¡Ahora sí cree en Bitcoin!: ¿Por qué el cambio de corazón de Jordan Belfort?

La semana pasada la prensa cubrió el cambio de corazón de Jordan Belfort “El lobo de Wall Street” con respecto a Bitcoin. Es decir, Jordan se retracta, admite su error y ahora predice que el precio de Bitcoin será de 100 mil dólares para este año. Pasó a ser un creyente después de haber sido un súper oso. Casi todos conocemos la historia de Jordan Belfort. Estuvo en prisión por fraude bursátil y lavado de dinero en 1999. Y luego salió la película de Martin Scorsese protagonizada por Leonardo DiCaprio sobre su vida. Una historia de ascenso, excesos y caída. No un ejemplo a seguir. Pero nadie puede negar que Jordan es un hombre de increíble talento. ¿Por qué no vio a Bitcoin? 

Bueno, debemos reconocer que el Bitcoin de hoy no es el mismo que el Bitcoin de años anteriores. Todos los que compramos Bitcoin en temporadas anteriores asumimos un gran riesgo. Claramente fue un acto de fe. Ahora es fácil decir que siempre tuvimos razón. Pero eso no fue tan fácil durante los primeros años. En lo personal, conocí Bitcoin en el 2015. Y la comunidad de entonces estaba repleta de radicales. La corriente libertaria tenía el control casi absoluto de la narrativa. Es decir, lo que uno escuchaba por todos partes era pura retórica antisistema cargada de resentimiento y rabia. Se predecía el colapso del dólar, el fin de la banca y la utopía libertaria. Hablar de KYC era casi una blasfemia. Y hablar de servicios de custodia era casi una calamidad. Los gurús del momento eran Roger Ver, John McAfee y Andreas Antonopoulos

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Invertí en Bitcoin por razones meramente financieras, porque vi el potencial del activo, e ignoré toda la palabrería política de las voces más públicas. Comprendí perfectamente que mucho de lo que se decía eran delirios irrealizables. Pero asumí el riesgo, porque me fijé en los hechos más que en el discurso. Bitcoin siempre se ha comportado como un activo especulativo. Y la mayoría de sus inversores compran principalmente por su rentabilidad. El precio es la motivación. Si bien es cierto que muchos jóvenes se volvían radicales en cuestión de meses por absorber como una esponja el discurso de los criptolibertarios, también es cierto que la gran mayoría de los nuevos inversores eran especuladores sin más ideología que hacer dinero. 

La meta de hacer dinero podría resultar innoble para muchos lectores. Sin embargo, en mi opinión, no lo es. Es perfectamente válido usar un activo escaso como reserva de valor. No hay nada innoble en eso. Ahora bien, el bitcoin ideológico siempre ha estado en batalla con el bitcoin pragmático. El ideológico ganando en twitter y en Youtube, pero el pragmático ganando en la práctica. En otras palabras, hay muchísima falsedad en este espacio. Influencers, por ejemplo, hablando de descentralización radical, pero invirtiendo, por otro lado, en sistemas centralizados. Hablando pestes del dólar, pero ricos en dólares. O sea, creando una brecha gigantesca entre lo que se dice y lo que se hace. 

En el 2017, la mayoría de los proyectos eran basura y el mercado era dominio casi exclusivo de los minoristas. La narrativa aún estaba plagada de puras tonterías y la comunidad vivía mayormente en el país de la fantasía. Esto ha cambiado bastante. Hoy tenemos un Bitcoin muchísimo más realista. Por ende, uno muchísimo más factible. El resentimiento y la rabia están pasando gradualmente a un segundo plano y lo que tenemos es una gran integración. Los bancos, los grandes fondos y las grandes compañías han mostrado un gran interés en Bitcoin. Están invirtiendo. Y ya son parte de la comunidad. No ven a Bitcoin como una amenaza. De hecho, ven a Bitcoin como un activo de gran potencial. El usuario, por otro lado, lo que quiere son mejores productos y mejores aplicaciones desde la comodidad de sus teléfonos. Así de sencillo. Nada de radicalismo. El radicalismo maximalista está siendo empujado a una esquina.  

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La vena anarquista aún es fuerte. Pero las principales criptoempresas saben muy bien que deben aceptar ciertas regulaciones para poder acceder a los grandes mercados. El radicalismo se ha concretado en individuos y pequeños proyectos. Las grandes, sin embargo, han escogido ajustarse a las reglas. Las firmas que quieren operar en los grandes centros financieros como Nueva York, Frankfurt, Londres o Tokio deben cumplir con la normativa. El pequeño gran detalle es que los grandes capitales se encuentran ubicados en esas jurisdicciones. Entonces, para captar capital institucional es necesario dejar el anarquismo. 

Recuerdo las entrevistas de Jordan Belfort en relación a Bitcoin. Predecía una prohibición que no se ha dado. Pero no se ha dado, tal vez, porque las principales criptoempresas se han ajustado a una regulación. Además, muchos bancos, fondos y compañías están invirtiendo en Bitcoin. No solo están entrando a la comunidad. También están comprando las principales criptocompañias. Lo que quiere decir que hay un interés generalizado por Bitcoin. El sistema mismo apoya a Bitcoin. Entonces, nadie está presionando a los políticos en su contra. En fin, son tiempos difíciles para los maximalistas.

Jordan Belfort, obviamente, está viendo ahora un panorama completamente distinto al visto en el 2017. En el 2017, vio una moneda rebelde, buscando abolir el dólar, apoyada por anarquistas. Hoy ve un activo en crecimiento apoyado por los bancos, los grandes fondos, las grandes compañías y el público. 

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Bitcoin no es solo un código. El código lo puede clonar cualquiera. Bitcoin es una construcción social. Y las construcciones sociales cambian de configuración. Ya no es el Bitcoin de Roger Ver o John McAfee. Son tiempos difíciles para los maximalistas. Porque el Bitcoin de hoy es el Bitcoin de Tesla, PayPal, MicroStrategy, Fidelity y los fondos de cobertura. Es un Bitcoin mucho más institucional. 

Obviamente que Jordan Belfort no es dueño de la verdad. Es un sujeto falible como cualquiera. Bien sabemos que es un vendedor talentoso, pero eso no implica que sea un experto en todas las materias. Sus críticas pasadas eran la opinión de un hombre. Al igual que su último cambio de corazón. Claro que tuvo el valor de cambiar de opinión. Cosa que no siempre es fácil. Un aplauso para él.

 Ahora bien, este cambio demuestra el enorme cambio de Bitcoin como un todo. El Bitcoin de hoy es un activo más sólido y comprobado. Es decir, ya cruzamos el Rubicón. Aún nos falta mucho, pero hemos avanzado mucho. Bitcoin ya no es un pequeño movimiento libertario/anarquista repleto de chiflados. Bitcoin es ahora un activo de clase mundial.