¿El oro ha muerto? ¿Larga vida a Bitcoin?

Bitcoin siempre se ha comparado con el oro. Obvio que Bitcoin no es literalmente como el oro. Pero se usa la metáfora para poder tener una referencia. La frase “oro digital” básicamente insinúa que Bitcoin aspira a ser una reserva de valor. Algo como el oro, pero digital. Bitcoin y el oro tienen la particularidad de ser fungibles, pero de suministro limitado. Lo que los convierte en un instrumento ideal para el propósito de reserva de valor. Sin embargo, pese a sus similitudes, ambos activos cuentan con diferencias importantes. Con frecuencia, se presentan como rivales, pero, en el fondo, no lo son. ¿Por qué? 

Hace unos días, el empresario estadounidense y celebridad, Mark Cuban inició una candente discusión con el detractor de Bitcoin y el escarabajo del oro, Peter Schiff, sobre la supuesta muerte del oro. Según Cuban, Bitcoin y Ethereum son potenciadores, pero el oro está “muerto”. Según Schiff, las compañías de Wall Street son tontas al comprar Bitcoin. El oro es la única reserva de valor posible, y Bitcoin es simplemente una burbuja especulativa pasajera. En mi opinión, ambas partes se equivocan. 

Sigue leyendo: ¿Por qué MasterCard adoptó Bitcoin?

La comparación en estos términos entre ambos activos es inadecuada. Estamos hablando de peras y manzanas. A pesar del uso frecuente de la metáfora “oro digital” en el debate, la verdad es que casi nadie ve a Bitcoin como el oro. El oro es un activo sumamente conservador. Lo que implica que es sumamente líquido, estable y aburrido. Pese a ser el activo favorito de los libertarios de la vieja guardia, el oro es un instrumento estrechamente vinculado a los Gobiernos. A menudo se vende la idea de una supuesta independencia del oro con respecto a los Gobiernos. Pero esta supuesta independencia es bastante ilusoria. De hecho, los principales tenedores de oro del mundo son Gobiernos. 

Bitcoin, por otro lado, es un activo completamente diferente. Es un mercado menos líquido, mucho más volátil, y bastante más inmaduro. Es algo nuevo. De regulación ambigua. Y es un mercado dominado por el capital minorista. Sin embargo, en los últimos años, el capital institucional ha incrementado su presencia notablemente. Ahora bien, Bitcoin es un activo mucho más riesgoso que el oro. Pero he ahí su principal atractivo. Los compradores de Bitcoin no están comprando Bitcoin precisamente por su estabilidad. Lo hacen por su rentabilidad. Bitcoin es un activo especulativo sumamente agresivo. Y el oro es un activo (especulativo) mucho más conservador. 

Peter Schiff es obviamente un sujeto ultra conservador. Su enemistad con Bitcoin está vinculada estrechamente con esa visión ultraconservadora suya. El oro es un activo que gira alrededor del miedo. Y Bitcoin es como lanzarse en un paracaídas. En lo personal, no me sorprende que tantos escarabajos del oro sean detractores del Bitcoin. Es natural. El oro busca su legitimidad en su larga historia y en sus propiedades físicas. Por ende, la mente conservadora es escéptica de lo nuevo y digital. Los ultraconservadores no ven más allá de lo tradicionalmente válido. Y normalmente recurren al dogma para justificar sus posiciones. De hecho, Peter Schiff no cree en casi nada. No cree en Wall Street, no cree en el dólar, y no cree en Bitcoin. Solo cree en el oro. Estamos ante un sabelotodo de mente cerrada. 

Sigue leyendo: Nuestros próximos mejores amigos: Los bancos

Sin embargo, el oro como reserva de valor también es una abstracción. Los europeos que llegaron al recién descubierto continente americano vieron al oro de una forma completamente distinta a la población local. Los ingleses que llegaron a las costas chinas en el siglo XVIII y XIX no podían usar sus monedas de oro para comerciar por el simple hecho de que los chinos no reconocían su valor monetario. Entonces, usaron opio como medio de intercambio. En fin, el oro también es una abstracción. Porque su verdadero valor como medio de intercambio yace en el ojo humano. El valor es un fenómeno esencialmente subjetivo. El sustrato puede ser la palabra, un metal, una piedra, un número o un código. No importa el canal. Lo importante es el mensaje. Porque estamos ante un fenómeno muy humano. Eso es lo que Peter Schiff no termina de entender. 

Entre las cosas que Robinson Crusoe pudo rescatar del barco durante su naufragio, se encontraba un baúl repleto de monedas de oro. Durante todos los años que Robinson pasó en la isla desierta, no le encontró una utilidad práctica a ese oro. De hecho, una vez rescatado, ya en el barco, se acordó tardíamente que había olvidado ese baúl en la isla. Aquí el autor no está indicando que el dinero es un fenómeno esencialmente social. 

El término “burbuja” se usa con mucha frecuencia para indicar que el precio de un activo está siendo impulsado por elementos meramente subjetivos. En otras palabras, el mercado está siendo irracional con respecto a una valoración. Sin embargo, se abusa bastante del término “burbuja”. Porque se nos olvida que toda valoración contiene una fuerte carga humana. Es decir, toda valoración es un pacto social. El oro es valioso, porque creemos que es valioso. Bitcoin es valioso, porque creemos que es valioso. Pareciera seguir una lógica circular. Sin embargo, así es cómo funciona el valor. Las valoraciones no siempre siguen una lógica convencional. ¿Qué vale más? ¿Un litro de agua o un diamante? ¿Un Picasso o una tonelada de alimentos? ¿Quién gana más dinero? ¿Un futbolista o un enfermero? 

Sigue leyendo: El ataque de los Gobiernos: ¿Todos contra Bitcoin?

A Peter Schiff le parece absurdo que un código tenga más valor que un metal con aplicaciones prácticas. Es absurdo, si tenemos una visión ultraconservadora de las cosas. Para el hispanohablante, el idioma chino podría parecer una serie de sonidos sin sentido alguno. Sin embargo, eso no quiere decir que los chinos sean tontos por comunicarse con “sonidos sin sentido”.  Los idiomas al igual que el dinero son pactos sociales. Los hispanohablantes están suscritos al sistema simbólico comúnmente llamado “castellano”.  Y los chinos a uno llamado “mandarín” o “cantones”. Son sistemas de reconocimiento. Si estas adentro, entiendes. Si no estás adentro, no entiendes. 

El oro es valioso. Bitcoin es valioso. Pero, para mí, Bitcoin es más valioso, porque en lo personal no sé mucho sobre el comercio de oro. Es decir, no sabría qué hacer en el caso de que me paguen algo con oro. Mientras que con Bitcoin no tendría problema. En el caso de Schiff, tal vez pase lo contrario. 

Ahora bien, dudo mucho que el oro muera. Y dudo mucho de que Bitcoin sea una inversión de tontos. Son dos mercados. Y pueden llegar a coexistir. Pienso que son cosas muy distintas. Y la comparación es bastante necia. En un portafolio de inversiones, el oro podría dar estabilidad y Bitcoin podría dar crecimiento. En este contexto, no son rivales. De hecho, son completos. La vida de uno no implica la muerte del otro.