¿Qué significa el plan de infraestructura de Biden para el precio de Bitcoin?

El Senado de los Estados Unidos aprueba un plan de infraestructuras de Biden por 1.2 billones de dólares. Tanto liberales como conservadores apoyaron el plan. Es decir, es un plan bipartidista. Se trata de una gran inversión en carreteras, puentes, aeropuertos y canales. En camino, también viene otro plan mucho más agresivo que incluye otro tipo de inversiones. Sin embargo, la administración de Biden quiso avanzar un escalón a la vez. ¿Este plan significa un enorme gasto fiscal para los próximos 10 años con la intención de aumentar el empleo?¿Qué significa para el precio de Bitcoin

A pesar de que aún debe pasar por la Cámara de Representantes para obtener la aprobación definitiva, los mercados reaccionaron de manera bastante positiva. Nueve de los once sectores del S&P 500 experimentaron un incremento. Los principales: Energía, finanzas, industriales, y materiales. El sector tecnología, sin embargo, no desempeñó al mismo ritmo. Queda un poco rezagado en comparación. 

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Ahora bien, vivimos en un mundo fragmentado, atomizado, y polarizado. En las redes sociales, se respira un aire cargado de frustración, resentimiento y rabia contra todo tipo de autoridad. Lo que, por lo general, significa que es muy difícil hacer un análisis objetivo de cualquier situación. ¿Por qué? Porque para muchos el mundo actual se divide entre los buenos y los malos. Nosotros y ellos. Nosotros, siempre siendo los grandes inocentes. Y ellos, siempre siendo los grandes culpables. Nadie es confiable. Todos nos engañan. Solo las personas que piensan exactamente igual a nosotros son los que tienen la razón. Aquí no hay puntos intermedios. Es blanco o negro. No hay duda. Todo se enfoca en términos absolutos. Es una especie de fascismo tribal. La tribu posee la verdad. Y todo lo demás es un vil engaño. 

¿El Gobierno? Los malos. ¿Los bancos? Los malos. ¿La Reserva Federal de los Estados Unidos? Los malos. ¿Los economistas? ¿Los ricos? Los malos. ¿Los expertos? ¿La ciencia? ¿Las instituciones? ¿La prensa? Los malos. Todos son malos. Pero, ¿quiénes son los buenos? Los buenos son los marginados. El youtuber. El tuitero irreverente. El autodenominado “influencer”. El rebelde. El radical. El articulista que escribe exactamente lo que quiero escuchar es de los buenos. El articulista de opiniones divergentes es fakenews. Y probablemente un asalariado de George Soros. 

No es fácil escribir sobre política fiscal y monetaria ante un público (en su mayoría) liberatorio. Sin embargo, es necesario. Es fundamental, para un inversor inteligente, conocer de estos temas. Aquí se deben dejar los dogmas. Y adoptar una actitud más pragmática. El fanatismo normalmente no es muy bueno para nuestras finanzas. Porque el fanatismo es ciego. Las personas pierden toda objetividad para defender una propaganda o por creer en una conspiración. Las personas que quieren hacer crecer sus inversiones, sin embargo, deben ser más sensatas. 

He aquí una verdad: La política fiscal y monetaria afecta enormemente el precio de los activos. Nos guste o no, esa influencia es innegable. ¿Quieres invertir en los mercados bursátiles? ¿Quieres saber si es buena idea invertir en Bitcoin? Es importante saber un poco de la situación macroeconómica. ¿Cuál es la política monetaria actual de la Reserva Federal? ¿Cuál es la política fiscal actual del Gobierno de los Estados Unidos? ¿Tenemos una política laxa o restrictiva? ¿Hay liquidez o no? 

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Al comienzo de la crisis del coronavirus, los datos eran de espanto. La demanda cayó de manera alarmante. Y no se había visto una crisis así desde la Gran Depresión de los años 1930s. ¿Cuánto tiempo se necesitó para salir de la Gran Depresión? ¿Cuánto tiempo se necesitó para salir de esta? Bueno, el contraste es increíble. ¿Por qué esta diferencia tan espectacular? Aquí viene lo controversial: Porque hoy sabemos más de macroeconomía. Es decir, los bancos centrales hoy tienen más recursos e instrumentos de mayor efectividad. En otras palabras, la crisis se mantuvo bajo control debido a una reacción bastante efectiva por parte de los bancos centrales. En Especial: La Reserva Federal de los Estados Unidos y el Banco Central Europeo. ¡Ojo! Efectiva. No perfecta. 

Al principio, se habló de una recuperación en forma de W. Pero los estímulos monetarios evitaron eso. Lo que en realidad obtuvimos fue una recuperación en forma de K. Es decir, un boom financiero arriba y un lento crecimiento abajo. Los mercados financieros por un lado y la economía real por el otro. ¿Por qué? Bueno, debido a la política monetaria. La Reserva Federal bajó los intereses y comenzó a comprar bonos para, de esta forma, inyectar liquidez en la economía con la intención de subir la demanda. Esta liquidez benefició principalmente a los activos financieros. O sea, el dinero se quedó estancado en los mercados. Y se usó principalmente para la especulación. Toda esa liquidez descendió muy lentamente en la economía real. Dos razones: La pandemia. Y la poca inversión por parte de las corporaciones que prefirieron comprar sus propias acciones. 

¿Qué faltó para tener una recuperación menos desigual? Gasto fiscal. La Reserva hizo su trabajo. Pero los Gobiernos no reaccionaron con la misma efectividad. El gasto fiscal se siente más en la economía real que los estímulos monetarios. La Reserva, por ley, no puede hacer compras. Únicamente, puede adquirir instrumentos financieros. El Gobierno sí puede hacer compras. Una recuperación en forma de K significa un banco central muy activo y un gobierno muy pasivo. O sea, la política monetaria actuó sin la ayuda del Gobierno. Biden quiere cambiar eso con su plan de infraestructura. 

Pero, ¿qué pasa con la inflación? Bueno, la inflación puede o no ser un problema. Si bien es cierto que tanta liquidez y tanto gasto público podrían sobrecalentar la economía, también es cierto que un crecimiento en la producción podría tener efectos deflacionarios. Todos los pronósticos pesimistas que he leído se olvidan del asunto de la producción. La inflación actual se está permitiendo a sabiendas precisamente para estimar la producción. Obvio que tenemos una crisis en las cadenas de distribución y producción que está elevando los precios. Pero, a diferencia de lo ocurrido en los años 70s, nada indica que la producción no pueda recuperarse. 

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¿Y Bitcoin? Bueno, Bitcoin, por ser un activo volátil y especulativo, se beneficia principalmente de una política monetaria laxa. Sin embargo, eso no implica que la política fiscal lo perjudique. Una generosa política fiscal y monetaria en un clima de alta producción (debido a los avances tecnológicos) con un aumento del gasto privado (debido a la euforia pospademia) podría propiciar una etapa de crecimiento económico muy beneficioso para el precio de Bitcoin. Claro que no de un modo tan violento como antes pero sí en el tiempo. 

Contrario a lo que piensan muchos, Bitcoin no es un arca de salvación para un mundo que se cae en ruinas. O sea, Bitcoin no prosperará en un mundo en llamas. Bitcoin prospera en un mundo próspero. En este sentido, se parece más a las Big Tech que al oro. Esto no es una suposición mía. Es lo que demuestran los datos. Es el comportamiento del precio el que determina que Bitcoin crece en los buenos tiempos y decae en los malos. En fin, Bitcon podría tener un gran futuro en los próximos años.