Leo Elduayen, CEO de Koibanx: “El consumo energético de Bitcoin no es excesivo comparado con el sistema tradicional”

El consumo energético de las tecnologías criptográficas sigue estando en disputa. Según el Índice de Consumo Eléctrico de Bitcoin de la Universidad de Cambridge, se estima que Bitcoin, la red de criptodivisas más utilizada, consumió una cantidad estimada de 26.73 Teravatios-hora de electricidad al año y 167.72 Teravatios-hora de electricidad a través de activos energéticos en el punto de producción, más que los Países Bajos, Argentina o los Emiratos Árabes Unidos, utilizando estimaciones de 2020.

Por otro lado, se estima que Ethereum, la segunda mayor red de criptomonedas, utilizará 87.29 Teravatios-hora de electricidad al año, basándose en el consumo de energía hasta el 27 de mayo de 2022, comparable al consumo de energía de Finlandia. La transacción media de Ethereum requirió 210.16 kilovatios-hora de electricidad, que es la misma cantidad de energía que un hogar medio estadounidense consume en 7.1 días según informa el sitio Digiconomist.

Tanto Bitcoin como Ethereum funcionan bajo el algoritmo de consenso ‘Proof of Work’, lo que significa que al momento de hacer una transacción todos los nodos compiten para verificar un bloque de la cadena. Esto requiere que los nodos consuman una determinada cantidad de energía. En el caso de Bitcoin, por ejemplo, consume más energía que algunos países enteros”, explicó Leo Elduayen, CEO de Koibanx. Sin embargo, el especialista aclara que hay diversas innovaciones que permiten desde su concepción aplicar un modelo más conservador de lo energético y ambiental. Se trata de las nuevas blockchain 2.0 o de “segunda generación”.

Entre ellas, Algorand, Avalanche, Solana, Polygon, etc. Si bien no creo que se pueda destronar a Bitcoin ni a Ether del lugar de líderes de mercado que traen, sí estoy convencido de que tecnologías altamente performantes, eficientes y seguras como lo es la blockchain de Algorand, por ejemplo, comenzarán a ocupar sin dudas un espacio preponderante en algunos aspectos para los cuales hoy Bitcoin y Ethereum ya no son eficientes, por ejemplo: micro-pagos o micro-finanzas”, expresó Elduayen. En el mismo sentido, el experto comentó que lo correcto sería evaluarlos en comparación con el sistema vigente. Es decir, la infraestructura de los sistemas centralizados también tiene un costo energético y ambiental. “Allí los resultados no parecen nada excesivos, por el contrario. Como cualquier tipo de tecnología, siempre se está en búsqueda de lo más eficiente. La clave de la cuestión es si lo analizaremos como algo completamente secundario para que unos pocos especulen y que consume X cantidad de energía, o como la tecnología que incluirá financieramente a toda la región y que hoy consume menos que sus alternativas existentes”, desarrolló.

Elduayen también comentó que “hoy los nodos solo funcionan, es decir, son rentables; si tienen acceso a electricidad económica. La electricidad económica solo se produce en lugares donde la red tiene alguna capacidad ociosa, no en lugares donde se le demande a la red más producción de la que ya trae o es capaz de producir”. Entonces si esa electricidad está ociosa, el debate de si esa electricidad debería ir a alimentar un pequeño pueblo en los suburbios o ser comprada por compañías de minería, en un mercado donde la electricidad es parcialmente administrada por el sector privado, tiene muchas aristas que considerar.

Sin embargo, ¿por qué suelen suscitar más preguntas el caso específico de cripto? Para Elduayen, es un miedo a la novedad. “Lo nuevo o lo desconocido siempre causa interrogantes, pone en jaque intereses de otras compañías o industrias ya establecidas y desafía el modelo existente. En lo personal, no tengo dudas de que son más los beneficios que traen las criptomonedas que sus desventajas. Muchos entes centralizados y jugadores ineficientes consideran que “el mundo debe seguir siendo como es” y aún no advierten las ventajas que podrían encontrar dentro de este nuevo ecosistema”, resumió. Por otro lado, consideró el empresario que la estructura del mundo financiero tradicional es más opaca que la de las finanzas basadas en blockchain.

Para el futuro, habrá otras alternativas que posiblemente estén relacionadas con tecnologías y métodos más “verdes”. “Esta tecnología está dando pasos agigantados y mi recomendación es que cualquier persona, empresa o gobierno no se quede afuera. Existen muchísimas alternativas, siempre es importante educarse para tomar las mejores decisiones y vincularse con proyectos como TRAM, PlanetWatch, ClimateTrade o el beneficio fiscal que otorga el Municipio de Marcos Paz, en Argentina, a sus constribuyentes como incentivo al reciclaje, entre otras acciones. Todos proyectos construidos sobre Algorand y RSK”, concluyó.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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