No tus llaves, no tus monedas. ¿En serio?

No todo el mundo quiere ser su propio banco. Es decir, no siempre es buena idea colocar nuestro dinero debajo del colchón. Sé perfectamente que la autocustodia es uno de los gritos de guerra de la comunidad cripto. Sin embargo, para el resto de los mortales, es uno de sus elementos más incómodos. Digo “incomodo” para no decir extraño o inconveniente. Ciertamente, esta paranoia anarquista es común en algunos sectores. Pero no es muy común entre la mayoría. Se requiere tener una profunda desconfianza hacia los demás. Eso, sin mencionar, que se necesita llevar la idea de soberanía individual a un extremo.

Uno podría asumir que un creyente en el libre mercado entiende el derecho que tiene el individuo de intercambiar bienes y servicios con la sociedad. Yo, por ejemplo, no produzco mis propios alimentos. Sin embargo, puedo comprar alimentos en el supermercado. Cierto. Requiero de un tercero. En cierto sentido, mi vida depende de un extraño. En cualquier momento, el supermercado puede cerrar sus puertas. Y yo podría morir de hambre. El lector podría llegar a pensar que exagero. Pero, después de sobrevivir una pandemia, sabemos que esa posibilidad sí existe. Muchas personas, de hecho, siembran sus propios alimentos para no depender de los demás. Sin embargo, sabemos muy bien que la autosuficiencia no es la única solución. 

Esta paranoia no es algo nuevo. De hecho, es más viejo que las ventosas. Es una expresión del individualismo jeffersoniano tan presente aún hoy en los Estados Unidos. Tenemos que irnos al Lejano Oeste. En el siglo XIX, tenemos la era del Wildcat banking. Entonces, las personas escondían el oro en sus patios, trabajan la tierra con sus manos y protegían a sus familias con un arma de fuego en sus cinturas. En la frontera, no se confiaba en nadie. No se confiaba en el Estado. No se confiaba en los bancos. El individuo por su cuenta era la norma. ¿Seguridad? La seguridad de un revólver. Depender de las autoridades es de tontos. ¿Para qué llamar a la policía? No hay mejor policía que un arma. ¡Welcome to the USA!

Esta corriente conservadora, por mucho tiempo, ha estado obsesionada con las armas y con el oro. La autocustodia es la norma. Porque lo único confiable en este mundo es uno mismo. Entonces, confiarle nuestro oro a un tercero es totalmente absurdo. Lo más seguro es que perdamos ese oro. Ahora los bitcoiners son los herederos espirituales de los escobajos del oro. Pero hay un problema. Bitcoin es un código en una base de datos. El código en sí es público. Sin embargo, el sustituto perfecto es la llave privada. Lo que se custodia es la llave privada. Entonces, la llave privada es prácticamente lo mismo que tus monedas. Y, debido a un juego semántico y propagandismo, la autocustodia se presenta engañosamente como sinónimo de propiedad. ¿Acaso es cierto? 

“No tus llaves, no tus monedas” Si aplicamos esa misma lógica en otras propiedades, nos daremos cuenta de lo absurdo de la propuesta. Supongamos que tenemos una granja, pero confiamos su manejo a un tercero. En ese caso, el propietario sigue siendo el propietario. Ahora supongamos que contratamos una compañía de seguridad para la seguridad de un edificio. ¿Quién es el propietario del edificio? La cartera MetaMask, en su página web, recomienda a sus usuarios anotar la llave privada en un papel y colocar ese papel, por seguridad, en la bóveda de un banco. ¿La llave es del propietario o del banco?

Custodia no es sinónimo de propiedad. La frase “no tus llaves, no tus monedas” es engañosa. Todos estamos en nuestro derecho de autocustodiar nuestras propias llaves. Pero, del mismo modo, todos también tenemos el derecho de usar los servicios de custodia de un tercero. Bienvenidos al libre mercado. El usuario tiene la libertad de escoger.

Si un exchange es hackeado o se declara en bancarrota, eso no necesariamente quiere decir que la única solución disponible es colocar nuestras monedas debajo del colchón. Otra solución podría ser mejores servicios de custodia. Pensar que todos los servicios de custodia son estafas sería ir demasiado lejos. Por otro lado, la autocustodia no es una panacea. No todo el mundo se sienta cómodo exponiéndose a los riesgos que implica la autocustodia. El riesgo de hackeo. El riesgo de perder la llave. El riesgo de robo. Según algunos estimados, un quinto de los bitcoin en existente se ha perdido para siempre por “descuido” de sus usuarios. Estamos hablando de pérdidas millonarias.  

Imaginamos por un momento que el sindicato de bomberos de un país quiere invertir en Bitcoin. Lo más seguro es que la junta sindical contrate los servicios especializados de un administrador de dinero profesional para el rol. A su vez, este administrador está en la obligación ética (y en muchos casos legal) de utilizar un servicio de custodia regulado, auditado, y asegurado por seguridad y transparencia. En ese caso, la autocustodia no es una opción responsable.

La autocustodia es una opción válida. Pero no debería presentarse como una única opción válida. La gente está en su derecho de utilizar su dinero como les plazca. El que quiere prestar su dinero a un tercero está en su derecho. El que quiere guardar sus llaves en un banco está en su derecho. El que quiere hacer negocios con los demás debe tener la libertad de hacerlo.

No todas nuestras propiedades caben en un bolsillo. En muchos casos, nos vemos en la obligación de confiar en los demás. En muchos casos, lo único que tenemos es un contrato o una palabra. Por supuesto que las cosas no siempre salen bien. Pero para eso tenemos un sistema judicial. El hecho de que la mayoría de los servicios de custodia en el espacio cripto son relativamente malos, no es una elogia a la autocustodia. En realidad, es un llamado a la construcción de mejores servicios de custodia.

Si construimos un sistema únicamente atractivo para el libertario solitario, Bitcoin se puede quedar reducido a un nicho de radicales. Si la meta es llegar a más gente, la tarea debe ser crear productos y servicios para una gama más variedad de usuarios. La propiedad y la custodia son conceptos diferentes. No son sinónimos. El abuso del lenguaje para promover una ideología lo que hace es confundir.  Tus monedas son tus monedas. La autocustodia es una opción con sus pros y sus contras. Los servicios de custodia son otra opción, igualmente, con sus pros y contras.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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