La era de Biden: ¿Cómo invertir?

Ya es oficial. Estados Unidos tiene un nuevo presidente. Trump se ha ido y Biden ha tomado el mando de la Casa Blanca. Los mercados han reaccionado muy bien al cambio. Pero no se trata de que Biden sea o no el favorito de Wall Street. Lo que los mercados están favoreciendo es la certidumbre de una transición de poder sin mayores problemas. Por un momento, se tuvo la duda de una transición pacífica. Pero, finalmente, todo fluyó y el proceso democrático se respetó. Ahora viene la parte más difícil. Unir a un país muy dividido, superar la pandemia, e impulsar la recuperación económica. Ahora bien, ¿y los inversores? ¿Cómo debemos invertir en la era de Biden? 

Si comparamos los datos macroeconómicos con la capitalización total de mercado de los principales índices bursátiles de inmediato nos daremos cuenta que algo no cuadra. Todo parece indicar que los mercados están sobrevalorados, porque el Producto Interno Bruto simplemente no justifica semejantes valoraciones. Sin embargo, un eventual crash, hasta ahora, se ha descartado, porque la liquidez inyectada es mucha y lo impide. En este momento, los mercados financieros están siendo dominados por los mercados de capitales. Y los mercados de capitales están siendo dominados por la Reserva Federal. Es decir, el tío Sam es el megacomprador de este boom. 

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La recuperación económica ha sido bastante lenta a nivel de la persona común. La tasa de desempleo es todavía demasiado alta y los ingresos siguen siendo demasiado bajos por la dramática caída de la demanda causada por la pandemia. Sin embargo, la realidad en el tope es radicalmente distinta. Los mercados financieros han sido los grandes beneficiados con la actual política monetaria. La liquidez no ha circulado lo suficiente, sino que se ha quedado estancada en los mercados. O sea, el dinero está en Wall Street y no en la calle (donde realmente se necesita). 

Esta recuperación en forma de K, en el fondo, no ha sido responsabilidad exclusiva de la Reserva Federal. En apariencia, parece serlo. La Reserva Federal ha inyectado enormes cantidades de liquidez al sistema comprando deuda pública y privada. Este dinero no se ha usado para la creación de empleos, sino que se ha utilizado para hacer buybacks. Estas compras de acciones por parte de las compañías obviamente han aumentado el precio de las acciones creando un boom financiero bastante artificial. 

Claro que en la calle tenemos una situación completamente distinta. La caída de la demanda ha reducido los ingresos generando desempleo y deflación. Las ayudas han sido mínimas. Y la disminución del gasto ha sido muy importante en profundizar la crisis. Si bien es cierto que ya tenemos vacunas, los contagios siguen aumentando, porque la distribución y aplicación de las vacunas están tomando más tiempos de lo requerido. En este periodo, el gran ausente ha sido el estímulo fiscal. El plan de ayudas ha sido muy pobre. Obviamente no ha sido suficiente para estimular de manera significativa la economía. Un par de cheques no han bastado, porque todo se ha ido en el pago de deudas y alquileres. 

Ahí podríamos tener el primer gran cambio. En la era de Biden, seguramente tendremos más estímulos fiscales. Los demócratas son más generosos en este sentido. Los republicanos tienden a ser muy austeros a nivel fiscal, pero no tienen problemas con darle dinero público a los más ricos. Ahora que los republicanos perdieron el control del Senado, podríamos ver un paquete de ayudas más amplio especialmente dirigido a los más necesitados (las pequeñas empresas y los más pobres). Un aumento radical de la inversión estatal en infraestructura tendría un impacto en la economía real transformando una recuperación en forma de K por una en forma de V. 

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Los estímulos monetarios y fiscales son dos componentes de vital importancia para la recuperación. Es decir, la Reserva Federal debe trabajar de la mano con el Gobierno. Si la Reserva se deja sola, obtenemos una recuperación muy desigual. En este caso, los únicos beneficiados por la liquidez serían los mercados financieros. Sería una recuperación bastante ficticia, porque habría mucho papel impreso, pero poca producción de bienes y servicios por parte de la economía real. En efecto, lo que ha venido pasando hasta ahora.  

Pese a que las valoraciones sí están bastante altas, en la era de Biden seguramente veremos un retorno de las compañías cíclicas y las pequeñas empresas. El sector energía, bancario, autos y verde volverán al dinamismo. Habrá una rotación. Las valoraciones en valor tomarán más vida. Y las valoraciones en crecimiento tomaron descansos pasajeros. Las compañías más afectadas por la pandemia comenzarán a ganar dinero nuevamente. Los restaurantes, el entretenimiento, las aerolíneas, los hoteles, las agencias de viajes, los cines, etc. Ya comenzarán a ver una luz al final del túnel. 

Es decir, hay que estar muy pendiente de la dinámica de esta rotación. Durante la pandemia, casi todo ha girado en torno al sector tecnología. Obviamente hay mucha sobrevaloración ahí. Pero eso no implica que todo esté sobrevalorado. El mercado aún está repleto de oportunidades. Debemos hacer un análisis sector por sector, compañía por compañía. 

Lo difícil es predecir la evolución de las compañías tecnológicas en la era de Biden. Es posible que los demócratas, ebrios de poder, comiencen una cacería de brujas en el sector. La vuelta a la “normalidad”, la sobrevaloración de las acciones, y nuevas regulaciones podrían causar una caída generalizada del sector. El mercado se podría poner más conservador buscando invertir en el sector defensivo y de valor. Aquí Bitcoin podría sufrir, porque en estos casos no es raro que paguen justos por pecadores. 

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En el futuro cercano, tendremos más estímulos. Y eso impulsará bastante la economía. Tendremos un dólar débil y unos mercados fuertes (Bitcoin incluido). Justo lo que se quiere. Pero aquí también tenemos un peligro latente. Tal vez no para este año. Pero este es un peligro que podría presentarse en una etapa posterior de la era de Biden. Me refiero al sobrecalentamiento de la economía. Hay varios elementos que pueden coincidir de manera combinada y causar dicho sobrecalentamiento. La superación de la pandemia y un retorno a la normalidad, un aumento de la tasa de empleo, un incremento en el proceso de desglobalización, una cacería de brujas en el sector tecnológico, y los estímulos fiscales y monetarios. Si todo esto llegara al mismo tiempo, la inflación se saldría de control. 

Ahora bien, si la inflación supera la meta anual estimada, eso traería un cambio de la política monetaria y fiscal. Es decir, obligatoriamente se tendrá que retirar liquidez a la economía. Lo que traería como consecuencia un nuevo ciclo bajista para los mercados (Bitcoin incluido). Nos toca estar muy pendiente del proceso de desglobalización. Porque la guerra comercial no terminó con Trump. La globalización es esencialmente deflacionaria. Por otro lado, un retorno a producir en casa tendrá inevitablemente un impacto en los precios. Lo que tiene como consecuencia que ya no será tan fácil imprimir dinero impunemente. ¿Cómo invertir en la era de Biden? Bueno, se debe invertir como siempre se debe invertir. Con mucha prudencia.