Bitcoin en un mercado fragmentado. ¿Cómo obtener mejor información?

La descentralización no significa necesariamente caos. Y la libertad no siempre es desorden. Es decir, el consenso y algo de planificación colectiva no es de las peores cosas de este mundo. Se habla del mercado Bitcoin. Se habla de datos históricos, mínimos y máximos. Se analizan gráficas y se hacen proyecciones usando datos. Sin embargo, casi todo esto es ilusorio. La verdad es que nuestra información es pésima. Los datos no son confiables, la narrativa es engañosa y la mayoría de nuestras suposiciones son falsas. En un exchange, el precio es tal. Y, al mismo tiempo, el precio en otro es distinto. Este es un mercado sumamente fragmentado. Por ende, la información es fragmentada. Los datos manipulados se mezclan con los datos no manipulados y todo se termina contaminando. ¿Cuál es la solución?

A diferencia de los mercados tradicionales, Bitcoin no se comercializa en un mercado central. No hay un New York Stock Exchange o un Nasdaq. Bitcoin depende de exchanges independientes ubicados en todas partes del mundo. En muchos sentidos, esto es una ventaja. Sin embargo, también puede ser una gran desventaja. Esta “informalidad” implica que el mercado tiene muchos puntos ciegos. En consecuencia, es manipulable con muchísima facilidad debido a la falta de información confiable. He ahí un problema. 

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Los fanáticos del Bitcoin están tan obsesionados vendiendo la perfección de Bitcoin que ignoran el hecho de que la perfección absoluta no existe. Es decir, no hay sistema perfecto. “Bitcoin nunca ha sido hackeado”. Así va el mantra. Yo también podría decir que el Gobierno nunca ha sido hackeado. ¿Qué? Cualquiera me desmentiría de inmediato y mencionaría ejemplos de hackeos del pasado. Pero para mí sería muy fácil decir que no fue el Gobierno como tal el hackeado. Lo que hackearon fue a una agencia del Gobierno. Una pequeña división. Un departamento. O una compañía ligada al Gobierno. Pero el Gobierno como tal nunca ha sido hackeado. Claro que es un argumento bastante tonto, porque viene siendo lo mismo. Sin embargo, este argumento tonto es muy usado por la comunidad Bitcoin. 

Los exchanges han sido hackeados. Los mineros han sido víctimas de hackeos. Las criptoempresas ha sido hackeadas. Los individuos han sido hackeados. El fraude y la manipulación están en todas partes. Sin embargo, cada vez se reporta el hackeo de banco o en algún departamento de la Reserva Federal,  se cita la famosa frase “Bitcoin nunca ha sido hackeado”. El oro nunca ha sido hackeado. Los alquimistas lo han intentado durante siglos y siglos. ¿Entonces?

Ahora bien, los hackers casi nunca atacan por la puerta principal. Si un hacker quiere atacar los sistemas del Pentágono, no va directamente a los servidores del Pentágono. Sería mucho más fácil, en su lugar, atacar el teléfono de un trabajador del Pentágono, por ejemplo. Y seguramente se comenzaría con su familia. La esposa o el hijo adolecente. En muchos casos, se usa bastante ingeniera social para realizar un hackeo. Un hacker puede utilizar Facebook para conocer las amistades de la familia. Entablar una relación con algún familiar. Luego, comprometer los sistemas de la casa. De esa forma, llegar al teléfono. De este modo, tener acceso a información del Pentágono. Es decir, la información del Pentágono en el teléfono de un trabajador. El problema es que, por descuido del sujeto, en el teléfono estaban anotadas algunas claves de acceso.  

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Supongamos que al poco tiempo se describe la vulnerabilidad y la noticia llega a la prensa. “El Pentágono ha sido víctima de un ataque cibernético. Miles de documentos clasificados ahora en la Red Oscura”, anuncian los titulares. Ese mismo día un fanático de Bitcoin escribe en Twitter: “Bitcoin nunca ha sido hackeado”.  El mismo sujeto que perdió miles de dólares en el hackeo de Mt Gox. Y el mismo que en una oportunidad perdió su llave privada cuando un virus borró el disco duro de su computador. 

Ahora, siguiendo con el hilo de este hackeo imaginario del Pentágono. En medio de las investigaciones, el director del Pentágono es citado por el Congreso para rendir cuentas. El muy idiota dice que el Pentágono nunca ha sido hackeado. Un trabajador fue hackeado, pero no el Pentágono como tal. ¿Qué dirían los congresistas del comité de investigación ante una respuesta así? Es básicamente lo mismo, idiota. El efecto es lo mismo. Las consecuencias son las mismas. Lo único es que los hackers fueron lo suficientemente inteligentes para no entrar por la puerta de enfrente. 

Ahora, vamos a tratar de hackear a Bitcoin. ¿Necesito billones de dólares para obtener el poder de cómputo necesario para vencer a todos los mineros del mundo? Este sería el plan más absurdo del mundo. Sería mucho más sencillo realizar un ataque a Tether. Y luego obtener bitcoins por esa vía. O realizar un ataque a un exchange o a una cartera. Pero hay otra forma. Se podría realizar un ataque a las fuentes de información. 

Supongamos que se realiza un ataque a Coinmarketcap. Se simulan los comienzos de un gran rally adulterando los datos de volumen y precio. Esto tendría un efecto en todo el mercado. En el pasado, errores de la página han causado este efecto. No hay razones para asumir que en el caso de un hackeo sería diferente. Ahora bien, si todo sale a la perfección, los hackers pueden obtener el control del sistema por una hora o más, y hacer millones. Ah, pero no se estaría hackeando a Bitcoin. ¿No? ¿En serio? 

Los contratos inteligentes, por ejemplo, dependen bastante de los oráculos. Si el oráculo se compromete, el contrato inteligente se compromete. He ahí el talón de Aquiles del sistema. No tienes que hacer las cosas de la manera más difícil para obtener el mismo resultado. Los hackers no están con ese romanticismo. No es que haya un código de honor. O sea, se debe hackear Bitcoin únicamente de la manera que dicen que es imposible. Bueno, no es un concurso. Un hacker buscará la manera más fácil de comprometer el sistema para obtener el resultado deseado. La manera más fácil es atacando al eslabón más débil. Los individuos, los exchanges, las pequeñas compañías y las fuentes de información. He ahí los eslabones más débiles de este sistema. 

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No es muy difícil encontrar un eslabón débil en un mercado fragmentado. Del mismo modo que es más fácil comenzar un rumor en Twitter que colocar una noticia en la BBC o CNN. Un ataque a Coinmarketcap es posible. Pero no sería tan sencillo atacar al sitio como tal. Sería mucho más fácil invadir sus algoritmos con información falsa comprometiendo sus fuentes. 

Claro que hay interés en solucionar esto. Con la llegada del capital institucional, la frase “Bitcoin nunca ha sido hackeado”, ya no es suficiente garantía. ¿Para que el auto engaño? La idea es no perder dinero, debido a estas vulnerabilidades. La fragmentación es un problema. Y la falta de consenso en lo que a la información se refiere es un problema. Pero ya están surgiendo soluciones. S&P Dow Jones, una empresa conjunta entre S&P Global, CME Group y News Corp, lanzará índices de criptomonedas en 2021. El S&P Dow Jones es como el Coinmarketcap de Wall Street. Su llegada al mundo cripto es algo muy positivo, porque tendremos consenso en la información. Esos índices se convertirán en la cifra oficial. Debido a esto, estaremos un poco menos fragmentados. Sí, estamos madurando como mercado. Excelente.