somos capitalistas”. ¿Por qué ha sido necesaria la aclaratoria?

El CEO de Bank of America, Brian Moynihan, se vio en la necesidad realizar una aclaratoria a sus accionistas en su último reporte anual: “Somos capitalistas”. Al parecer, dicha aclaratoria fue necesaria debido a una pregunta que reciben con mucha frecuencia. “¿Ustedes son capitalistas?”. Lo que podría resultar obvio y evidente ahora debe aclararse. Porque el mundo de los inversores se ha vuelto muy confuso. Últimamente, ha surgido el “inversor idiosincrático”. Se trata de un inversor que utiliza su dinero para promover causas sociales, ambientales o políticas. Lo que implica que, en gran medida, el lucro ha pasado a un segundo plano. O sea, para el inversor, ganar dinero ya no es la prioridad.

Claro que lo del Bank of America sucede dentro de un contexto muy particular. Se trata de un debate que se ha formado en torno al seguimiento del criterio ESG. Este criterio excluye o incluye a muchas empresas debido a la imposición de pautas no financieras. Por ejemplo, una empresa puede generar muchísimo dinero en un negocio sumamente rentable. Sin embargo, el inversor puede ser exhortado a no invertir en ella debido a que la empresa en cuestión puede no cumplir con alguna norma impuesta por algún criterio social, ambiental o de gobernanza.

Ahora bien, debemos aclarar que todo esto es una iniciativa del sector privado. No es algo gubernamental. Entonces, ahora hay que cumplir con las leyes. Y, adicionalmente, también hay que seguir los criterios de un ente privado. Digamos que se trata de una especie de policía de la moral (privada) que le dice al inversor donde colocar su dinero.

En la práctica, el sector más afectado ha sido el energético. Se trata de compañías muy rentables y de compañías que cumplen con la ley. Sin embargo, no siempre cumplen al pie de la letra con todos lineamientos del criterio ESG. Por no cumplir con estos criterios, muchos fondos de inversión no invierten en ellas. Lo que, en estos casos, implica que la idiosincrasia se ha colocado por encima del lucro.

Todo esto se hace en nombre de un bien mayor. Es decir, lo que se pide es que se utilice el dinero privado para promover causas sociales, ambientales y políticas. Ya invertir solamente por dinero no es suficiente. Al parecer, el vicio privado ya no es la virtud pública. En muchos sentidos, estamos retornando a un mundo pre-capitalista.

¿Qué es el capitalismo? Lo podemos definir de muchas maneras. Sin embargo, yo diría que el capitalismo es un sistema que defiende los derechos del propietario. Es decir, el capitalista puede utilizar su capital para ganar dinero. O sea, hacer dinero con dinero. La vida económica gira en torno a la propiedad privada. Y los dueños de esa propiedad pueden beneficiarse de esa propiedad. En pocas palabras, propiedad privada para fines privados.

El sistema gremial europeo anterior al surgimiento del capitalismo estaba basado en la cooperación y la planificación. Los artesanos de un mismo oficio se agrupaban para definir casi todo. La competencia era restringida celosamente por el bien del grupo.

Claro que este escenario comenzó a cambiar gradualmente a partir del Renacimiento Italiano. El dinero, la iniciativa individual y la competencia empezaron a crecer en importancia. La etapa decisiva del capitalismo moderno ocurrió realmente más tarde en el periodo de la Reforma debido a las ideas del reformador protestante John Calvin cuya influencia se extendió por Suiza, Holanda, Inglaterra, Escocia y Norteamérica.

La doctrina calvinista se caracterizó por la autodisciplina, la renuncia y una actitud metódica. El trabajo y el ahorro son principios básicos en la ética protestante. Las ganancias materiales ya no estaban acompañadas de remordimientos como en la fe católica. El éxito profesional era interpretado como un signo de la Gracia Divina. Eventualmente, creció el capital y se fue concentrando en las manos de los “salvados”. Con el tiempo, Gran Bretaña y los Países Bajos se consolidaron como grandes potencias económicas, mientras la potencia católica de España cayó en decadencia. Luego, los Estados Unidos de América floreció rigiéndose bajo los mismos principios. Finalmente, la búsqueda de la ganancia personal dejó de ser un pecado.

El liberalismo temprano nació en Inglaterra y Holanda después de que la población se cansó de las guerras religiosas para poner su atención en el comercio y la industria. La gente se cansó de buscar utopías y se dedicó a trabajar. Se cansó de tener la “razón” y se dedicó a trabajar. Acumular riquezas dejó de ser inmoral. El lucro individual dejó de ser un pecado. Con el tiempo, quedó demostrado que el “vicio privado” incrementa la productividad y termina convirtiéndose en una “virtud pública” al aumentar la oferta.

Claro que eso de “vicio privado” tiene un límite. Obviamente, no es ganancia a toda costa. El lucro no está por encima de todo. Pero, para imponer estos límites, está el Gobierno. Después de cumplir con un proceso democrático, se crean las leyes que todos debemos cumplir. El inversor, sin embargo, no debe sentirse presionado a cumplir los criterios de una policía de la moral privada.

Tanto las izquierdas como las derechas tienen sus respectivas policías de la moral. Y, en el espacio cripto, por ejemplo, estos guardianes de la fe son particularmente necios. La corriente libertaria insiste en imponer sus dogmas y valores en toda la comunidad. Esta ruidosa minoría domina la narrativa en las redes sociales. Y, con demasiada frecuencia, hablan en nombre de toda la comunidad. Sin embargo, existe una mayoría silenciosa que invierte de manera no-idiosincrática. Son inversores, especuladores, oportunistas, traders, capitalistas de riesgo, empresarios y minoristas que buscan solamente hacer dinero. Ven en Bitcoin una oportunidad financiera. ¿Acaso eso es malo?

Decía Adam Smith: “No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses”. Es “la mano invisible del mercado”, que hace que toda la sociedad se beneficie del hecho de que los individuos busquen su propio beneficio particular. ¿Acaso ya no se puede invertir solo por dinero? ¿Por qué se debe invertir con grandes ideas? ¿Por qué debo promover la utopía libertaria? ¿Acaso no puede comprar BTC por especulación? ¿Ya no puedo ser capitalista?

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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