Los beneficios del pesimismo: ¿Cuál es la dosis perfecta?

El dolor de perder suele superar el placer de ganar. En la mente humana, lo positivo y lo negativo no tienen el mismo peso. He ahí los esfuerzos de evitar la incertidumbre gestionando los riesgos. Los pesimistas al pensar siempre en los posibles contratiempos tienden a prepararse mejor que los optimistas. El pesimista extremo no toma riesgos. Por ende, nunca gana. El optimista extremo, por otro lado, no gestiona los riesgos. Entonces, lo que gana en la temporada alcista lo pierde en la temporada bajista. Un optimismo basado en un falso sentido de seguridad es un optimismo iluso. El inversor inteligente requiere la combinación perfecta de optimismo y pesimismo para obtener éxito a largo plazo en los mercados financieros.

El amor por una narrativa/idiosincrasia te puede volver un alcista empernado. Bitcoin se puede convertir en algo más que un código para convertirse en una pasión. Eso es peligroso. Porque las pasiones producen ceguera. Con frecuencia, se pierde la objetividad y caemos en la idealización. De pronto, Bitcoin se convierte en la perfección pura. Entonces, un buen día, nos colocamos luces en los ojos, porque sentimos que hemos encontrado una especie de verdad sagrada que nos ha iluminado. Nos sentimos en el lado correcto de la historia. Y vemos el triunfo de la causa como algo inevitable.

Esta fantasía se forma en nuestra mente como una religión, porque el poder de la tribu nos envuelve. De pronto, sucede algo muy curioso. Se desvanecen las dudas. Nos volvemos totalitarios, absolutistas y deterministas. Nuestra verdad se convierte en la única verdad. Y se comienza a pensar y a hablar con la seguridad de los dioses.

El inversor experimentado sabe muy bien el final de esta historia. Estas pasiones desbordadas normalmente terminan en grandes pérdidas. ¿Por qué? Porque los mercados fluctúan. Suben y bajan. Los mercados normalmente “nacen en el pesimismo, crecen en el escepticismo, maduran en el optimismo y mueren en la euforia.” Tarde o temprano, las burbujas se rompen. Y las ballenas terminan comiéndose a los peces pequeños.

Las redes sociales unen a las personas con las mismas ideas. Y, en esta validación mutua, cualquiera locura es posible. Esta industria se nutre de este delito debido a su énfasis en la promoción. En el proceso, las falsas expectativas son creadas a diario. Los exchanges, los criptoempresas y los medios especializados son partes interesadas. A todos les conviene mantener el entusiasmo elevado, porque de esto dependen los ingresos de todos. 

El inversor siempre opera con una expectativa. Se apoya en los pronósticos para realizar sus valoraciones. La ganancia radica en comprar “barato” hoy y vender “caro” mañana. Entonces, se compra ante un pronóstico optimista. Y se vende ante un pronóstico pesimista. Por ende, el pesimismo es beneficioso cuando es apropiado. Si la tendencia es bajista, eso implica que la probabilidad de que el precio baje es mayor a las probabilidades de que el precio suba. En este caso, comprar muy temprano en el ciclo no es la mejor estrategia. Ahí el pesimismo es beneficioso. 

Antes de comprar, el inversor debe formar una teoría del futuro realizando estimaciones en torno a la futura demanda. Si todo parece indicar que la demanda será mayor en el futuro, tenemos razones para el optimismo. De lo contrario, lo más sensato es recurrir al pesimismo. Sin embargo, sería un error caer en los absolutismos como el fanático. Lo prudente sería pensar en términos de las probabilidades dentro de un espectro del 0 al 100.

Digamos que, después de estimar las condiciones macroeconómicas, la demografía, el sentimiento del mercado, la tendencia, la liquidez, las preferencias del inversor, los patrones del consumidor y las proyecciones económicas, entre otras variables, determinamos que hay un 70% de chance de que el precio de Bitcoin rompa su soporte actual durante las próximas semanas. Ese 70% no es una certeza. Porque hay un 30% de chance, según nuestro estimado, de que nos equivoquemos. Se podría decir que somos 70% pesimismo y 30% optimismo. 

Ahora bien, supongamos que estamos en 100% efectivo (all-cash). ¿Qué hacer? No queremos perder dinero en el caso de que el precio siga cayendo. Pero tampoco queremos perder la oportunidad en caso de que el precio suba. Bueno, en  primer lugar, siempre es bueno ser más exigente al momento de comprar que al momento de vender por aquello de que es mejor perder una oportunidad que perder dinero. Después de todo, el que no arriesga, no gana. Pero tampoco pierde.

Sin embargo, podemos aplicar una estrategia mixta. Doy a dar un ejemplo hipotético para explicar el asunto. El efectivo es aburrido, pero estable. Por ende, se podría colocar gran parte del efectivo de un instrumento de renta fija. Y una porción más pequeña se podría colocar en BTC, pero con un stop-loss. Y ese “riesgo” (en caso de que se active el stop-loss) lo cubrimos con parte de la renta fija. De este modo, estamos totalmente protegidos y, al mismo tiempo, mantenemos cierta exposición, pese a nuestro pesimismo.

Con este ejemplo hipotético, nuestro pesimismo nos protege de perder, pero no nos cierra la posibilidad de ganar algo de dinero en caso de que nuestro pronóstico pesimista no se cumpla. La estrategia mixta normalmente rompe con los falsos dilemas planteados por los extremos. Es un camino medio. 

¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué ocurre si el precio de BTC llega a $10K? ¿Qué ocurre si el precio llega a $5K? El inversor siempre debe pensar en los distintos escenarios. Nunca se debe tener un solo pronóstico. Se debe estar preparado para ganar. Y se debe estar preparado para perder. La estrategia tiene que ofrecer protección en todos los escenarios. A veces, crecemos más. Otras veces, crecemos menos. Pero siempre gestionamos los riesgos. 

La creencia ciega en falsas expectativas es causa de ruina. La duda, el escepticismo y el pesimismo son actitudes sanas. El mito de Ícaro: Tan alto voló el temerario Ícaro que el sol derritió la cera que sujetaba las plumas de sus alas. No fue por falta de inteligencia. Ícaro cayó al mar y murió por un exceso de confianza. La ignorancia confiada del optimista iluso e irresponsable es más peligrosa que el tifus. Lo único cierto en este mundo es lo incierto. El pesimismo (a veces) nos hace más fuertes. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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